Evolet jugaba con sus dedos, en el asiento entre su padre y Evans, quien ya la regañó por el nerviosismo que desbordaba, pero, ¿quién la culparía?
Después de ver los anteriores encuentros, y en especial la brutalidad de Lea Pellisser y Lucy Cooper, una ferviente angustia no dejaba de crecer en su cuerpo. No quería que lastimaran a su hermana mayor. Era tal su preocupante deseo que hasta Black Spear en la lejanía podía notar su ansiedad, viéndola mientras esperaba el inicio del encuentro, como muchos investigadores, hasta que el Doctor volvió a encender su micrófono y llamó su atención.
—¡Démosle la bienvenida a los reclutas de mis hijos! ¡La Principal Dai Light y el Principal Nilam L'Trivel! ¡Reciban con un fuerte aplauso a Atticus Allen, Deven Moore, Evelyn Michell y Valentino Parisi!
Esos nombres hicieron que todo el estadio cortaran sus conversaciones y se giraran hacia la arena. Hasta el mismisimo Presidente Vaangs, sentado en su exclusivo asiento en lo más alto del estadio, dejó su coctel de maracuya a un lado para fijarse en cómo las gradas los aclamaban y los fotógrafos corrían desesperados hacia los reclutas que salían de los túneles.
"¡Evelyn! ¡Mira por aqui, Evelyn!"
"¡¿Qué piensa el Sr. Michell?! ¡¿Qué dice Evolet?!"
"¿Te sientes presionado, Atticus? ¿Estás a la altura de los herederos?"
"¿Y sus padres? ¡Hemos visto que se llevan muy bien!"
"¿Ustedes son amigos? ¿Más que amigos? ¿Habrá boda?"
Atticus veía desconcertado a todos esos miembros de la prensa que no dejaban de hacerle preguntas raras y tomarle fotos, hasta que sacudió su cabeza y agacho su mirada, intentando enfocarse en el plan que su compañera le indicó minutos atrás. Evelyn también tenía agachada su mirada, únicamente la levantaba para ver entre los destellos blancos de los flashes la cara de preocupación de su hermana sin dejar de pensar en las palabras de Lutz.
Por otro lado, en el túnel opuesto, la situación era totalmente distinta pues Valentino había recibido a los fotógrafos, luciendo su impecable uniforme deportivo, con sus brazos abiertos.
—¡Mis amigos! —proclamó el italiano, viendolos con una gran sonrisa.
—¡Valentino Parisi!
—El mismo.
—¿Que opinan tus padres sobre tu reclutamiento?
—No creo que piensen algo al respecto.
—¿Y por qué no han venido?
—Están ocupados. En su lugar, vinieron mis abuelos.
—¿Crees que tus abuelos están preocupados?
—¿De que? ¿Por mí? Imposible —río Valentino, ganandose mas fotos al comenzar a caminar con Deven hacia la arena— Mis abuelos saben lo espectacular que soy en todo. Al final del día, por algo soy su heredero.
—¿Quién es el pelirrojo?
Valentino rodeo con un brazo el cuello de Deven y lo atrajo hacia las cámaras.
—Este amargado es Deven Moore. Mi compañero.
—¿Qué es ese cinturón que tiene encima?
—No es su problema —gruño Deven.
—¿Y cree que este tipejo está al nivel de competir a su lado, Srto. Parisi?
Deven chisto y les dio la espalda al adentrarse a la arena mientras Valentino reía abiertamente.
—No se preocupen, mis amigos. Estoy seguro que lo está.
El Doctor regaño a los fotógrafos al intentar pasar la línea blanca y seguir a los herederos por la arena, devolviendose a regañadientes a sus protecciones en las esquinas del campo mientras los dos equipos se introdujeron hasta una razonable distancia del centro, deteniéndose frente a sus oponentes.
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El Destino de los Condenados
FantasíaMuerte. Eso era lo único que todos sabian que le esperaba a aquellas almars que eran reclutadas. Algunos intentaban que esa sentencia no los superara y otros directamente perdian todos sus hilos de cordura... ¿Pero cómo culparlos? Tal vez en otra...