Jessica.
—¿Cómo diablos fue posible?—ruge mi amigo rubio, apoyando ambas manos sobre la mesa con determinación. Me sobresalto en el asiento—¿Dónde estuvo la seguridad en todo ese tiempo?
Miro directamente a los dos oficiales que están parados detrás de las sillas. Ni siquiera se sorprenden con la reacción de Max. Frunzo el ceño de manera instintiva y sacudo la cabeza.
Hemos estado así, sentados y escuchando a Max casi morirse de la desesperación e ira, hace más de dos horas. Según los agentes, la policía todavía no ha podido dar con el coche que se llevó a Sam. Nadie del hospital ha visto algo. Todos parecen no haberse dado cuenta de que se estaban llevando a una persona en coma con el total riesgo de morirse.
Y siento que estoy más confundida que antes.
Ni siquiera abrí la boca. Incluso cuando quisieron preguntarme, apenas solté una palabra. Mi cuerpo y yo estamos paralizados todavía. El miedo se me aferró como garrapata.
—Eso queremos investigar, señor Well. Todos estamos buscando las mismas respuestas que usted—dice uno de ellos, haciendo énfasis en todos.
—Pues eso no me está resolviendo el problema.
—Lo haremos—promete el otro agente con seguridad—La encontraremos.
—Pero antes voy a necesitar que me respondan algunas preguntas—vuelve a insistir el primero. Saca una pequeña libreta de su chaleco y un bolígrafo—Necesito que me digan todo lo que saben de Samantha. Sus trabajos, su familia, sus relaciones más cercanas, todo lo que pueda ayudarnos a dar con ella.
Sus palabras hacen que se me erice la piel. Respiro hondo y trato de mantenerme serena. Y es que, ¿qué podría salir bien de esto? Entre más intento encontrar una respuesta, más me doy cuenta de que, en realidad, Samantha ha hecho muchos enemigos. Y muchos de ellos ni siquiera sabemos quienes son. Muchas cosas de su vida privada que no sabemos.
Cualquiera podría estar implicado.
Cualquiera de nosotros.
Levanto la cabeza cuando noto que Liv se está acercando con una bandeja con tazas de café recién hechos. La misma se le tambalea un poco debido a los nervios. Me levanto enseguida para ayudarla, a lo cual ella me lo agradece con un apretón en el hombro.
Traté de calmarla en cuanto supo lo que estaba sucediendo, pero como a todos, fue difícil. Se alteró tanto que tuve que darle de una de la pastillas mías. En un momento llegué a pensar que iba a darle algo al corazón.
Me duele verla de esta forma, aunque no es la única. Ni siquiera quiero verme en el espejo en estos momentos porque sé que soy un verdadero desastre.
Mi cabeza no deja de repetirme una y otra vez: se va a morir. Morirá si no la encontramos ahora.
Si no lo hacemos esta noche.
—Bien, pregunta—accede Max casi de mala manera.
Ambos agentes se sientan frente a nosotros. Dejo una taza para cada uno y vuelvo a sentarme en la silla, al lado del rubio. Liv se encarga de dejar todo preparado sobre la mes, para luego quedarse a un costado de todos nosotros, sentada.
—¿Tiene alguna información sobre su familia? O personas con las que ha tenido contacto.
—No—respondo automáticamente—Ella vivió casi toda la vida con su prima, Chiara y su abuela en Italia. Supongo que podría considerarse que tenía una vida normal.
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DESTINOS ENCONTRADOS.
Romantizm𝑀𝑖𝑒𝑛𝑡𝑟𝑎𝑠 𝑚𝑎́𝑠 𝑖𝑛𝑡𝑒𝑛𝑡𝑎𝑠 𝑒𝑠𝑐𝑜𝑛𝑑𝑒𝑟 𝑒𝑙 𝑝𝑎𝑠𝑎𝑑𝑜, 𝑒́𝑙 𝑣𝑒𝑛𝑑𝑟𝑎́ 𝑐𝑜𝑛 𝑚𝑎́𝑠 𝑓𝑢𝑒𝑟𝑧𝑎 𝑝𝑎𝑟𝑎 ℎ𝑎𝑐𝑒𝑟𝑡𝑒 𝑟𝑒𝑐𝑜𝑟𝑑𝑎𝑟 𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑜 𝑝𝑢𝑒𝑑𝑒𝑠 𝑒𝑠𝑐𝑎𝑝𝑎𝑟. Samantha estaba bien siendo asistente de...