Las flores del mal

75 6 2
                                    

-Hermosa, dócil, con gracia , elegancia y demás  eran unas de las tantas cosas que había que destacar de Camelia, al menos así fue como la conocí.

Un hombre con una tableta y un mini teclado en donde escribía  todo los que escuchaba, se acomodó las gafas, miro al otro hombre que aún goteaba después de haber saltado al gran caudal, del que fue rescatado a tan solo unas horas, -¿Como fue su primer encuentro?.

-¿Necesita saberlo?

-¿Entiende porque está aquí?, Entre más información nos otorgue, más se ayudara así mismo.-bebió un poco del café desabrido-¿Cómo conoció a Camelia?

-Fue como cualquier otro encuentro, uno dice hola a una chica linda, sabe, con el valor del alcohol uno se llena de valentía. Entonces todo sucedió tan tapido que cuando me di cuenta tenia un picahielo cerca de mi abdomen.

-Explique.

-Salimos del bar, queríamos algo más que solo bebidas, era la madrugada. Caminamos unas cuantas calles cuando unos sujetos se nos acercaron, o al menos eso creí a simple vista.

-¿Qué eran?

-Eran más como Camelia, me subieron a un vehículo me sedaron y cuando abrí los ojos una de ellas me estaba amenazando con un pica hielo, “Debemos matarlo”,

“Hay que replantear todo”, son algunas de las palabras que dijo. Al parecer su objetivo no era yo, se habían confundido. Margarita defendió mi vida, alegando que yo era una vida inocente y que simplemente estaba en el lugar y momento equivocado.

Rosa, era quien me amenazaba, ese picahielo en su mano pegaba mucho con su nombre, hermosa, pero espinas. Azucena fue quien ideo todo el plan y en una esquina estaba agonizando por su fracaso. Jazmín la consolaba, de todas era la más joven.

-¿Como supo sus nombres?

-Así era como cada una de ellas se identificaban. Después de meses de estar a su lado me acostumbre a llamarlas así, ni siquiera sabía si tenían un nombre diferente, pero no interesaba mucho en conocer los auténticos, para mi ellas portaban sus nombres reales.

-¿Porque paso tanto tiempo con ellas?

-Eso aun no lo sé, sé que después del secuestro, me dieron la opción de liberarme, pero realmente…¿ir a dónde?, yo no tenia un lugar al cual regresar, mis ultimas ganancias se habían ido en aquel bar, la renta del cuarto donde me hospedaba hace semanas lo había dejado de pagar, no tengo familia a la cual recurrir Preferí ponerme al servicio de aquellas flores -tomo un poco de agua- no me juzgue, soy un hombre que busca soluciones rápidas sin pensar mucho.

-¿entonces prefirió ser un asesino?

Se levanto y con ambas manos en puño golpeo la mesa que hizo retumbar los vasos de papel ecológico que había sobre la mesa-¡Yo no mate a nadie!

Un guardia de seguridad que todo el tiempo parecía una estatua colocada en una de las esquinas, corrió rápidamente al hombre y lo sometió.

-Yo solo me volví su chofer, ellas iban y cumplían con lo que tenían que hacer, yo solo las llevaba, nunca mate a nadie

El hombre de las gafas acostumbrado a tratar con criminales siguió con su interrogatorio- Muy bien, recapitulemos hasta ahora. Nombre Jacinto P., se le involucra en diferentes crímenes, asaltos y asesinatos, cuando nuestros agentes fueron a detenerlos, todos ustedes subieron a una camioneta, aceleraron y poco después se le encontró con vida en el rio.

Lagrimas se desbordaron del criminal, al recordar aquel hecho lamentable.

Como en una canasta metálica, en donde preciosas flores reposaban, se hundían en el agua, perpetuando para siempre su juventud y hermosura.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 17, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Hojas de papel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora