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Nathaniel Parker

Me tiré a la cama agotado. Ya había rechazado un par de veces quedar con Máxime y hasta una vez con Jacob. No creía que JP me fuese a preguntar algo pero era obvio que con Max no correría la misma suerte.

Aún no conseguía sacarme a Carmiña de la cabeza. No sólo porque estuviese muerta, también porque no me habían contado nada. Me habían robado todas mis oportunidades de aprovechar sus últimos momentos. Por eso mismo las cosas se abía vuelto más tensas en casa; no les había dirigido la palabra y ellos no habían interrumpido mi “tranquilidad

Sin embargo, no pasé mucho más tiempo pensando en eso. Estaba demasiado cansado y el sueño, al final, me pudo.

Cuando me desperté al día siguiente estaba casi más agotado que al dormirme

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Cuando me desperté al día siguiente estaba casi más agotado que al dormirme. No tenía ganas de nada y menos de volver a clase. Incluso me plantee quedarme todo el día donde estaba. Aún así, acabé por levantarme.

Una vez preparado me asomé a la ventana. Vi que Max me esperaba. Yo, al no querer ni su compañía esperé a que se fuera para salir de casa.

Recorrí el camino completamente solo y, por primera vez, agradecí la ausencia de Max en la clase.

Pero, si quería estar solo eso no duró mucho. JP no tardó un segundo en acercarse a mí.

–Hola –dijo él tímidamente, él también abía notado que estaba raro.

–Adiós –le respondí. Me daba igual quien fuera, quería estar solo. De todas formas me dolió decirlo.

Él se fue extrañado y no volví a hablar con nadie. Hasta me las arreglé para ir a casa solo.

Y una vez en mi casa, cuando creía que ya me abía librado de ellos, el timbre sonó.

Mis padres se adelantaron para abrir la puerta. Diez segundos después habían entrado en mi cuarto por primera vez después del sábado.

–Pregunta por ti –dijo mi madre

¿Max? ¿Acaso Max había venido a hablar conmigo?

Me dirigí a la puerta sin mirarla a los ojos y cuando vi que figura estaba plantada en la puerta, me quedé de piedra.

Era JP, debía haberme seguido hasta aquí.

–Hola –comenzó a decir– Quería hablar contigo

Acepté de mala gana, algo incómodo, y fuimos a mi cuarto. Todo sería triplemente incómodo con mis padres delante.

–¿De qué querías hablar?

–Estabas raro en clase –empezó–. Me preguntaba si pasó algo el otro día, no quiero llevarme mal contigo pero... No sé, creo que no hice nada mal...

–No es tu culpa –interrumpí. No soportaba que pensara eso–. Esto no tiene nada que ver contigo.

Él me miró a los ojos y pude ver qué estaba más tranquilo.

Nate x JP, un amor de incógnitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora