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— ¡¿Por qué no me dijiste desde un principio?! No entiendes acaso lo peligroso que es que cualquier mago te esté acechando, el que sea el en particular es peor.

Hermione sabía que  era esto lo que se buscaba por no haberle dicho antes, pero eso no significara que le gustará ser la receptora de esos gritos.

— Lo siento mucho padrino, lo siento, no quería preocuparte, además al principio no le di importancia.

Ella tenía muy en claro que estaba usando su arsenal de niña de 11 años, ella casi nunca lo llamaba de ese modo, no desde que era una niña y quería que le dejara leer un nuevo capítulo de sus libros supuestamente prohibidos para ella.

— ¿Cómo no le vas a dar importancia? Es la primera desde que tenías 12 años que el se vuelve a interesar en ti y creeme que está conversación sería muy diferente si fuera otra persona el que te está acechando.

— ¿Consideras que es no es malo que me acechen, pero está vez es la excepción por qué es Riddle quien lo hace?

No sabía si sentirme indignada o divertida por su evaluación.

El solo resoplo mientras que se recargaba en su sillón favorito, y me miraba fijamente.

— Si fuera otra persona no me preocuparia, después de todo no eres una bruja tonta que no sabe defenderse, en todo caso sentiría lastima por el pobre infeliz que quisiera atravesarse en tu camino.

Sonreí feliz por el halago.

— Lo que me preocupa es que este mago en particular no es tan encantador como hace creer a todos los demás. Normalmente no suelo estar de acuerdo con mi hermano, pero en esta ocasión lamento decir que el no se equivoca.

— ¿Crees que Tom Riddle es peligroso?

— Creo que, sus motivos son más oscuros de lo que deberían.

— Yo no soy un fiel cordero de la luz.

— Y más vale que no lo seas, pero no me refiero a eso, tu más que nadie debería de saber que existen distintos tipos de oscuridad.

Nos quedamos en silencio un largo rato después de eso.

— El sabe que suelo desaparecer en las noches, no se si lo noto por qué ahora compartimos torre, o por qué que se a vuelto muy meticuloso al momento de seguirme.

— ¿No a intentado nada directamente?

Esa pregunta le hizo fruncir el seño, así como tal el no a dicho nada como tal pero...

— ¿Volverse demaciado atento cuenta?

— Explicar.

Después de contarle todo lo ocurrido, se quedó en silencio nuevamente por lo que pareció una eternidad.

— El está... ¿Cortejandote?

La idea me dejó es shock, claro que había pensado en posibilidades, claro que había mal pensado sobre sus intenciones, cosa que aún hago, pero jamás pensé en esa posibilidad.

— Es un pésimo intento si me lo preguntas.

El solo sacudió la cabeza y tomo el resto de su bebida de un solo trago.

— Creo que esto es peor, si eso es lo que está intentando no tenemos forma de saber cuáles son sus verdaderas intenciones, el va a sacar a relucir todos sus encantos hasta hacerte caer.

Esto me indigno un poco.

— ¿A caso crees que soy tan débil como para caer?

— No lo entiendes niña, el no se detendrá hasta que crea qué has caído, cuando piense que estás asegurada.

— ¿Que quieres decir?

— Sigue como hasta ahora, hazlo ver las cosas a tu manera, hasta que crea que lo consigo, y solo cuando sea demaciado tarde se dará cuenta que la que tiene el control eres tu.

Empecé a entenderlo.

— Por que personas como el no cambian, solo se adaptan.

— Logra que el se adapte a ti, no al revés.

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Estaba esperándola, hace ya varias horas la media noche había pasado, y ella aún no regresaba, odiaba no saber algo, no tener las cosas bajo control, pero sabía que tarde o temprano ella entendería cuál era su lugar.

Estaba completamente absorto en  ver cómo las brasas se consumían, que casi se pierde la entra de ella a su sala común compartida.

Ni siquiera se digno a verla, al hablar, ella no lo merece.

— Dónde  has estado Granger.

Escucho como sus pasos se detuvieron.

— No veo como eso es asunto tuyo Riddle.

— El toque de queda paso hace mucho tiempo sabes.

— Parece que en ocasiones se te olvida que yo también soy premio anual, no eres el único privilegiado aquí.

Eso lo enfureció, se puso de pie y camino hasta quedar a solo unos pasos de distancia de ella.

— Entonces compórtate a la altura del papel, parece que tienes la tendencia de olvidar las reglas con demasiada frecuencia.

Estaba furioso con ella, odiaba su actitud, su arrogancia, su valentía, su maldito sentido de la justicia,  odiaba todo lo que sabia no podría tener de ella.

Observó como ella dió un paso más en su dirección dejando muy poco espacio entre ambos.

— No hables sobre algo que tú mismo no puedas hacer Riddle.

Estaba a punto de responderle cuando hablo nuevamente.

— O dime tú acaso seguir a las personas sin su consentimiento moralmente correcto.

Eso no lo niego me sorprendió un poco.

— No.se.de.qué.hablas.Granger.

Una parte de mi tenía un deseo insano de estrangularla.

— Tal vez asociarte tanto con Longbottom, por fin esté causando estragos en ti.

Ver cómo por un momento estubo a punto de perder la calma fue... Glorioso.

— Tal vez no eres tan  Slytherin como piensas.

Si supieras Granger lo pensarías 2 veces antes de hablar.

— Tal vez eres demaciado Gryffindor para tu bien.

Una sonrisa maligna se apoderó de su cara.

— Pero a diferencia de ti soy más astuta que el presuntuoso rey de las serpientes.

— Eso está por verse Granger.

Ella solo sonrió antes de alejarse y caminar hacia su dormitorio.

La observó hasta que su puerta estubo cerrada y sellada, por qué ella nunca bajaría la guardia como para dormir sin protecciones a su alrededor, demaciado paranoica.

Tarde o temprano Granger, tarde o temprano...

Un tipo diferente de odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora