Luchando por un sueño.

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Soy la menor de siete hermanos, actualmente en provincia todavía es común ver familias numerosas en algunos de los pueblos de México. Mi familia a pesar de ser grande a logrado salir adelante, pues al ser varios hijos y pertenecer a una clase social baja, hemos tenido que sortear diversas dificultades. Mi padre Don Manuel y mi madre María de la Concepción se casaron después de que sus familias llegarán a un acuerdo por el intercambio de unas tierras. A pesar de su diferencia de edad han logrado llevarse bien pues mi padre es 17 años mayor que mi madre. Mi hermano mayor se llama Manuel y nació 11 meses después de la boda de mis padres; tres meses después de dar a luz llego el embarazo de mi hermana Crisanta; mi hermano Juan Diego nació un par de años después y a este le siguió Jesús Antonio; su segunda hija María Asunción fue la quinta en nacer; antes de que yo llegará el último barón José Luis llego a nuestra familia. A mi me pusieron el nombre de Refugio en honor a mi abuela paterna que en paz descanse y a quien no conocí.



En mi natal Tecolutla, un municipio del estado de Veracruz y localizado en la región del Tetonacapan, al norte del estado mi familia siempre se ha dedicado al turismo, nuestro padre junto con mis hermanos son parte del grupo de nativos que dan paseos por los manglares. Nuestra madre nos enseñó a mis hermanas y a mi desde pequeñas a elaborar dulces y artesanías para poder vender a los visitantes que llegan en diferentes épocas del año. Si bien aquí he sido feliz, al sentirme un poco fuera de lugar mi mente a fantaseado con la idea de lograr más cosas, tanto para mi como para mi familia, pues se que podemos llegar muy lejos.



A pesar de la negativa inicial de mi padre cuando terminé mis estudios de secundaria pude ingresar a estudiar el bachillerato, por lo que debí dejar a mi familia para poder partir a nuestra capital Xalapa, pues es considerada la Atenas Veracruzana, gracias a las diversas instituciones educativas y culturales que se han fundado en su territorio. Contar con el apoyo de mi familia no fue fácil, pues soy la primera integrante que lucha por continuar con sus estudios. Gracias a la señorita Gabriela, una de mis maestras pude convencerlos de que me apoyarán para perseguir mis sueños. Su hermana y su familia me permitirán quedarme en un cuarto y les ayudaré con las labores de la casa y de su negocio cuando no esté estudiando.

Es poco habitual que alguno de los individuos de la comunidad se marche, en especial tratándose de una mujer y más por querer seguir estudiando. Algunos de los hombres que han partido lo han hecho para irse al país del norte y sus familias se han beneficiado con el apoyo económico que les envían. Mi sueño es poder ayudar a mi familia, pero creo que es posible lograrlo dentro de mi propio país y sé que mis padres nunca me permitirían irme mas lejos. Sera un primer año de prueba para poder demostrarles que soy capaz de lograr mi objetivo y que no los voy a defraudar.


Será la segunda ocasión que salga de Tecolutla, pues debí asistir a realizar mi examen de admisión para cursar el bachillerato, después de días de lucha mis padres me permitieron acudir, pues creían que no lograría obtener un lugar y sería una manera de terminar con mi insistencia, pero al recibir mis resultados favorables no pudieron ocultar el orgullo que sentían. Mis hermanos Manuel, Crisanta, Juan Diego y Jesús Antonio ya han formado sus propias familias y no comprenden el porque quiero marcharme. Por su parte María Asunción y José Luis me han dado su apoyo, aunque lo hacen un poco a escondidas de nuestro señor padre, no quieren tener un enfrentamiento por no compartir sus ideales.

Se que algunos de nuestros vecinos no ven con buenos ojos mi partida, puedo darme cuenta de las miradas y habladurías cuando me ven pasar, se que cuando regrese lograré cambiar las ideas de algunas familias y esperó darle esperanza a quienes tienen sueños como el mío. No veo mal nuestra cultura y manera de vivir la vida pero creo que mis capacidades me pueden hacer llegar mucho mas lejos y estando aquí no voy a poder sobresalir como deseo. A pesar de que mi madre y algunas de las vecinas me han insistido en que es mejor que busque a un marido y desista de mis sueños por tener una carrera, ninguno de los chicos a captado mi atención y aunque el amor hiciera acto de presencia en mi vida no podría ponerlo delante de mis esperanzas de progresar y tener un mejor futuro.

A pesar de que mis ideales no eran los correctos para mi familia y que había sido duro el lograr convencer a mis padres de mi partida me organizaron una comida de despedida. Nos levantamos temprano para acudir a misa toda la familia juntos, nos criaron en la religión católica y es parte importante de la vida en diversos pueblos. Le pedí a la virgen para que logrará que mis padres entendieran y aceptaran mis ganas de salir adelante. Mi madre me regalo una pequeña cruz para que durante en mi ausencia contara con la protección de nuestro señor, sabía que todos los días estaría en sus oraciones.

El róbalo es uno de nuestros platillos típicos, mi padre en compañía de José Luis habían pescado personalmente los que disfrutaríamos esa tarde. Mientras mi madre se encargaba de preparar los pescados yo me encargue de preparar las tradicionales cocadas, sabía que difícilmente podría asistir al festival del coco el siguiente año, una de mis festividades favoritas en Tecolutla. Cada año los habitantes participábamos en la elaboración del postre de coco mas grande del mundo, es una de las mayores festividades de nuestro municipio y las diferencias entre la comunidad se desvanecen en esos momentos. El comer en familia es algo que desde pequeña he disfrutado pues siempre es un momento de unión y en el que nuestro amor se hace presente, sería una de las cosas que más extrañaría una vez que me mudara para luchar por mis sueños.

Podía quedarme en Tecolutla y estudiar ahí pero la verdad es que podía tener una mejor preparación en la capital, algo vital para lograr sobresalir en especial al pertenecer a una de las familias con una peor situación económica. Prepare mis pertenencias pues partiría al amanecer, acompañada de mis padres di un último recorrido por el centro del municipio, era un momento en el que podíamos despedirnos. Confiaban en la educación que me habían dado y sabían que me comportaría de manera responsable, su preocupación era que viviría en una ciudad mucho más grande y me pidieron que tuviera cuidado y siguiera todas las indicaciones de la familia de mi maestra Gabriela, a quien estaba segura de que no defraudaría, todo mi esfuerzo sería recompensado.

Los nervios no me habían dejado descansar del todo y me levante un poco antes de lo previsto para prepararme, mis padres ya se encontraban en nuestra pequeña cocina preparando el desayuno. Mis hermanos se levantaron y una vez que estuvimos listos me acompañaron a la central donde la señorita Gabriela nos esperaba pues me acompañaría para poder conocer a su familia. Después de despedirnos y prometer regresar en cuanto tuviera oportunidad abordamos el camión que nos llevaría a Xalapa, una nueva experiencia comenzaba y mis lágrimas eran de felicidad.

Durante el trayecto me quede dormida, pero desperté un poco antes y pude ver brevemente la ciudad que sería mi nuevo hogar por los próximos años, mi sueño no terminaría con el bachillerato, me disponía a ser una de las mejores doctoras del estado y luego del país, me imaginé obteniendo el reconocimiento de mis colegas y salvaría la vida de miles de personas. Nada se interpondría en mi camino y con esfuerzo y determinación lograría cumplir cada uno de los sueños que me propusiera. Mi familia vería que valía la pena el sacrificio y quizá mi historia le ayudaría a otras personas a inspirarse y luchar por alcanzar sus propias metas.

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⏰ Última actualización: May 20, 2022 ⏰

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