Vino y armas

El día de los Tontos 05

"Regresa a casa conmigo".

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Orion Hunter condujo a través de la deprimente ciudad en un coche alquilado que había adquirido al lado del aeropuerto.

Su destino era un pequeño pueblo llamado White Oak; un pueblo que, al igual que otros pueblos de los alrededores, se había fundado en un bosque cercano de madera dura que producía roble blanco y nogal americano, y que más tarde, a principios del siglo XX, prosperó brevemente debido al descubrimiento de una mina de carbón.

Sin embargo, en los últimos veinte años, con el agotamiento gradual de los recursos locales de las minas de carbón, la ciudad de White Oak había ido cuesta abajo. Mientras que algunas personas se quedaron en el pueblo para administrar el negocio de la madera dura transmitido por la familia durante generaciones, los que habían vivido en el pueblo como mineros se fueron mudando gradualmente a otros lugares donde si había minas de carbón.

Hunter condujo por la polvorienta carretera, y pudo ver muchos autos que transportaban madera dura más allá de la frontera del pueblo. La ciudad estaba evidentemente deteriorada, y muchas casas deshabitadas mostraban un color gris ruinoso en donde las viejas ventanas estaban cubiertas con grietas como telas de araña. Las calles estaban escasamente pobladas, no eran lo suficientemente próspera, y la mayoría de los peatones eran de mediana edad y ancianos, careciendo de los rostros vibrantes de los jóvenes. La falta de rostros jóvenes y vibrantes hacía que la ciudad pareciera aún más lúgubre.

Hunter encontró rápidamente la Iglesia de San Antonio mientras miraba el mapa y preguntaba por direcciones en el camino. La iglesia, construida en el centro de la ciudad, parecía tan gris como el resto de los otros edificios, y los escalones frente a ella estaban cubiertos de maleza amarilla. Hunter aparcó su coche cerca de la iglesia y entró en ella a la luz de la mañana; la temperatura seguía siendo fresca para una mañana de abril y había un ligero olor a polvo flotando en las inmediaciones.

Era una capilla pequeña, y en los bancos se encontraban sentados dos o tres ancianos que rezaban, con el pelo blanco alumbrado con la luz que se filtraba por los vitrales. Por supuesto, la iglesia no estaba iluminada a esta hora del día, y la estatua de Jesús clavado en la cruz estaba envuelta en las espesas sombras de los altos muros. Era todavía demasiado temprano para que la misa matutina hubiera comenzado, y un hombre mayor vestido de clérigo estaba junto a una pequeña pizarra erigida a lo largo del pasillo de la iglesia, escribiendo con tiza los números de los pasajes que se leerían en las lecturas de la misa de hoy.

Aparentemente escuchó los pasos de Hunter y se dio la vuelta.

En un pueblo tan pequeño, es probable que el único sacerdote conozca a todas las personas religiosas del pueblo, y Hunter no esperaba que su condición de forastero se disimulara. El sacerdote se acercó a él rápidamente, sonriendo, pero con una curiosidad palpable en su rostro.

"Hola", dijo el sacerdote, "soy el Padre Johnson, ¿qué puedo hacer por usted?"

"Mi nombre es Orion Hunter. Uh... En realidad tengo una pregunta que me gustaría hacerle". Hunter pensó por un momento, y puso una mirada vacilante y expectante en su rostro mientras apoyaba su bastón con una mano y sacaba su teléfono de bolsillo con la otra para mostrarle a este Padre Johnson la foto que había tomado antes en la casa de Slade: el nombre de esta iglesia estaba claramente inscrito en la parte posterior de la cruz. "Verá, necesito saber, esta cruz, ¿es algo de esta iglesia?"

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Debido a que se retrasó por el cuerpo irreconocible en el callejón, Albariño se había perdido, como era de esperar, la mayor parte de la audiencia previa al juicio. Sin embargo, originalmente estaba programado para ser uno de los testigos técnicos que debían comparecer en la audiencia previa al juicio, así que, aunque estaba empapado hasta los huesos, tuvo que llegar al juzgado bajo una lluvia torrencial.