🌾I. "Milpa". 🌾

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6:30 AM, ¿De verdad tenía que levantarse tan temprano? Soltó un suspiro al pensar en la respuesta, si, si tenía que hacerlo.

Frotó sus ojos con un puchero formandose en los labios antes de levantarse de su cómoda cama.

Llevó sus pasos hasta el pequeño baño donde coloco un poco de agua en su rostro para terminar de despertar, cambio sus ropas por unas más gruesas y salió de la casa donde se encontraba la servidumbre.

Los primeros rayos de sol comenzaron a asomarse haciendo a los gallos despertar y comenzar con sus cantos, se quedó embobado unos instantes la vista sin poder evitarlo.

Era algo tan simple y cotidiano ver el amanecer día a día, sin embargo le seguía pareciendo algo sorprendente.

Pudo escuchar la voz de su madre llamarlo desde la cocina, giró su rostro repetidas veces para salir de su ensoñación antes de ir hasta aquel lugar.

—Creí que te habías quedado dormido.

La señora park era una mujer en sus cincuenta, de facciones suaves y un brillo especial en su mirada, estaba casada con el capataz de la hacienda debido a un acuerdo con su padre, no podía decir que su matrimonio era el más feliz, pero  si podía decir que de este había tenido como fruto tres pequeños bebés que iluminaban sus días.

El mayor de ellos era Jimin. 25 años, cabello obscuro, ojos cafés, de complexión delgada, un tanto bajito pero con rasgos finos, mejillas regordetas y labios carnosos. Todos en el lugar le conocían, ya fuese por la posición de sus padres o por la belleza y ternura que siempre irradiaba.

Lamentablemente, el padre de Jimin jamás había querido tener hijos varones, por lo cual en cuanto vio oportunidad mando al chiquillo a trabajar como si no fuese su hijo. "Las mujeres son lindas, delicadas, y pueden conseguir un buen marido, pueden elevar su estatus social gracias a un matrimonio, pero los hombres no, los hombres deben poder mejorar la estabilidad de las mujeres, y nada en esta vida es gratis".

A Jimin le gustaba pensar que su padre quería lo mejor para él, quería verlo superarse y justamente por ello era que siempre se mostraba tan estricto con él.

Le gustaba pensar que el hecho de darle regalos a sus hermanas menores y no a él era un impulso para que fuese lo mejor de si, que a ellas las consentía porque eran sus princesas y las princesas deben ser cuidadas, cuidadas por príncipes. Jimin no encontraría un príncipe que lo cuidase, así que debía volverse ese príncipe.

Tomo el pan que se encontraba sobre la mesa guardando lo en su ropa antes de dejar un beso en la frente de su madre y salir de la cocina, si su padre lo encontraba ahí le daría una paliza por estar perdiendo el tiempo en lugar de trabajar.

Llevó sus pasos con rapidez hasta los establos dónde encontró a un hombre recostado sobre el pasto que le daría de comer a los caballos más tarde.

Se acercó con precaución tomando una rama para poder quitar el sombrero que cubría su rostro.

Cabello negro y revuelto, cejas pobladas del mismo color que su cabello, una ligera barba con un crecimiento no mayor a tres días y una rama de cebada colgando de forma perezosa de sus labios.

Se aproximó al contrario con una risa antes de tomar un costal con ramas y dejarlo caer cerca del contrario, el ruido había sido tan repentino que incluso los caballos se habían removido asustados por este.

—Algún día me vas a matar de un susto.

—Si no te despiden por vivir dormido todo el tiempo antes...

Le dedicó una sonrisa de inocencia antes de comenzar a preparar las cosas que debía, pudo escuchar como Taehyung se levantaba de su cómodo lugar con quejidos.

El Amanecer En Tu Mirada 🌾 (Respaldada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora