Capítulo 3: Castiel

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Lo había sentido incluso desde que volaba a varios kilómetros del castillo; nunca supe las sensaciones que causaría tener una pareja y, para ser sinceros, luego de tantos milenios de existencia no esperaba sentirlo ya, sin embargo, aquí estaba, parado frente a un hermoso hombre de ojos helados que me observaba con un odio descomunal.

No tengo del todo claro si él también me habrá sentido como su pareja, no obstante, por los estremecimientos que recorrían su pequeño cuerpo no declino a pensar que también se percató de ello; aun así, es interesante, cada célula de su cuerpo me comunica que no me quiere cerca cuando debería ser, al contrario. Los sobrenaturales suelen esperar a su pareja otorgada por el destino durante toda una vida, se supone que se alegren al conocerla y no que le miren como si quisieran arrancarle la cabeza. A pesar de ello, esa pequeña muestra de desagrado solo me hizo reír y encontrar la situación más…divertida.

Retrocedí unos pasos para poder observar al lobo mejor. Soy consciente de todos los presentes observándonos, pero no me importa; ni siquiera el anciano tendrá el valor suficiente para darme una orden si quiere permanecer con todas las piezas de su cuerpo intactas. No solo soy un antiguo, soy un ser muy especial y poderoso y eso, a lo largo de los siglos, crea temor y respeto, por lo que puedo tomarme el tiempo de estudiar detenidamente al hombre que pienso reclamar como mío.

Sus ojos son una hermosa mezcla de tonos grises y azules, su cabello es de un castaño, su piel bronceada, aunque sus mejillas posees un sonrojado natural que provoca deseos de acariciar. Sus orejas se hallan repletas de pircings y argollar, sin embargo, el que más llama la atención es un pendiente colgante con un crucifijo en él. Sus cejas son bastante pobladas, pero en forma y ligera barba naciente cubre los laterales de su rostro y su mandíbula provocando que sus pómulos resalten aun más. Su cuerpo es esbelto y bien formado, como un luchador. Sí, definitivamente voy a reclamar a mi compañero como mío, solo necesito que su mirada de odio se transforme en algo más.

Ignorando las miradas curiosa alzo mis dedos para rozarlos por su mentón y hacer que alce sus ojos hacia los míos.

—¿Cómo te llamas? — mi voz sale grave, pero clara. Puedo notar la rebeldía en cada facción de su rostro, es tan obvio que el pequeño lobo está planteándose mandarme a la mierda y ese es otro punto que me gusta sobre él.

«No me tiene miedo». Sin embargo, en último segundo observa de reojo a los sobrenaturales detrás de él y baja la mirada derrotado; siento un nudo en mi estómago. No le conozco de nada, pero de todos modos veo que está actuando en contra de sus propios intereses, poniendo al resto antes que a él…y eso me preocupa.

—Robert. —La respuesta es sencilla, pero no necesito nada más.

Asiento y, antes de continuar mi camino, me permito capricho que deseaba y dejo que las yemas de mis dedos viajen desde su mentón hasta sus mejillas donde me detengo unos segundos complacido al ver un escalofrío recorrer el cuerpo ajeno.

—Bien.

Permito que una pequeña sonrisa se dibuje en mis labios y luego de ello aparto mi mano para continuar mi camino dejando al pequeño lobo detrás de mí. Puedo ver la curiosidad proveniente de Liar, pero el anciano del consejo sabe que lo mejor en no preguntar. Comenzamos a entrar al castillo luego de haber saludado a los alfas principales y puedo notar como uno de los sobrenaturales de ojos rojos se acerca a Robert, su mirada está llena de burla, su estatura es baja y sus cabellos oscuros. Reconozco el aroma proveniente de él y no tardo en nombrarlo como uno de los híbridos. No me preocupo por su presencia, es fuerte, pero no lo suficiente para hacerme daño.

El chico le susurra pequeñas palabras al oído de Robert provocando que este suelte un gruñido de indignación. Por lo visto el joven híbrido posee el descaro suficiente para no interesarle mi presencia.

Liar se adelanta a mis pasos para abrir una de las primeras puertas disponibles en la planta baja del castillo, se trata de un pequeño despacho con una mesa central rectangular en forma de sillas; aunque el castillo conserva cada una de sus piedras originales hay que decir que el interior se ha sabido habilitar a la perfección a la época moderna. Es una exquisita mezcla de historia y contemporaneidad. El despacho se encuentra vació y tomo asiento en una de las sillas disponibles para observar al lobo que se mantiene de pie detrás de su alfa. No puedo evitar volver a sonreír cuando nuestras miradas se cruzan y noto el instante exacto en que su cuerpo se vuelve rígido.

—¿Dónde está el resto de los ancianos? —pregunta el vampiro alfa y me obligo a mí mismo a alzar mis ojos hacia él.

Nos hemos encontrado varias veces en el pasado, sobre todo cuando Tobías vivía aquí en Escocia, sin embargo, no crea que el vampiro sea conocedor de mi verdadera historia. Al menos él no…

—Es bueno verte nuevamente Tobías.

El chico me sonríe y entrelaza sus dedos con los del lobo alfa a su lado.

—Lo mismo digo Castiel, debo decir que en cuatro siglos no has cambiado nada; es una pena que debamos reencontrarnos es estas circunstancias.

—¿Y las circunstancias son? —Vuelvo a preguntar alzando una ceja.

El alfa de los lobos carraspea su garganta llamando mi atención y mis ojos viajan a él.

—Creo que sabes porque hemos sido llamados. —Observa lentamente a los dos híbridos—. La verdadera pregunta es, ¿van a juzgarnos?

—No —respondo con suavidad restándole importancia—. Entenderás que los ancianos estén preocupados por esto, yo no lo estoy, sin embargo, debe comprenderse que quieran conocerlos en persona— Miro al híbrido que minutos antes se había acercado a Robert—. Han creado criaturas que supuestamente no deberían existir.

—¿Es eso una sentencia a muerte?

Vuelvo a observar a los fríos ojos de mi compañero, hay reto en sus palabras, desafío.

—Si fuese una sentencia a muerte creo que ya lo sabrían y yo en lo particular no hubiese venido, no gasto mi tiempo en cosas que los ancianos pueden resolver por ellos mismos.

—¿Qué quieres decir? —Es Tobías quien interroga.

—Me han pedido que venga a conocerlos, a evaluarlos, es por eso que ninguno está aquí, no hay juicio, la sentencia se dio en el mismo instante en que se pidió por su presencia.

—¿Y esa sentencia sería?

Me encojo de hombros, la verdad me había parecido una pérdida de tiempo el capricho de los ancianos, pero ahora que tengo la oportunidad de tener cerca a mi compañero todo se vuelve más interesante.

—Deben quedarse, al menos un mes, luego serán libres de irse.

Noto la intranquilidad en cada uno de los presentes, sin embargo, no tiene sentido discutir esto ahora.

—Los ancianos vendrán mañana y podrán hablarlo. —Pero no voy a despachar mi oportunidad de jugar sucio—. Solo nos interesan los híbridos y obviamente la persona que los ayudó, tanto Tobías como su compañero son libres de marcharse si lo desean, la decisión es vuestra. Buenas noches, Liar les enseñará sus habitaciones.

Me levanto de mi asiento y me dirijo hacia la salida, sin embargo, cuando llego al lado del anciano susurro una orden en su oído. Puedo notar la intranquilidad del hombre y su curiosidad por mi pedido, pero niego con la cabeza en señal de que no hable. El juego recién comienza y no me gusta perder.

Pasiones Antiguas [#5 Pasiones-BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora