Minho no está de buen humor y no intenta esconderlo, lo cual sólo hace a Jisung reír más fuerte.
Ante el fastidioso sonido de su carcajada aguda, Minho pronuncia todavía más el mohín en su rostro; ceño fruncido, mirada de ultratumba, empujando su labio inferior hacia afuera en un puchero y los brazos cruzados por encima de su pecho. ya de por si, Minho no intimida ni a las moscas (cito, Han Jisung), y ahora, sosteniendo los pompones dorados y vistiendo el uniforme para ensayo de los porristas, que consiste en unos shortcitos de algodón y una playera común que apenas le cubre el torso, no puede sino más que verse adorable.
—cierra la boca, maldito roedor subdesarrollado —masculla Minho, cuando Jisung todavía no para de reírse.
—ya deja esa actitud, mira nada más que lindo te ves —y no es mentira: el outfit le queda de maravilla a su amigo y Jisung no puede esperar a vestirlo con el uniforme formal para las competencias, todavía más brillante y revelador; pero, justo ahora, el cumplido sólo sirve para fastidiar más a Minho, y es una dicha, a decir verdad —. apresúrate, ven aquí, ya vamos a empezar y tengo mucho trabajo para ti.
Minho gruñe, en susurros subiendo y bajando a Jisung con insultos, mientras le obedece y se une al equipo de porristas agrupados a un costado de la cancha. algunos le miran divertidos y otros intentan no hacerlo, pero fallan, claramente nerviosos. Minho está al tanto de que ellos están mirando sus piernas. en otra ocasión, hubiera contoneado las caderas y se montaría un espectáculo, pero justo ahora está cabreado y maldice también a esos chicos hormonados.
—odio tu maldito equipo marica de animadores perdedores —dice en voz alta cuando llega junto a Jisung, el capitán de los porristas —. los hombres no tienen ninguna gracia, no animarían a nadie ni aunque les pagaran.
—primero que nada, los hombres hetero no tienen ninguna gracia —le corrige Jisung, tomando los pompones de las manos de Minho y amontonándolos con los de los demás para empezar la práctica —, segundo: déjate de hacer berrinche, tu apostaste, tu perdiste, así que te quedas en mi equipo de maricas hasta fin de año.
—no dije que no me podía quejar mientras cumplía —masculla Minho, poniéndose al lado de Seungmin entre el equipo meticulosamente formado frente al capitán.
—cuando llegue a la cancha el equipo de fútbol a entrenar, no vas a quejarte más —le susurra Seungmin juguetonamente a su lado y Minho solo rodea los ojos. seguro, puede que en el equipo de fútbol haya mucho para mirar, pero, a decir verdad, el encanto se pierde un poco cuando eres de último año y ya te has enterado que más de la mitad son cabezas de aire con mucho músculo, heteros o no.
además, Minho tiene que hacer ejercicio hoy, tiene que moverse, correr diez vueltas alrededor de la cancha y luego estiramientos, acorde a las instrucciones que está dando Jisung. y resulta que es solo un calentamiento. nada puede subirle el ánimo.
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lo primero que Chan hace al entrar a la cancha es casi irse de bruces contra el piso. vergonzoso para uno de los mejores jugadores del equipo de fútbol, pero perfectamente justo para la preciosa criatura de piernas largas que está al otro lado de la enorme cancha.
