---Era un día común, uno más en la rutina de mi vida. Estudiaba, entrenaba y visitaba a mi novia siempre que podía. Mis entrenamientos de boxeo eran intensos, no solo practicaba el deporte, sino que también lo enseñaba. Ahora que lo pienso, tal vez me estaba excediendo un poco. Al final del día, me sentía exhausto; no, no exagero al decir que acababa completamente agotado. Sin embargo, no dejaba de hacer ninguna de mis actividades, ya que todas eran una parte fundamental de mi vida.
Al día siguiente, tras haber descansado lo suficiente, fui a estudiar con Mía. Ella es una persona increíblemente inteligente, y me ayuda siempre que lo necesito. Por supuesto, yo también le ayudo a comprender algunos temas que domino. Así nos apoyamos mutuamente, una dinámica que hemos mantenido desde segundo de secundaria. Nos conocemos tan bien que podemos interpretar el significado de cada uno de nuestros gestos. Por ejemplo, cuando algo le molesta, su mirada se inclina hacia abajo, evitando el contacto visual con la fuente de su molestia. También sé que cuando quiere hacer algo conmigo, siempre me toma de la mano y se sonroja ligeramente. He tenido parejas antes, pero ninguna se compara a ella. Su manera de ser y su amabilidad son cualidades que valoro profundamente.
Al día siguiente, tenía una pelea crucial. Todos mis compañeros, mis padres y, por supuesto, Mía, estarían presentes. Estaba seguro de que ganaría; tenía plena confianza en ello gracias al apoyo de mis seres queridos. Por ahora, necesitaba descansar, pues ¿de qué serviría su apoyo si yo estaba agotado?
Esa misma noche...
—¿Por qué... hace tanto calor? —murmuraba Frank, mientras su voz se tornaba cada vez más tenue y comenzaba a sudar.
Cuando despertó al día siguiente, se dio cuenta de que algo había cambiado.
—Vaya, en la noche hacía un calor... ¡¿Qué le ha pasado a mi voz?! —exclamó Frank, al notar que su voz ahora sonaba femenina.
Se levantó de la cama con rapidez y se dirigió al espejo. Al verse, se dijo a sí mismo:
—Esto, esto debe ser un sueño, un maldito sueño. Ayer era un hombre y ahora mi cuerpo es el de una mujer. No es que me moleste tanto, pero...
Se pellizcó para comprobar si estaba soñando. El dolor le confirmó que todo era real. Miró hacia abajo y vio que su cuerpo ahora tenía una figura más voluptuosa. Continuó hablando, esta vez con una mayor preocupación:
—... Aunque, sí se nota el cambio.
Frank se recostó en la cama para intentar relajarse y tratar de dormir un poco más, pero recordó que ese mismo día era la pelea. Entró en pánico al no encontrar una forma lógica de explicar su transformación y comenzó a buscar maneras de justificar lo ocurrido. Sin embargo, cada explicación que se le ocurría parecía más ilógica que la anterior. Entonces pensó en pedir ayuda a Mía, quien, siendo muy inteligente, podría idear un plan creíble. Pero, ¿cómo le explicaría su repentino cambio de apariencia? No lo sabía. Solo esperaba que al hablar con ella, pudiera reconocerlo.
Decidido, se puso un suéter grande que lo cubría bien y se dirigió a donde estaba Mía. Al tocar la puerta, ella preguntó quién era. Frank le dijo que era difícil de explicar y que necesitaba su ayuda.
Mía dudó un momento, pero algo en su interior le decía que debía ayudarle, así que le abrió la puerta.
—¿Qué sucede? ¿Por qué necesitas mi ayuda? —preguntó Mía, con un tono ligeramente confuso.
Frank entró, visiblemente nervioso, especialmente cuando notó que Mía lo miraba detenidamente. Finalmente, decidió revelar su identidad. Mía empezó a reír, sorprendida por lo increíble de la historia que escuchaba. Frank continuó:
—Soy yo, créeme. Sé que eres una chica muy inteligente, capaz de encontrar una respuesta para todo. También sé que solo muestras tus sentimientos abiertamente con las personas en quienes confías...
Mientras Frank hablaba, Mía confirmaba que era su novio. Sin decir nada más, lo tomó de las manos y le preguntó:
—¿Sabes qué te pasó o quién te hizo esto?
Frank negó con la cabeza. Mía entonces le dijo:
—Ve a darte un baño mientras yo cancelo el evento.
Frank preguntó qué les diría, a lo que Mía respondió que diría que había sufrido un accidente y que se tardaría un tiempo en recuperarse. Frank, con una sonrisa, le dijo:
—Por eso te amo, siempre me ayudas.
Mía, sonrojada, respondió con una risa ligera:
—Siendo completamente heterosexual, se siente raro viniendo de una chica.
Frank se dirigió al baño. A pesar de lo incómodo que era para él ver el cuerpo de una mujer, especialmente cuando comparaba con el de su novia, logró bañarse con esfuerzo. Cuando salió, Mía le había preparado algo de ropa y maquillaje.
—Como hombre te vistes bien, pero como mujer, realmente necesitas ayuda. Ponte esto; cuando termines, iremos a comprarte algo que se ajuste a tu talla. Esto es lo más grande que tengo —le dijo Mía.
Tras vestirse, Mía empezó a ayudarle con el maquillaje. Mientras lo hacía, notó que el rostro de Frank, aunque con facciones femeninas, le era sorprendentemente familiar. Mía se quedó mirándolo durante un rato, tratando de confirmar lo que pensaba.
Cuando terminó, Mía le preguntó:
—¿Qué sentiste cuando ocurrió... esa transformación?
Frank, algo confundido, respondió:
—Mucho calor y náuseas al despertar... ¿Por qué lo preguntas?
Mía, pensativa, respondió:
—Creo que tengo una teoría sobre lo que pasó. Claro, no puedo asegurar nada, pero podría ser posible...
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(I think) this is not me
RandomUn joven universitario el cual es muy apuesto y hábil en cuanto a los deportes rudos como el boxeo y le encanta dibujar , un día despierta convertido en una chica , esto trae sus ventajas y desventajas, su novia la cual es una chica muy agradable le...