Sin Señal

Finger 1

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A veces siento que no debería existir, mi madre ya ha dicho que soy un error. ¿Qué se supone que hago aquí? Nada... Solo existo. Vagando sin rumbo en este terrible mundo. Solo quisiera un poco de paz, pero nadie entiende eso, preferiría no acabar como ese anciano que está explicando un problema de matemáticas. Que mierda ser un profesor y explicar a un grupo de adolescentes estúpidos algo a lo que no le prestan atención... Per-

—Señorita Fiore, ¿podría prestar atención a la clase?, deje de estar navegando en las nubes y pase a la pizarra a resolver este problema.—

El señor Collins cada vez me cae más de la verga, no le deseo la muerte a nadie, pero... O aunque sea que ya se vaya a descansar o algo. ¿Qué le pasa a ese señor? Cada vez más cascarrabias.

—¡Juliette Fiore Fort! ¡¿Pasará a la pizarra o no?! —exclamó el profesor con enojo y desesperación.

—Ya voy, profesor, estaba admirando su belleza... -dije con sarcasmo y burla-. Este profesor es terrible... —susurré.

—¡SEÑORITA FIORE A DETENCIÓN! —exclamó el profesor Colins haciendo que escuchara toda la clase.

Bien, ya no escucharé más a ese estúpido profesor, ahora tocará salir de esta prisión... Tal vez saliendo vaya con mis amigos de el Puente Britch, ellos entienden mis problemas, no juzgan... No como mis padres, desde que les dije cómo me sentía, me miran como si fuera un bicho raro, lo que pasa es que a mí no me gusta fingir, toda su vida es una puta mentira...

—Señorita Fiore, ¿qué hace fuera de las clases? —preguntó la psicóloga de la institución.

—Me voy de esta mierda, no se le ocurra decirme que no, o alguna mierda de psicología, simplemente quiero paz, ¿no es mucho pedir o sí? —dije con rencor y estrés.

—Bien, conoces la salida, ¿no? Pero escucha esto, los problemas no se resuelven huyendo, entre más acumules esos problemas más será el peso de estos y más difícil será ayudarte.—

—Señorita Molly, se puede ir mucho a la mierda, ¿usted qué va a saber de mis problemas?, no puede decirme que hacer, ya no soy su paciente, así que, ¡déjeme en paz! —grité,
ella no me entendía.

Bueno aunque sea ya puedo irme de aquí, no queda lejos el puente, siempre están mis amigos ahí, supongo que tomaré un taxi.

—¡Taxi! Aquí —grité haciéndole señas a un taxi que pasaba.

Supongo que ese no estaba trabajando, esperaré un poco más, pero el cielo se está poniendo raro, un poco oscuro para mí gusto.

—¡Taxi! ¡Taxi! Vaya mierda de personas. —decía con odio.

Estas personas no dan para más, no sé cómo aún siguen vivos. Ay dios, caminaré hacia la biblioteca, es lo que me queda más cerca... La última vez que me besé con alguien fue hacé un año, y esa persona jugó conmigo, creo que para el amor tampoco soy buena... Soy una puta mierda en todo, y las personas son un asco.
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