—Debemos irnos, ya es tarde...—expresó Dylan con algo de incomodidad.
—Si, pero me gustaría regresar al hospital, al menos quedarme hasta saber si Cesaré saldrá pronto del mismo.—dije con algo de preocupación.
—De acuerdo, te dejaré allí, pero me escribes si llega a pasar algo.
—Trato hecho.—expresé con más tranquilidad.
Luego de viajar unos minutos de regreso hacia el lugar, escuchamos algo de música y bailábamos desde nuestros asientos en el automóvil, así el viaje se hizo más corto, para cuando llegamos, antes de bajar del coche, le di un pequeño beso en la mejilla de Dylan a modo de despedida, ninguno dijo nada después y tan solo cerré la puerta, para que el se pudiera ir.
Esperé allí fuera otra vez y por alguna extraña razón no pude contener el llanto, quizás fue por sentirme sola en pleno amanecer, intenté secarme las lagrimas y mantener la compostura, pero ya no sabía que hacer. Aún tenía rabia porque Gabriel se hubiera salido con la suya y yo no pudiera ingresar para saber como se encontraba Cesare, así estuve un buen rato sumergida en mis pensamientos hasta que una voz me hizo volver en sí.
—Mera, necesito que nos acompañes...—escuché de fondo, era Cesare.
Estaba desconcertada, ¿Qué hacía él fuera del hospital?, pero supuse que le habían dado de alta ya que iba acompañado por Gabriel.—Te pido que nos acompañes.—dijo el chico junto a Cesare.
—¡Bien!—sentencié, necesitaba hablar con Cesare.
Subimos a un auto muy lujoso, diría que prácticamente nuevo, el cual tenía un conductor propio, no sé de donde Gabriel había sacado para pagar todo eso, pero aquí algo no cerraba, una vez nos pusimos en camino hacía..., no sabía a donde íbamos así que me decidí por preguntar.
—¿A donde nos dirigimos?
—Vamos a mí casa, Cesare necesita descansar.—respondió Gabriel.
—Claro, a donde más iríamos...—formulé con sarcasmo.
Pero por un momento me quedé helada, Cesare que venía en el medio de ambos en la parte trasera del auto, tomó mí mano y la de Gabriel.—No peleen por favor.—pronunció para quedarse dormido en mis piernas y aún tomando la mano a Gabriel.
—Llegamos dijo Gabriel luego de un largo rato en silencio.—así nos dispusimos a bajar y ayudar a Cesare.
Desde la entrada del departamento, salieron dos amas de llaves que ayudaron con todo el equipaje de ambos chicos, sinceramente yo no sabía que hacía allí, pero Cesare me había pedido que lo acompañara, así que, no tenía más remedio que seguirlos hasta la puerta de la misma, al menos para despedirme.
—¿No vas a entrar?—preguntó una de las amas de llaves viendo que era la única que quedaba fuera del departamento.
—Es que solo vine a acompañar a Cesare y ya he visto que está mejor.
—Que pena, porque se que hay un cuarto reservado para una chica llamada Mera, supongo que eres tú.
—Sí, Cesare quiere que te quedes con nosotros hasta que el se recupere, así entra por favor.—expresó Gabriel detrás de la mujer.
—Pero no tengo ropa aquí, si me dan un momento hago una llamada para poder acomodare.
—Claro.—dijo el chico de manera gentil.
Mí subconsciente al parecer con todo lo de Cesare estaba fallando, sí sabía el enriendo que volvería a generar jamás hubiera hecho aquella llamada telefónica a Dylan. A él , justo a él, le tuve que pedir el favor de que me trajera mis pertenencias hasta la casa de Gabriel.
Estoy segura que sí se hubiera dado cuenta de la dirección jamás hubiera aceptado volver a verle en aquel departamento lleno de lujos, para cuando él llegó, yo me encontraba ocupada ayudando a Cesare a instalarse en la habitación inmensa de Gabriel.
Por lo que fue el mismo, tras escuchar el sonido del timbre el que abrió la puerta a Dylan, claro que pudieron ser las amas de llaves las que se deben encargar de eso. Pero al parecer Gabriel no es tan normal y prefiere ser el mismo quién recibe a quiénes tocan a su puerta.
Creo que cree que es una especie de falta de respeto que no atienda el dueño de casa, sí, una estupidez más de él que no me cae bien. Pero yendo al grano como dicen por aquí, ambos chicos se volvieron a encontrar de frente.
—Eh...—decía Dylan no le salían las palabras.
—No soy un fantasma, que tal mucho justo, soy Gabriel, ya nos conocemos. —dijo todo aquello en tono de ironía Gabriel, ya que al parecer el silencio de Dylan le estaba impacientando.
—Disculpa, es que hace rato dejamos de hablarnos.—expresó el chico entendiendo la situación.
—Sí, lo sé, pero dime, que te trae por aquí.
—Pues, creo que Mera está aquí, me pidió que le trajera unas cosas suyas.
—Eh imagino que como toda una despistada no te dijo que la dirección a donde ibas era mi departamento o no te diste cuenta.
—Pues la verdad, no me había dado cuenta y ella no lo mencionó.—hizo esa expresión con los hombros como sino importara.
—Mira, si quieres te puedes quedar, ayudarías a cortan con la tensión, ella y yo no nos llevamos tan bien , pero Cesare quería que ella se quedará aquí y además podemos celebrar su recuperación con una pequeña cena, no sé que te parezca.
—No debería, pero si realmente lo crees necesario me puedo quedar a acompañarlos y luego me voy a casa, mañana tenemos clases y escuché que cambiarán de rectorado, una mujer llamada María Victoria será la nueva rectora.
—Escuché de eso, parece que muchas cosas cambiarán en Columbia University, pero bueno, ya se verá eso, ahora, pasa, que el almuerzo se enfriará.
Cuando vi a Dylan dentro del departamento sinceramente no entendía nada, pero me explicó que fue por pedido de Gabriel que se quedará a hacernos compañía, así que hasta ahí no veía nada extraño en su comportamiento, pero durante el almuerzo, Gabriel no se sentó junto a Cesare.
En la ubicación de los asientos de la mesa estaba Dylan en una de las puntas, Gabriel estaba a su lado, en frente del mismo me encontraba yo, y a mí lado Cesare. Lo cual no pareció un impedimento para tener un almuerzo tranquilo, pero conocía a Cesare, no le había justado que Gabriel estuviera lejos de el, creo que es muy posesivo con quienes él quiere.
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ONLY FANS
RomanceEsta historia comienza cuando Cesare Valeska crea desde su móvil la cuenta de Only Fans que desencadenaría la perdición de todos en la universidad de Harvard a la cual ingresa por medio de su amiga Mera Gutiérrez. Con el paso de los días la aplicac...