La cena de Noche buena.
La mañana siguiente me sentía diferente. Algo en mi había cambiado. No quería pensar que fuera por Thomas, no, no era él. O tal vez si. O tal vez él influía en ello, pero no era la razón.
Thomas ya se encontraba en la cocina, como de costumbre. Ese hombre era el último en dormirse y el primero en levantarse. Me recargue en la puerta de la cocina, observandolo; llevaba un pantalón deportivo gris, una playera de mangas largas del mismo color y su bonito trasero recargado Oh cállate Morgan.
-Buenos días.- Se giró para mirarme, me escaneo con la mirada y esbozó media sonrisa.
-Buen día.
-¿Noticias de Michael? .- Se perdió en sus pensamientos por un momento y desvió la mirada hacia su celular y su sonrisa se apagó.
-Aún no. Han seguido pistas, pero Daemon y Aemon no han tenido éxito.- Algo en mi se puso triste, algo que él notó.- Hoy es noche buena.- Lo miré extrañada.
-Si lo sé.- conteste con algo de obviedad.
-Y te tengo una sorpresa.- Tragué saliva yo también pensé. El timbre sonó y me sobresalte un poco.
-¿Puedes abrir por favor? .- Fruncí el ceño extrañada y me dirigí a la puerta.
Imagina mi felicidad al ver a mi madre ahí. Un poco más delgada, pero radiante. Quería que alguien me pellizcara, rogué a los dioses de las chicas que extrañaban a su madre porque fuera cierto.
-Mi pequeña.- Dijo entre lágrimas.- Me abalancé contra ella, llorando, quise decirle tantas cosas que al final no pude decir. Llore en su hombro, respire su olor, el olor a casa.
-Estás aquí.- Dije después de unos minutos, entre lágrimas y mocos.
-Es navidad, claro que estaré aquí.
-¿No hay besito para mi? .- Daemon interrumpió nuestro abrazo.
-¡Daemon! .- Lo abrace, el corazón se me encogió aún más, verlo me ponía igual de feliz.
-Hola Morgan.- respondió con una sonrisa, sonreí en su hombro. Aemon y alguien más venían detrás de él, era aquel chico de la fiesta de hace un casi un año, el chico con el que había descubierto en el baño. El chico afroamericano era mucho más bajo que Aemon, tenía unos bonitos ojos color chocolate, boca grande, mucho más delgado que Aemon y menos corpulento y un color de piel exquisito.
-Hola Aemon.- Dije feliz y aunque no nos abrazamos ambos estábamos felices de volver a encontrarnos. Me saludó con la mano y parecía menos serio, más feliz y esa felicidad tenia nombre y apellido.
-El es Logan .- Él me saludó con un beso en la mejilla.
-Si, creo que la última vez que nos vimos no pudimos presentarnos.- Sonreí nerviosa y asentí con la cabeza. Volví a mirar a mi madre y la abracé. Me sentía plena en aquel momento y aunque había desgracias a la vuelta de la esquina para nosotros, Thomas estaba recargado en la pared observandome, devolví su mirada y susurrè un "gracias" a lo que él asintió, demasiado serio pero complacido.
Aemon y Logan prepararon el desayuno. Comimos todos juntos, había cierta felicidad en el ambiente, reíamos y nos contaban sobre sus experiencia en Europa, el mal tercio que Daemon tuvo que soportar ser y lo tedioso que es viajar con el perfeccionista de Aemon.
-Como soy el adulto aquí.- Dijo mi madre levantándose de la mesa, interrumpiendo nuestras pequeñas pláticas.- Es momento de preparar una cena navideña.
ESTÁS LEYENDO
Los Hijos de Anfield: El Legado (#2) [Completa ✔️]
Teen FictionHan pasado seis meses desde los acontecimientos que cambiaron el rumbo de la vida de Morgan Adams. Su depresión y sus malos hábitos la han llevado a un camino oscuro y donde ella pensaba no poder sanar se encuentra con una sorpresa. Pero todo cambia...