ⅩⅠⅩ | El Testeo: Monstruos Dormidos

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Ya todos los invitados del Testeo se encontraban en la Corporación.

Embajadores, renombrados miembros de The Union, presidentes, primeras damas, reyes, príncipes, primeros caballeros, vicepresidentes, ministros, senadores, eminencias, aditheos y más de cuatrocientos diez comandante militares; eran parte de los influyentes que visitaban las instalaciones.

Por primera vez en la historia del testeo habían sido invitados un par de miembros de la prensa, más específicamente del The Union News, y ahora se repartieron entre los cinco grandes salones de recibimiento para tomarle fotos a los encuentros entre las celebridades, atentos buscando su próxima gran primicia como si su mera presencia en ese privilegiado espacio no fuera una.

Las cabecillas de las tres grandes familias apenas terminaron su ronda de saludos en el salón del continente americano, seguido de sus hijos y un Cesar Allen (quien fue secuestrado por Everett Michell para presentarle a varios de sus amigos), saliendo por las puertas para dirigirse al salón europeo en el mismo instante que una Principal Dai entró al salón y seguía con emoción un camino de papeles flotantes hasta llegar al origen de su propagación.

Sus ojos brillaron cual dos pares de soles al ver a su familia.

—¡Chicos! —Dai llamó la atención de su generación, dando una vuelta sobre sus tobillos— ¿Cómo me veo?

—Rayo de luz, ya te ves como toda una Principal.

—¡La bata te queda espectacular! ¡Ni siquiera pareces una demente! —exclamó Finn O'Neill y Dai rodó los ojos.

—Deja de ser un celoso y alégrate por mí.

El aditheo Crease Page (Jefe de la brigada de aditheos de segunda línea) veía con una sonrisa como Dai abrazaba a su antiguo compañero, Finn O'Neill, mientras los papeles flotantes que la guiaron volvían a reensamblar su mano.

Esta era la única fecha del año que todos los aditheos se reúnen en un mismo lugar, por lo que era la única fecha del año en que los famosos doce integrantes de la 1era generación —Hubert Berath, Dai Light, Nilam L'Trivel, los gemelos Amery (Addae y London), Oliver Quinn, Case, Bogdanov, Arlen Daft, Trey Gallagher, Finn O'Neill y Crease Page— estaban juntos. Justo como cuando eran niños.

—¿Cómo te ha ido? —le preguntó Nilam, después de que Dai terminara de saludar a todos— ¿Ya hiciste tu ronda de presentación? ¿Hablaste con el presidente Vaangs?

—¡No digas su nombre en voz alta! —le recriminó en susurros— No vaya a ser que lo invoques.

—Pero eso es justamente lo que deseamos —sonrío Oliver Quinn, luciendo sus resplandecientes medallas sobre su magnífico traje—. Todos hemos esperado por horas a que termines tu recorrido en los otros salones para que llegues a este. No sabes lo que nos divertiremos al verlos hablar.

—¡Ni se les ocurra!

—¡Dai, con que aquí estabas! ¿Intentabas escapar?

La repentina voz de la Principal Kane tensó cada uno de sus músculos. El resto de la Primera reía por lo bajo.

—¡Principal Kane! Claro que no. Yo solo venía a-

—¡Que no la engañe! Sí trataba de escapar, Kane —la interrumpió Oliver Quinn fingiendo decepción—. Será mejor que está vez agarre su brazo y no la pierda de vista. Sino, volverá a escapar y no querrá ir a saludar a usted sabe quién.

—Que comportamiento tan deplorable de tu parte, Dai. Si Rafferty viera esto, ni sé las barbaridades que te diría.

Dai maldijo al perverso Oliver Quinn cuando la Principal Kane la agarro por la muñeca y la hizo navegar entre el mar de personalidades. No fue hasta que vio como Nilam amargó su rostro y Crease Page desprende su oreja de papel para que la siguiera que cayó en cuenta hacia dónde la arrastraba su guía.

El Destino de los CondenadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora