Capítulo 26

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Todos nos quedamos sorprendidos por sus palabras.

—¿Disculpa? —sentía que estábamos siendo engañados o al menos nos hizo sentir incómodos.

La mujer sonrió dulcemente asintiendo ante nuestra actitud.

—Por favor entren, así podrán cambiar sus ropas por unas más cómodas.

Sin decir nada la puerta se abrió de par en par para dejarnos ingresar.

—¿Su alteza? —pregunté con prudencia.

—¿Sabes que está pasando? —su larga mirada era de precaución pero no a mí, sino a la mujer y el lugar.

Negué con la cabeza y volví a mirar la torre.

—Desconozco lo que está pasando.

Klieb asintió para mirar a su guardia y esperar su respuesta.

Este se había sacado el casco dejando ver su cabello castaño y unos ojos color miel, era bastante atractivo pero su mirada asesina directa a mi ser decidió ignorarlo.

—Entonces vamos juntos —anunció el príncipe comenzando a caminar.

Todos caminamos con precaución, nadie se atrevió a hablar pero estaba segura que nuestras miradas iban a la gran y extraña muralla que rodeaba el lugar.

—Otra muralla, que emoción.

Mi voz sarcástica atrajo la atención del príncipe que paró en seco.

—¿Cómo es que aprendiste magia?

También me quedé quieta para mirarlo.

—Junny me enseñó.

La joven sólo sonrió nerviosa a lo que él príncipe asintió pensando.

—Eso quiere decir que tienes un familiar.

Trague con fuerza, ¿qué iba a decirle?, ¿qué mi familiar era el dragón que su reino quería matar?

—Algo así pero en este momento él no está conmigo.

—¿Es una bestia? —preguntó serio el guardia con una mirada insistente.

—Digamos que algo parecido.

Fue toda mi respuesta antes de volver a caminar, no les iba a responder la verdad del norte.

La torre era de mármol blanco, extrañamente elegante, no como aquellas que solo eran piedra viejas y antiguas, esta parecía ser antigua pero manteniendo su propio tiempo quieto en ella, su puerta de madera incluso parecía estar tallada con sumo cuidado con la figura de un árbol, esta se abrió para darnos paso.

El interior era sorprendente, no parecía nada a una torre, era tan amplia que no se veía el fin del jardín con varios árboles frondosos en medio de estas una escultura de una mujer abriendo los brazos al cielo y con una sonrisa en los labios, era algo parecida a la escultura de la iglesia con la única diferencia que su rostro no estaba cubierto.

Caminamos un poco más hasta llegar a una mesa para tomar el té, parecía ser un lugar tranquilo.

—¿Sabes dónde estamos geográficamente? —pregunté al príncipe.

Lo pensó largamente antes de responder.

—Tal vez sea el sur, nadie lo custodia en realidad, es un puerto para comerciantes pero el arrecife hace que sea problemático.

Eso explicaba mucho pero era extraño que no supieran de la existencia de la torre sobre todo si estaba a vinculado con la diosa.

—¿Estará oculta con magia? —pregunté intentando darle lógica.

La Bailarina Del DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora