Capítulo treinta: El tren

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Jennifer, quien su mejor amiga le dijo que vivieran juntas como "roomies" en una ciudad lejos de donde estaba. Se encontraba feliz en Colorado. 

 Ya casi no recordaba el diario ni al chico de boina negra de la cafetería, el cual, ya había olvidado su nombre.Erick, quien se quedó en la cuidad vieja de antes, sin nadie, ni Lilian. Se quedó esperando el día en que Jennifer regresara, aquella chica que le robo una sonrisa al ser la primera en entrar a la cafetería. El Macchiato de Caramelo que casi siempre ordenaba. Aún conservaba el diario y lo leía mientras se culpaba por ser un idiota y no valorar las cosas cuando se tienen. 

 El decidió salir de viaje a encontrar y aprender más técnicas de baristas, dejó a cargo a su hermano de la cafetería. Arregló sus cosas y tomo un tren. 

 ... 

 -Volveré pronto Claudia, iré en tren, así vendré más rápido. 

 -Cuidate, llevate tu bufanda, hay mucho frío. 

Jennifer asintió, se la colocó y se fue directamente a tomar el tren. 

 ...

El tren llegó a la estación, Jennifer esperó a que la gente saliera y en eso vio una cara similar pero no le dio importancia. 

Después de haber bajado la gente, se subió, se escuchó la voz anunciando la próxima parada, las puertas se cerraron y por fuera lo vio. 

Se vieron. 

Erick vió esos ojos de estrellas que dejó ir. Aquella bufanda que utilizo esa noche donde le dijo que quería estar con ella. El cabello corto de otro tono, negro ahora. 

El tren comenzaba a avanzar y Jennifer solo ignoró verlo mientras Erick corría hasta el final del concreto de la estación. Tal como esas películas de amor. 

El tren se desvaneció. 

Se quedó por un momento de pie. Luego se sentó en una banca cerca de ahí. Colocó su mochila en el suelo. Dio un suspiro profundo, sacó el diario. 

Y la esperó pacientemente...

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