Jueves

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...

Las manos le sudaban peor que como cuando intentaba hablarle por primera vez a una chica; bueno, hablarle a una chica era lo  más sencillo que podía hacer. Por culpa de Bobby Brown y su estúpida boca, él, el grandisímo Johnny Lawrence se estaba cuestionando su maldita  sexualidad.

Todo comenzó con una pregunta hecha  hace un mes, un Jueves por la tarde para ser exactos, cuando estaba en el sótano con sus mejores amigos fumando algo de hierva.

—Johnny—el castaño aparto el porro de sus labios—tengo algo de curiosidad.

—¿Cómo le hacen para que el relleno de las poptarts no se salga cuando se calienta?

—No...espera, ¿qué rayos Dutch?—una risa grupal se escucha y Brown rueda los ojos
—no es nada que tenga que ver con eso pero, ¿en serio piensas en esas cosas?

—¡Oye!, yo me cuestiono todo. Más si es algo que estoy apunto de meterme a la boca, viejo.

—Como sea—hizo un ademan con la mano libre para restarle importancia—te contesto más tarde eso. Ahora cierren la boca, sino lo que quiero preguntar se me irá.

—Bien, bien—espeta el blondo al que iba dirigida en principio de cuentas la interrogante —¿qué pasa?

Brown suspiro dejando el porro encima de la mesita central, luego empujo los pies de  Dutch para que los bajara de ahí.

—Es algo que se me ocurrió luego de que embarraras el trasero de LaRusso con el pay de frambuesa en la cafetería.

—Aaaaah si, recuerdo eso, y luego el pequeño punk se le lanzó encima—Tommy expulso humo entrecortado por la risa que le causó recordar.

—Ajá, ¿qué con eso?—para un extraño quizás el tono de Johnny sonaría altanero, pero Bobby ya esta acostumbrado a la forma golpeada con la que esté solía dirigirse—eso ya tiene meses, Bobby.

—Exacto. Más bien uhm ah, desde el año pasado—completo tranquilamente Jimmy sin despegar la vista del párrafo que estaba leyendo  de  un recetario que tomo prestado de la señora Brown antes de bajar.

—Si lo sé, pero, creo que es por que estoy drogado que te lo voy a preguntar—admitió con plena honestidad—bien...la pregunta es—hizo una pausa dramática y antes de que el otro rubio del grupo le diera un golpe como  lo había visto hacer cuando su estéreo se quedaba trabada, continuó—eso con LaRusso. ¿Solo era odio?

—¿Uh?—Johnny no comprendio, entonces siguió concentrado en la tarea de terminarse su marihuana para que su amigo se explicará mejor.
Bobby agradeció el silencio, de alguna u otra forma también estaba preparado para lidiar con el desconcierto del mayor.

—Si. ¿Solo era odio? ¿Ó era más?

—¿Hay algo peor que el odio?—Tommy se sentó a lado de Jimmy—deberías intentar hacer ese postre.

—Hm depende de la cara con la que lo veas.

—Brown, ve al jodido punto—Lawrence comenzaba a  impacientarse.

—Que si te gustaba LaRusso. A eso se refiere, idiota—la sorpresa grupal fue dirigida hacía el sujeto con estilo de Billy Idol.

Johnny parpadeó un par de veces antes de contestar, en vez  expulsar el humo lo trago y se  sonrojo por el excesivo esfuerzo que iba a hacer para  lograr articular de nuevo sus palabras.

—Pe-pero, ¡DE QUE CARAJOS HABLAN!

—Ah pues...—Bobby a un observaba admirado a Dutch, no esperaba que de entre todos los presentes haya sido él el que captara  su insinuación—si...es, eso. Johnny, tú siempre has sido un jala coletas cuando se trata de chicas—apretó los labios en una media sonrisa—corrección, cuando se trata de alguien que te gusta.

Bobby, porros y los Bi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora