Siempre solemos pensar que mudarse de un pequeño pueblo a una ciudad suele ser una buena idea, claro en un nuevo lugar piensas; puedo ser quien yo quiera ser un aventurero, un Don Juan, un filósofo o un alcohólico si quieres ponerlo interesante, pero la verdad es que sencillamente nos alejamos de los viejos amores, de los problemas y de la familia solo para ir a buscar nuevos amores, nuevos problemas y a otra familia. Al cabo de un tiempo te das cuenta de lo monótono que se vuelve todo y lo fría y apasionada que puede ser las ciudades, como enamorarte de una mujer que nunca fue tuya y que se largue con un "solo fue sexo, querido" y tener que hacer tus sentimientos de duelo a un lado porque en la ciudad el tiempo pasa tan rápido. La comida que encontrabas deliciosa claro todo era nuevo para vos y ahora solo ves un plato con formas y colores insípidas de sabor y aromas. Por siempre evitar los problemas, los días de lluvia que te vuelven tan vulnerable, estás completamente y el único calor que tienes es el de un cigarro que se apaga tan rápido como se enciende. Y así de despiertas un domingo y tus vistas no hay un arcoíris si no una mezcla de grises y la ciudad llena de humo, vas al supermercado y solo ves seres humanos sordos, ciegos y mudos. Ya no escuchas unos buenos días, ya no esta la señora que siempre te pregunta por tus abuelos y por tu madre que ya está muerta y que se disculpa con una sonrisa penosa y te vuelves a tu pequeño apartamento donde ya este inundado por el silencio, esto es la ciudad.