«Vaya día de mierda».
No hay mejor manera de empezar un lunes que derramando una bandeja llena de cafés en medio de la cafetería. Y para colmo, la gente te mira mal, como si ellos no cometieran errores en sus vidas.
Murmuré unas disculpas mientras recogía el desastre que había causado y seguidamente me dirigí al mostrador.
—Empezamos por todo lo alto el lunes ¿eh, Avril? —oí la voz burlona de Jimmy a mi lado mientras preparaba de nuevo las bebidas.
—Qué gracioso —reí falsamente ante su burla.
—No te preocupes, aún queda mucho día por delante —habló Sophia desde la cocina.
—Para que siga cagándola ¡Auch! —dejó de reír el rubio para enseguida quejarse al sentir el codazo propinado de mi parte, ligeramente ofendida.
—¿No deberías estar atendiendo a los clientes? Mucho hablar y luego siempre te escaqueas.
—Sí, sí, ya voy. ¿Sabes Sophie? Cuando hablas así, me recuerdas a mi madre—. Observé divertida la mueca de disgusto que le mostró la morena, para luego sacarle la lengua y volver enfurruñada al trabajo. Jimmy rió por lo bajo—. Por cierto Avril, ¿puedes ocuparte de las mesas dos, cuatro y seis?
Alcé una ceja ante su petición y dirigí mi mirada a las zonas mencionadas. Al dar un rápido vistazo sobre las mesas que le corresponderían a él, no pude sorprenderme menos. Volví a posar mi mirada sobre el chico a mi lado, negando ligeramente la cabeza.
—No tienes remedio.
—Anda, por favor. La chica de la mesa 3 lleva viniendo desde hace semanas. He hablado con ella un par de veces y parece simpática. Además de bonita. Esta es mi oportunidad de pedirle salir —me dijo, bastante ilusionado y enérgico—. Venga, te juro que no volveré a pedirte un favor.
—Eso dices siempre y luego sigues haciéndolo.
—Touché. Pero te prometo que esta vez es de verdad.
—Lo que tú digas, Jim —dije en tono de derrota.
—¿Eso es un sí?
—Supongo, pero me debes un favor.
—¡Sí! ¡Eres la mejor! No te arrepentirás —me dio un rápido apretón en agradecimiento, agarró sus cosas y fue con paso rápido hacia la mesa. Solo le faltaba dar saltos mientras caminaba. Reí al ver que se ponía un poco nervioso al preguntarle qué deseaba pedir.
—No le cumplas todos sus caprichos, Avril. Lo estás malcriando —habló la voz de Sophia desde mi espalda.
—Al menos así no me da la lata con que le cambie mis días de fiesta —le dije divertida mientras me desplazaba, bandeja en mano, para servir las nuevas bebidas.
La cafetería donde trabajaba era encantadora. No era demasiado amplia, pero los colores claros y pastel de la decoración hacían que el lugar fuera muy acogedor. Al estar situada en una de las zonas más transitadas de Nueva York, siempre había bastantes clientes.
Estuve un buen rato llevando y trayendo pedidos a las mesas. Al ser inicio de semana, había más trabajo que de costumbre.
En ese momento me encontraba atendiendo a una señora acompañada por su hijo. Ambos eran muy amables y casi siempre dejaban propina. Al pequeño le gustaba ir al mostrador y darme el dinero en persona. Era adorable.
Le sonreí cuando se dirigió hacia mí corriendo con las monedas tintineando en la mano. Su madre le llamó la atención, entre apenada y divertida por la situación. Le di las gracias y me despedí de ambos a medida que salían por la puerta del local.
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𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐚𝐠𝐢𝐜 𝐈𝐧 𝐘𝐨𝐮 || 𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞 𝐱 𝐎𝐜 ||
Romance"Si me dieran a elegir entre cambiar el pasado o quedarme con este presente, elegiría la segunda opción. Porque prefiero vivir mil veces todo lo que pasé para llegar hasta aquí, que vivir un presente en el que no estés aquí. Conmigo."