Eder Ross
Al terminar de poner la masculina loción sobre mi cuello, tapo el envase y lo dejo sobre el tocador de fuerte roble con diseños rústicos. Con ambas manos me acomodo el cuello del saco negro, me miro unos cortos segundo en el espejo y al confirmar mi perfecto aspecto salgo de la habitación para dirigirme a la reunión con Cedrick y Charlotte. Antes de que empiece la subasta tenemos que repasar el inventario para que todo salga bien.
No quiero fallas en mi negocio.
Me desplazo por los grandes muros de Mintternacht. Este lugar se ha vuelto mi hogar después de abandonar Londres, no soportaba quedarme ahí, me era imposible contenerme en no ir a la bodega y recordarla. Por mi bien mental tuve que alejarme, decidí venirme a Alemania a seguir con mis negocios, la herencia de mi padre, los Rossvelt.
Con seguridad empujo el grande portón de madera para entrar a la sala de reuniones. En mi visión, me encuentro con mis dos socios, la hermosa rubia Charlotte quien se encuentra sentada en la silla frente a mi escritorio, después miro a Cedrick quien está de pie en el mini bar sirviéndose un whisky en rocas.
—Querido Ross —Cedrick levanta su bebida y me saluda al notar mi presencia.
Sin responder a su saludo me ubico en mi lugar sentándome enfrente de ellos, el alemán termina de beber su whisky en un solo trago y se posa en su asiento, alado de la francesa.
—¿Aquí nos tienes Ross? Escuchamos.
Dejo de mirar al moreno de ojos azules y poso mi mirada en la rubia quien esta callada. A pesar de ser bisexual y su preferencia son las mujeres, es una hermosa mujer, que me es imposible no mirar su escote. Uno grandes pechos se asoman por la abertura, no trae blusa, solo un simple saco color marrón le cubre el pecho. En la abertura del saco puedo observar la curvatura de sus grandes pechos.
Despego la vista de sus pechos y alzo la mirada encontrándome con sus ojos claros color ámbar, me ha atrapado observándola. No dice nada, dejo de mirarla y me enfoco en ambos rostros para proseguir con la reunión.
—Las joyas están siendo preparadas para su exhibición. Las sex frauen están arreglando el salón para darle la bienvenida a los compradores.
—Esto de la subasta es el mejor proyecto que he realizado —comenta el alemán con alegría.
—Muchos han confirmado su asistencia —afirma la brillante dama —. El rumor se expandió como agua y todos los ricos están interesados en venir.
Me agrada escuchar las palabras de la francesa.
—Todo tiene que salir, todo está planeado a la perfección.
—Mi aportación se lo entregue a Christa —avisa la rubia.
Después de nuestra visita a la propiedad de la difunta Greta, la francesa se encargó de conseguir sus propias joyas a subastar, los tres aportamos la inversión para la subasta.
—Entendido... Si todo está bien no hay nada que repasar.
Ambos asientes ante mis palabras.
—Estaré presente, seré parte del público. Me he fijado en una joya hermosa de la brillante dama y la quiero en mis manos, aparte de la dueña.
Charlotte lo mira y voltea los ojos en fastidio ante el alago del alemán.
—Ambos pueden ser compradores si les interesa —les aviso.
Sin dudarlo me levanto de mi lugar y de nuevo me acomodo el saco negro.
—Iré a supervisar el salón. Los veré después.
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Falsa Identidad: Amores que hieren (2do libro)
General FictionLa comprensión es el primer paso para la aceptación y sólo aceptando se puede recuperarse. Yo he aceptado mi pasado, soy consciente de lo que fui y lo qué sucedió a pesar del doloroso y fatal destino que pasé. La vida me dio otra oportunidad para am...