Capítulo 20: Vieja manifestación.

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Alina.

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Me alegraría decir que ayer Matthew y yo follamos hasta el amanecer pero en realidad no fue así, nos besamos incontables veces; cenamos y cuando volvimos para dormir, volvíamos a besarnos como adolescentes enamorados.

Desde besos largos, salvajes y excesivamente calientes hasta besos fugaces, robados y tiernos.

Me gire sobre la cama para abrazarlo pero no estaba, palpé su lugar vacío para confirmar su ausencia, abrí los ojos un poco, la luz del sol irradiaba con semejante naturalidad. Me tapé con las sábanas hasta que escuché a lo lejos que tocaban la puerta.

Me quejé haciendo berrinche en medio de la cama, tocaron dos veces más.

—Maldición —gruñí para levantarme de mala gana.

Camine descalza por el pasillo, estirándome y bostezando, tuve que correr hasta la puerta principal cuando tocaron una tercera vez, la abrí de inmediato para ver a una mujer de mediana edad, al verme su sonrisa incrementó.

—Buen día, querida —saludó sonriente—, lamento las molestias tan tempranas pero es tradición que la familia Zowed —hizo una reverencia—; regale un presente a los vecinos de Waterton Lakes.

Me entregó una pequeña canasta con frutas, verduras y un par de galletas de varias presentaciones.

—Muchas gracias, señora Zowed —tomé la canasta con vergüenza—. No tengo nada para obsequiarle.

—No espero nada a cambio, linda —soltó una risita—, vi a Matthew salir desde temprano.

—Sí, supongo fue a correr —dejé la canasta sobre el mueble que estaba a unos pasos de la entrada—. De nuevo le agra...

—No fue a correr —miro fijamente a un punto, me acerque a ella para mirar lo mismo.

El asombro se dibujo en mi rostro.

—¿Q-qué hace? —pregunté al ver a cierto castaño a unos metros.

—En Waterton Lakes no contamos con un gran servicio de agua que nos proporcione su uso para todo —negó levemente, mirando al chico—, tenemos agua pero solo para lo necesario, no es como la ciudad.

—¿Eso quiere decir que...?

—Debemos ir por el agua que necesitemos hasta el precioso caudal que conecta con la isla, cargar nuestras cubetas de agua y caminar con ellas hasta nuestras casas —ladeó su cabeza, dejando de mirar a Matthew—. Los primero habitantes de Waterton Lakes, creían que un acto de amor era eso —señaló al castaño que caminaba con un especie de palo de madera cruzado sobre sus hombros con una cubeta a cada extremo del palo—; una simple cubeta de agua caliente.

—¿Por qué? —rasque mi nuca.

—El agua más calientita de Waterton Lakes se encuentra hasta el caudal, debes recorrer todo el sendero de ida y regreso —sonrió con ternura—. Matthew se levantó desde temprano para alcanzar agua caliente para ti, directamente de un caudal natural.

¡Hey, 60544!: EMISORA.EN EDICIÓN.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora