Capítulo 19: ¿Valiente o rebelde?

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Alina.

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—Mi hija no paraba de parlotear sobre ti —apoyé mi rostro sobre mi mano, escuchando con atención al hombre—, decía y gritaba: "¡Parece una protagonista de libro!" —reí con él—. Creo que todas te consideran una chica de libro.

—¿Usted cree? —inquirí sonriente.

—Te lo diré tal cuál me lo dijo mi hija —aclaró su garganta—: "Pa' ella tiene la suerte del mundo. Dime, ¿acaso no parece de libro ser una chica común y enamorar al cantante más codiciado por todas?, es la envidia de todas. Matthew la conoció por casualidad y se flechó de inmediato, ¿no es buena trama para un libro?"

Contuve una risa cuando agudizó su voz solo para imitar a su hija.

—¿Qué edad tiene?

—Diecisiete —respondió reduciendo la velocidad del auto—, apenas los cumplió.

Me imaginé a mi yo de esa edad, habría actuado igual que ella. Si Matthew hubiese conocido a otra fan, si la hubiese pretendido y buscado tantas veces yo también me pondría celosa.

—Estas viviendo el sueño de muchas adolescentes —bromeó con tono cantor.

—Ya lo creo.

Era un sueño, sí, pero ahora parecía todo un laberinto, cada que tomaba una dirección parecía ser errónea, no podía llegar a la salida sin conocer los misterios de Matthew en el proceso.

—Hemos llegado, sana y salva —detuvo el taxi frente a un hotel que estaba a dos calles del verdadero hotel donde estábamos hospedados.

—¿Cómo se llama su hija?

Dejé de mirarlo cuando reconocí una camioneta, William iba de piloto y Matthew de copiloto. No pude ver quienes más iban pero sabía que debía frenarlos, me enderece y rápidamente apreté el botón del volante para hacer sonar la bocina.

El señor se encogió en su lugar, mirando la camioneta, William miro a nuestra dirección, al verme frenó en seco; Matthew miro por inercia al taxi, nuestras miradas conectaron y pude ver como sus orbes oscuros reemplazaban su furia por calma.

Bajó de la camioneta a pesar de que William la estaba estacionando.

—¡Está loco! —chillé asustada.

Rápidamente baje del taxi, dejando la puerta abierta en el proceso, le di la vuelta al auto y corrí hacia el castaño, me recibió de inmediato en sus brazos, uniendo nuestros cuerpos con firmeza.

—Matthew estás loco —me aparte de él y golpeé su brazo—, pudieron haberte atropellado o matado.

—Estoy bien, necesitaba comprobar que eras tú —tomó mi rostro, analizando mi rostro varias veces—. ¿Tú?, ¿estás bien?

¡Hey, 60544!: EMISORA.EN EDICIÓN.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora