Capítulo 04.

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...

Estaba intentando procesar todo, ¿Hasta dónde había llegado?

María José siempre fue mi amor platónico, por así decirlo, y que de repente me encuentre aquí tan cerca de ella es lo más loco que puede suceder en este estúpido mundo.

El problema era que soy la persona más tímida que existe y lo vengo descubriendo ahora. Es decir, ¿Cómo salgo de este baño para luego hablar con ella y no morir en el intento?

-Dani- hizo una pausa- Daniela... saldré un momento porque olvidé firmar unos papeles de ingreso en administración. Volveré en un rato, por si sales y no me ves- habló detrás de la puerta.

En un impulso abrí la puerta para verla una última vez antes de que saliera de la habitación.

-E...está bien, nos vemos en un rato- sonreí intentando parecer calmada.

Ella asintió viéndome algo extrañada pero finalmente salió de la habitación.

Esta mujer con el solo hecho de existir me volvía loca.

No lo dudé ni un segundo y en cuanto pude busqué mi teléfono para hacerle videollamada a Paula y Laura.

-NO SABEN TODO LO QUE ME ACABA DE PASAR, SIENTO QUE ME VA A DAR UN PATATÚS AQUÍ- Dije estresada apenas atendieron.

-Hola linda, si, que bueno que estás bien. Nosotras también también estamos muy bien, gracias por preguntar, que atenta eres- respondió Lau en un tono sarcástico.

-NO TENGO TIEMPO PARA ESAS COSAS, SOLO QUIERO QUE LA TIERRA ME TRAGUE- Escondí mi cabeza en la almohada.

-Dios santo, pero termina de contar el chisme- esta vez habló Paula para apurarme.

-Okey... La cosa es que ya llegué a la Universidad- suspiré.

-¿En serio? No nos habíamos dado cuenta, pensábamos que seguías aquí en Colombia viendo televisión en la sala junto a tu mamá- Pau soltó una carcajada como si el chiste de Laura fuera lo más gracioso del mundo.

-¿PERO ME DEJAS TERMINAR DE CONTAR LO QUE ME PASÓ?- Alcé la voz nuevamente.

-Okey, okeey... No te molestes, amargada.

Luego de eso les conté todo, cada detalle. Desde el momento en el que hice el ridículo con Johann frente a ella hasta hace unos minutos cuando salió de la habitación.

-¡Que vivan las novias, carajo!- gritó Lau.

-¿Novias? Ojalá. Seguramente fue a pedir que la cambiaran de habitación para no tener que estar conmigo, es que realmente no sé qué me pasó, yo... Estaba tan nerviosa.

-Eres la mujer más pesimista que conozco en el mundo, Daniela. Todavía no sé cómo llegaste a esa universidad para estudiar con ella con esa actitud que tienes- Pau rodó los ojos.

-Y es normal que te pongas nerviosa, desde tu adolescencia andas loquita por ella. ¿Acaso no lo recuerdas?- Laura complementó la conversación.

Asentí con un puchero en mis labios.

-Solo... Trata de ser natural, no aparentes algo que no eres cuando hables con ella y que pase lo que tenga que pasar, ¿okey?

-Está bien mamá- respondí bromeando.

Después de que me contaron su día, cortamos la llamada. Esas chicas siempre eran mi polo a tierra.

Estaba aburrida y obviamente no tenía tareas que hacer para distraerme porque acababa de llegar a la Universidad y era Domingo, así que decidí ir a buscar a Johann y charlar con el un rato, al fin y al cabo además de María José... Él era al único que conocía en ese lugar.

(...)

-¿En dónde está ese chico?- susurré a mi misma mientras lo buscaba con la mirada en la cafetería.

-¡Callesita, estoy aquí amor mío!- Gritó desde una mesa que se encontraba en el centro junto a unos chicos que estaban charlando con el.

Caminé para acercarme.

-No me llames así, ahora van a creer que entre nosotros hay algo extraño, tonto- susurré mientras me sentaba a su lado.

-Oh no, chicos... No se preocupen, Calle y yo no somos novios, es decir, un día nos casaremos... Pero aún falta mucho tiempo para eso- se dirigió a las personas que estaban frente a él.

-Ni en tus sueños me casaré contigo, para eso tengo a Mar...- abrí más de lo normal mis ojos, procesando lo que iba a decir frente a todos ellos.

Ya no estás en Colombia, Daniela. Aquí hay gente que conoce directamente  a Poché- pensé.

-¿Para eso tienes a quién?- Una voz que me hizo sentir escalofríos se escuchó a un lado nuestro.

Ahí estaba, como si la hubiera invocado.

-Ouuh, ¿te refieres al amor de tu vida? La persona de la que me hablaste en el avión- Johann habló luego de algunos segundos en los que todo se quedó en silencio.

-S...si, esa persona- fruncí mi ceño desviando mi mirada a la mesa.

-¿Y quién es, Dani? ¿Estudia aquí?- preguntó Majo nuevamente de una manera muy tierna mientras se comía su helado de chocolate.

-Saliste más chismosa de lo que parecías en las películas, Pochas- Johann movió sus cejas bastante gracioso intentando molestarla.

-Y tú saliste más viejo verde con la pobre Daniela de lo que ya normalmente eres, Vera- Respondió con una mueca.

-Espera... ¿Ustedes se conocen?- fruncí mi ceño y los miré a ambos.

-Algo así, nuestros padres son amigos- El castaño respondió espontáneamente mientras yo me hundía en el mar de pensamientos que había en mi cabeza.

Gracias al cielo no le conté a Johann en el avión que María José era una de las razones por las que me encontraba aquí, sino no quiero imaginar lo que habría pasado.

-Oh, entiendo- asentí.

(...)

-Dani, acompáñame a inscribirme en las actividades extracurriculares y así aprovechas y te inscribes tú también- María José me tomó de un brazo suavemente mientras caminábamos junto a Johann y sus amigos, quienes también eran amigos de la más bajita.

Por un momento me quedé pensando en qué responder, ¿Y si salía corriendo y evitaba pasar vergüenza frente a ella?

-¿Daniela?- volvió a preguntar luego de esperar por un rato mi respuesta.

Estábamos estáticas en un solo lugar mientras los demás avanzaban, por lo tanto, el pasillo se había quedado completamente solo.

Cuando pensé en escapar de ella, el consejo de mis amigas vino a mi mente.

Solo... Trata de ser natural, no aparentes algo que no eres cuando hables con ella y que pase lo que tenga que pasar

Respiré profundo.

-Te acompaño solo con una condición- sonreí.

-¿Cuál?- frunció su ceño confundida.

-Deja de decirme Daniela porque me recuerdas a mi madre cuando me regaña, mejor... Llámame Calle- dije segura.

-Okeeey, en ese caso yo tengo una condición también- se acercó un poco a mí, lo cual me puso nerviosa.

-A ver- susurré lo suficientemente fuerte para que me escuchara.

-Dime Poché y estaremos a mano- alzó su mano para concluir un trato.

-Está bien, Poché- correspondí a su gesto mientras sentía mil cosas por dentro, eran las manos más suaves que nunca había tocado- Ahora sí vamos a... ¿A dónde me dijiste que debíamos ir?- empecé a caminar.

-A inscribirnos en actividades extracurriculares- soltó una risa.

-¡Si! A eso.

-V.
(Ustedes no saben lo mucho que amo que comenten esta historia, me hacen reír demasiado JAJA).

Sentimiento Sempiterno (caché)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora