Todo vociferaba que yo no pintaba nada aquí. La personas se pegaban tanto que se te impregnaba en la ropa el sudor de su cuerpo, era un ambiente de cigarros, alcohol y sudor. Todos gritaban y cantaban, mientras que yo trataba de hacerme un espacio para poder pasar y encontrar a mi querida amiga, hasta que la escucho entre la multitud.
— ¡Lola! ¡Aquí estoy!— me dijo Madison.
Agitando sus manos, su emoción se podía apreciar desde metros de distancia.
— ¿Dónde estabas metida, mujer? , estaba empezando a preocuparme. Esto ya está por empezar, ven — dice, mientras me agarra de la mano para jalarme entre la multitud, sin poder contestar.
A medida que íbamos acercándonos al ring los gritos se hacían más fuertes y escandalosos, hasta que salió el representador.
— Madison, te dije que quería quedarme estudiando. Sabes que odio la violencia — soltándome de su agarre.
— Lola no puedes quedarte todo el tiempo encerrada en cuatro paredes — me mira enojada — Toma un poco y disfruta del show, no le prestes atención a los puños sino a la tableta de chocolate que se manejan estos luchadores amiga — dice subiendo y bajando las cejas.
Terminando por hacerme reír y toser un poco.
El aire comenzó a ponerse más denso por el humo y la multitud, a la vez que las personas se comienzan a poner más eufóricas al mirar al presentador parado en medio del ring sonriéndoles cogiendo un micro que cuelga del techo.
— ¡Bienvenidos al momento más esperado! Queridos amigos si estaban buscando "the darkest place " lo han encontrado. Quien les habla es Paul y aquí el que manda soy yo, por lo tanto soy el que pone las reglas de este juego. Nadie se acerca a los luchadores hasta que se de por concluida la pelea, las apuestas se cierran apenas los luchadores toquen el ring y finalmente no vale utilizar a sus mujeres para cambiar de apostador. ¡El que la caga y no obedece las reglas, se las verá con uno de mis luchadores! . Ahora respondan a mi pregunta ¡¿Quedó todo claro, pendejos?!
— ¡Siiii! — todos gritan al unísono levantando sus manos en el aire y otros saltando.
Comienzo a ponerme nerviosa al ver a las personas que comenzaron a amontonarse deseando que ya salgan los peleadores, al darme cuenta que necesitaba un poco de aire o terminaría ahogándome con todo el humo y el griterío que no me permitía poder escuchar ni mis pensamientos.
— ¡Madi, iré a tomar un poco de aire ¿okey?! - le grito en el oído para que pueda escucharme.
— ¡Lola pero ya va a empezar! ¡¿Es muy urgente?!
— ¡Si! ¡Necesito mi inhalador! — tomo como excusa el no tenerlo conmigo y haberlo dejado en el carro. Pero la verdad es que lo necesito.
— ¡Te acompañó entonces! ¡Anda, vamos!
— ¡No! ¡Tu quédate acá, no me demoraré nada lo prometo! — me mira con duda, por lo que le sonrío para tranquilizarla— ¡Enserio, es solo ir a recogerlo y volver!
Al final optó por dejarme irme sola. Comienzo a caminar entre la multitud, el lugar es tan grande que no me acuerdo por donde era la salida, mientras más camino más perdida me siento, causándome ansiedad y desesperación al no ver la salida. A lo lejos veo un pasillo que se encuentra vacío, al entrar busco un baño o alguna salida. Al dar con una puerta negra, ya me encuentro lo suficientemente agitada, veo la pintura de la puerta cayéndose en pedazos, al no encontrar a nadie en el pasillo y la desesperación de la falta de mi inhalador, entro sin pensar en las consecuencias que me llevaría esto.
Y es ahí en ese momento cuando abro la puerta donde me quedo sin respiración.
Jamás en mis enteros 22 años de edad he visto un cuerpo también bien formado, es como ver un dibujo y todo este tan bien detallo que por mas que busques una imperfección, no la encuentras. Definitivamente es un hombre digno de mirar, es aquí cuando caigo en cuenta que entiendo porqué Madison insistió tanto en venir a este lugar de mala muerte, es que si "yo" Lola Lopez fuera "ella" Madison Hudson, hubiera echo exactamente lo mismo. Aunque igual sigo odiando la violencia.
Al caer en cuenta que al chico que estoy mirando descaradamente se voltea dándome una mirada extraña, ya es demasiado tarde para parecer despistada.
— ¿Quién rayos eres? Y qué haces en mi camerino? - dice levantando una ceja.
— ¿Per..don? — contestó agitada apoyándome en mis piernas con una de mis manos.
Tratando de ponerme derecha, miro el techo y ruego porque no me de un ataque en estos momentos. Al poner mis ojos en el, está terminando de colocarse la venda de su mano derecha, sin quitarme la mirada de enzima para luego cruzar sus brazos.
— ¿No piensas irte? O eres una de esas locas acosadoras— dice mordaz.
Vaya el carácter que se maneja el tipejo este, todo lo guapo se fue por el retrete.
— ¿Acaso ten..go cara de se..r una? — contestó, tratando de apoyarme en el pomo de la puerta. Necesito mi inhalador con urgencia, el que él tenga ese cuerpo y no esté usando una estupida camiseta, no me ayuda para nada a poder respirar bien.
— Entonces, piensas quedarte ahí parada como una idiota — se escuchan gritos de mujeres a lo lejos — ¡Cierra la puerta! - grita.
Automáticamente, hago lo que me pide. Pero qué rayos pasa conmigo, que no puedo formular una sola palabra. Volteo para decirle un par de verdades que ni su madre se atrevería a decirle.
— Mi..ra idio..ta... — digo poniéndome la mano en el pecho y con la otra señalándolo.
Trato de seguir pero siento que me asfixio, dándole paso a la ansiedad a la falta de aire. Mis ojos se comienzan a aguar, mi cuerpo a entumecerse y mis labios a secarse. Es cuando el idiota pero sexy desconocido cambia su rostro de duro a preocupado, acercándose a mi. Tiene una mirada que cualquiera persona saldría corriendo, bastante intimidante no solo por su cuerpo sino también por la altura, debe de medir un metro noventa o quizá dos.
Una vez que me tiene lo suficientemente cerca, nos quedamos mirándonos, el a mis ojos marrones claros y yo a esos ojos cafés oscuro que causan cierto escalofrío en mi. Veo cómo levanta la mano en dirección a mi rostro...
Mi vista se comienza a nublar y es cuando se que me voy a desmayar en cualquier instante.
— Ayu..dame — susurro.
Lo último que llego a sentir es que me sujetan en unos brazos fuertes y un "te tengo pequeña".
"Es aquí donde comienza, nuestra historia de sal y azúcar"
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DULCE TORMENTO ©
Teen Fiction[EN CURSO]Dicen que la vida esta hecha en base a las decisiones que uno toma, está nos lleva por los diferentes caminos que uno va escogiendo. "El mío fue él"