Capítulo 2

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Otro día más estaba jugando en mi computadora como de costumbre, el día anterior había quedado en escribirle, pero el chico no me respondió, probablemente lo aburrí, no me sorprendería, quizás no le gustó la idea de que prefería a Chris que, a León, pero son cosas absurdas, ¿no?

— ¿Te la vas a pasar todo el día ahí jugando?

— Quizás, ¿por qué? —la miro y dejo el control en el escritorio del computador.

— Necesito que vayas a comprar algunas cosas que me faltan para la cena.

Lo sospeché, como soy hija única y mi mamá odiaba tener que pedir algo y que se tardaran días para traerlo, mentira, estoy exagerando, pero si se tardaban, por eso ella acudía a mí.

— Abrígate bien, está haciendo mucho frío —dijo y se retiró, dejándome el dinero encima de la cama.

Vivía en un barrio frío, la mayoría del tiempo siempre estaba lloviendo, tenía que abrigarme hasta ponerme guantes y gorrito, es curioso porque me gusta el frio, pero por mi condición que soy intolerante al frio, pues tenía que mantenerme con estos abrigos super gruesos, botas, gorro y guantes. Todo para cubrirme del infierno de sentir el frio en los huesos, haciendo que no pueda ni moverme es como sentir que estás congelándote por dentro, tanto así que se me ponen las uñas moradas, comienzo a temblar y es muy difícil de sobrellevar.

Otras veces por desobedecer a mi madre, me han llevado al hospital por hipotermias, porque me siento como la protagonista de alguna película, y creo que no me va a pasar nada, pero es un tema muy delicado, no es algo con la cual debería tomarme a la ligera, es un dolor muy fuerte y no me gustaría tener que pasar otra vez por eso.

Cuando estoy caminando por la cera para ir a la tienda, no sé si era mi mente, pero ahí estaba el tipo ese, bueno, mejor dicho, Freddie, es que no se su nombre así que ese será su apodo. Justamente estaba cruzando la calle para ir a la tienda, era cuestión de segundos para que me viera y en automático me saludara.

— Hola, ¿qué tal? —dijo extendiendo su mano. No tenía guantes, ¿acaso no le da frio?

— Hey, que casualidad que vengas a la tienda justo cuando vengo yo, ¿me estas acosando o algo? —le digo con un tono sarcástico.

Él se ríe.

— Afortunadamente no te acoso, solo es pura casualidad de la vida —me mira de arriba abajo—. Parece como si fueras a esquiar en la nieve.

— Si, la verdad. Pero no tengo otra opción que estar así cubierta —le dije entrando a la tienda para evitar esa conversación incomoda, probablemente se vaya a burlar de mí, así que...mejor evito esa charla.

— ¿Y vives cerca de aquí?

— Si, ¿y tú?

Asintió tomando una funda de pan del estante.

— ¿Sabías que comer pan en exceso te causa flacidez en la piel? —le comenté agarrando una funda del estante.

— ¿Ah sí? No sabía, lo compro porque mi madre me mandó, no soy muy amante al pan.

— ¿Por qué?

— ¿No que te da flacidez en la piel? —reiteró con una sonrisa.

— Bueno, pero eso lo sabes ahora, Freddie —puse los ojos en blanco y me dirijo a la caja para pagar.

— No me llamo Freddie, ¿de dónde sacaste eso? —me miro confuso, y en su mirada se puede ver su incomodidad.

— Te lo digo por tu bigote, es chistoso —pagué y salí de la tienda.

En una burbuja ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora