Hola, ¿destino?

Si tu vida fuera un libro donde eres el protagonista y lo estuvieras leyendo, ¿qué te dirías en este preciso momento?

Una semana atrás, la pregunta me pilló completamente desprevenida. No supe qué responder y así se lo dije a la persona que me la había lanzado. Hoy, sé perfectamente qué me diría que hiciera.

Soy consiente de la hipocresía porque en los libros sobre tramas juveniles y amorosas que leo, soy la primera que odia cuando los protagonistas evitan a toda costa tener LA conversación o se hacen los ciegos cuando está muy claro cuáles son los sentimientos que hay entre ellos. Soy la primera que está gritando interiormente que dejen las tonterías y se besen. Soy la primera que alza los brazos y pone los ojos en blanco queriendo tirar el libro a una esquina cuando los personajes se comportan de una manera muy estúpida a pesar de la evidencia. 

Ahora mismo estoy en ese punto de la historia en el que, de estar leyéndome, me odiaría.

Hace unas semanas llegó un chico nuevo a la oficina y solo estaría unas semanas como becario. Su llegada revolucionó al personal: joven, educado, sociable. Y tremendamente guapo. A mí se me vino a la cabeza tik toker. Tenía el mismo estilo de los jóvenes famosillos de la red social y de inmediato lo taché de creído, de saber que es atractivo y de que lo sabe.

Lo que no sabía es que tendríamos más cosas en común de las que pensaba. Que tiene conversación de cualquier cosa. Que me haría reír y tener una sonrisa tonta todo el tiempo en la cara. Que me apetecería ir a trabajar. Que los piques serían nuestra única forma de comunicación. Que se crearía un ambiente de tensión no resuelta entre nosotros y que la oficina se daría cuenta.

No creo en el destino, pero quiero ponerle a prueba: hoy era su último día y no tengo su número de teléfono.