Milkshake

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Desperté con una sensación extraña y fría en mi cara. Mi alarma no estaba sonando de la misma forma a como estaba acostumbrada. Me costó unos segundos comprender lo que estaba pasando. Hasta que un graznido fuerte y claro se escuchó desde la puerta.

-¡AAAAAH! - Grité con todas mis fuerzas y terror. ¡HABIAN PATOS! ¡PATOS POR TODOS LADOS!

Me levanté rapidamente para ver la puerta de mi cuarto abierta y dos, no tres, no cuatro patos en el la habitación, dos de ellos en mi cama, uno en mi silla y el otro (un patito bebé muy tierno a decir verdad) en mi mesa de dibujo.

-AURORAA- Volví a gritar como desquiciada.

Al instante una chica de baja estatura y muy rubia entró apresuradamente a mi cuarto con una jaula para animales, tomando a cada pato para luego ponerlos en esta.

- Lo siento, Nov. Me había olvidado de contarte que iba a traer a la familia que estoy cuidando. - Atinó a decir la rubia mientras tomaba al mas pequeño en sus brazos.

Mi amiga era veterinaria y como toda veterinaria, trabajaba con animales en distintos lugares de la ciudad, entre esos lugares, nuestro hogar.

-¿Son una familia?- Pregunté curiosa mientras salía de mi cama para comenzar el día.

-Si, los padres, el hermano mayor y el mas pequeño. Son una familia completa- Contestó señalando uno por uno a los pequeños amiguitos - De nuevo, perdón por esto, la próxima no me olvidaré de avisar que traigo animales.

-No pasa nada, Au. Cambiar la rutina de vez en cuando no está nada mal, al contrario - Intenté consolarla de alguna forma. Aunque no era mentira que quería cambiar mi repetitiva rutina a algo mas divertido. Y los patos eran de gran ayuda. - Avisame si les encuentras un hogar, sino, me ofrezco a ayudarte.

-Gracias, Novita- Dijo finalmente dedicandome una sonrisa y retirandose con los pequeños amiguitos, dejandome sola en mi habitación, como estaba en un principio.

Miré mi celular para poder calcular el tiempo que tenía libre hasta ir a la tienda.

¡¿9:30?! No es posible!!

Solo tenía media hora para entrar a trabajar y apenas si estaba vestida.
Sin darme cuenta, mi piloto automático interno se activó, realizando lo mas rapido posible todas las tareas que tenia pendientes hasta llegar a mi trabajo.

Podría estar vestida con ropa que no combinara (habia agarrado lo primero que vi) o no tener un muy buen aliento. Pero habia hecho todo (bueno, casi todo, quizá me habia olvidado de cepillar mis dientes, pero perfectamente lo arreglé con unas pastillas de menta. ) y hasta habia logrado llegar cinco minutos temprano.

Mi trabajo es muy simple pero muy complicado a la vez. Soy cajera en una cafetería, eso significa que debo saber los precios de las distintas bebidas del local y poder hacer cuentas rápidas para los clientes. Lo cual para este pobre ser a quien desde pequeña le han costado las matemáticas, es una tortura y una vergüenza. Aunque por suerte, aprendí a tener una calculadora siempre a mano y saberla disimular, no creo que sea muy profesional de mi parte, pero todo sea por no dejar a los clientes esperando, no es asi?

Me puse mi delantal rosa chillón y mi gorrito haciendo juego y comencé mi horario laboral de cuatro largas y tortuosas horas atendiendo personas, esto, en realidad es lo que si me gusta de este trabajo, ya que suele ser muy interesante interactuar con gente de varias edades. En solo una hora es posible hablar de la zona con alguna señora mayor o hasta de ayudar en historia a una niña escolar (Haría su tarea mientras compraba, supongo).

Soy el tipo de persona que cree que las cosas no pueden ir siempre bien. Creo que cuando todo va muy bien o de una forma tranquila, algo malo debe pasar para arruinarme el dia.
Y fue lo que pasó.

Todo iba de maravilla hasta que la campanita de la puerta sonó por milésima vez y una persona se paró frente a mi del otro lado de la caja.

-Hola, quiero un café solo, Rousseau.

Mi corazón paró de latir de repente y un miedo invadió mi cuerpo al mismo tiempo que él terminaba de hablarme.
Ni siquiera tuve que verle para saber como estaría vestido. Llevaba puesta su clásica camisa negra - mi favorita en algun tiempo pasado- con los primeros botones desprendidos y unos jeans apretados del mismo color.

-¿Qué buscas, Enzo?- Le contesté de forma seria y cortante como él solía hacerlo conmigocuando estabamos juntos.

-Hablar contigo, es urgente- Dijo fingiendo de forma muy evidente una sonrisa.

No.
Pensé rapidamente en una excusa para que se marchara de la cafetería. Vi rapidamente la hora en mi celular -12.50- y no dudé en usarlo como protección.

-Veo que es serio el asunto, mi turno todavia no termina. ¿Podrías irte y volver a las 14hs? Te prometo que hablaremos.

-Bueno, está bien. - Accedió finalmente- Esta será la ultima vez, lo prometo- Dijo intentando sonar creible y convincente.

Pero ambos sabíamos que seguramente no sería asi. Nunca cumplía sus promesas.

Eso lo tenía mas claro que el agua, me lo había enseñado muy bien.

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⏰ Última actualización: Jan 01, 2023 ⏰

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