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Mariposas.

Siempre me recuerdan a ella. No sólo porque use joyería con decorado de mariposas, si no por ese tatuaje en un su espalda.
Siempre recordaré lo mucho que le encantaban las mariposas...

4 de Julio de 2005

Un día normal para cualquiera, venía de hacer las compras, un día de verano donde a mi parecer hacía mucha calor. Y no solo eso llevando más de 3 bolsas, lo que hace una por ayudar a los demás.
Iba tranquilamente, estaba cerca de casa y eso me tranquilizaba, pero a mis oídos llegaron quejidos, como si golpearán a alguien, solté las bolsas y las deje un momento en el suelo para prestar más atención al sonido. Resultó que si eran quejidos, quejidos de dolor. Cogí las bolsas y fui como pude hacia el sonido, cuando lo escuché más cerca de repente cesaron. Me iba a ir a mi ruta original hasta que escuche a alguien hablar.

- ¡Lo sentimos! -

Me di cuenta de que estaba en un parque, deje las bolsas y me fui acercando.

- Sois casi tan cobardes como patéticos. No os hagáis llamar delincuentes. -

Cuando estuve lo suficientemente cerca, vi a una pandilla de delincuentes, y luego dos chicos de rodillas, sangrando, parecía que evitarán llorar, y detrás de ellos otros tres chicos retorciéndose del dolor, cuando me fijé bien los reconocí, eran esos estúpidos de la una clase de segundo, se hacian llamar pandillas y delincuentes, pero se veía que no podían ni matar una mosca.

Me acerqué a ellos y con bastante miedo me puse delante de los que estaban arrodillados y sin pensarlo dos veces grité.

- ¡Tú! ¡Pedazo de anormal descerebrado! ¡Quién te crees que eres para golpearlos así! -
Cualquiera pensaría que tengo unos huevos que para no verlos, pero la verdad estaba cagada del miedo, después de eso, lo que les hizo a esos chicos será una caricia comparado a lo que me hará.
En el momento que vi que uno de ellos me iba a golpear, ya me estaba preparando para recibirlo, pero el golpe nunca llegó, por lo menos para mí. Había cerrado los ojos por inercia y los abrí cuando escuché un quejido y vi al chico rubio, Takemichi, en el suelo, ahora retorciéndose. Vi que los chicos de antes se estaban yendo, parecía que ya se aburrieron, entoces decidí acercarme a ellos.

- ¿Estas bien? ¿Donde te golpeó? -
Al chico le costaba hablar, así que simplemente me señaló donde le dolía.

- Esperar aquí, ¿Vale? Os voy a limpiar las heridas. -

Fui corriendo hacia las bolsas que dejé antes, las traje donde estaban ellos y busqué algo de agua y unas servilletas que había comprado, le fui lavando las heridas a cada uno, los pobres estaban fatal, algunos ya deliran.

- ¿Acaso un ángel nos está ayudando? -

Rei por lo bajo, me hacía gracia que incluso así hicieran comentarios estúpidos.

- Makoto cállate, no asustes a la chica, encima que nos ayuda. -

Luego de haberles ayudado vi como entre ellos se ayudaban y se iban yendo.

- ¿No vienes? Se está haciendo algo tarde y puede ser peligroso. -

Me pregunto el chico de pelo color ciruela.

- Bueno, los acompañaré. -

Cuando estábamos cerca de un vecindario, donde pasa el tren, Takemichi se fue, no sabemos a donde pero decidió irse. Ya se estaba haciendo tarde y estaba cerca de mi casa así que avisé a los chicos y me fui por mi cuenta.

- Yo vivo por allí, así que nos vemos. No os metáis en más peleas o acabareis peor. -

Los chicos simplemente rieron por lo bajo y se despidieron, y yo me fui hacia mi casa.
Cuando llegué mi madre estaba muy preocupada, se pensó que me había pasado algo y ya iba a llamar a la policía.

- Yume, para que tienes el móvil, para que avises por si pasa algo. Además aquí faltan cosas, ¿compraste todo lo de la lista? -

- Si mamá, compré todo, pero hubo un pequeño problema de urgencia que requería que usará algunas cosas. -

- ¿Que ha pasado? -

- ¿Recuerdas a eso chicos de mi instituto?, la pandilla esa de segundo, pues hoy les pegaron una paliza. -

- Vale y ¿Eso que te incumbe a ti? -

- Déjame acabar, estaban llenos de heridas y sangrando y no los iba a dejar así, así que los ayude. -

Mi madre estaba un poco asustada, a veces se pone paranoica, le expliqué con más detalle todo y se empezó a tranquilizar, por obvias razones omití el momento donde casi me golpean. Después de eso hizo la cena y comimos, mientras hablamos de temas triviales, me despedí de ella. Le di las buenas noches y me fui a mi cuarto.

- Que tarde más extraña. Espero y que no me busquen esos matones, no me agrada la idea de recibir una paliza o algo peor. -

Me fui a darme una ducha rápida, me cambié y me fui a dormir más bien, intentarlo. Hasta que en algún momento de la noche caí rendida.

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⏰ Última actualización: Dec 23, 2023 ⏰

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