- Necesito escuchar de esa boca lo que tienes para decirme.
- ¿Qué tendría que decir yo? -dijo mirando a un lado y alzó una ceja.
- Vuelve a decir eso mirándome a los ojos. -tomó su cara con una mano y la giró a centímetros de su cara.
- No. -miró a sus pies un rato pero frunciendo el ceño.
- Repítelo.
El contrario se quedó callado, pero de un manotazo quitó su mano de su rostro.
- No lo voy a repetir solo porque tú lo digas.
- ¿Te encanto tanto que te pones nervioso y prefieres evitar decirme lo que ocultas?
- Cállate.