Celeste / Auto compartido

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En el transcurso de la semana, cuando desempacó toda la ropa que trajo consigo, medirse la ropa que hace tiempo no usaba para climas tan fríos lo hizo darse cuenta de que definitivamente debía conseguir algo nuevo. Sintió arrepentimiento al no haber aprovechado la compañía de Kenny el día que llegó y fueron de compras. Uh, es un idiota. Todo debido al excesivo nerviosismo que se apoderó de él ese día; una ridiculez, porque no pasó nada fuera de lo que cualquier persona esperaría.

Sin embargo, con su gran historial de "travesuras", Eric claramente no esperaba una cálida bienvenida, así que en pocas palabras, le fue bien. De eso no hay la menor duda.

Pero ese es un asunto del cual no quiere pensar. Mejor concentrarse en lo que está haciendo en ese momento.

Le ha pedido a su madre dinero para poder comprar un par de camisas, dos pantalones y quizás otro suéter y una bufanda. No quiere comprar demasiadas cosas antes de que el prometido de Liane llegue a South Park, porque sabe que este va a consentirlo con lo que Eric quiera; ese hombre si sabe cómo tratarlo, no como los idiotas anteriores que solamente jodían a su madre y se sentían la mejor mierda del mundo

Eso tampoco es algo en lo que se quiera centrar.

La cosa es, que está en la parada de autobuses esperando pacientemente para abordar e ir al centro comercial. Liane no ha podido prestarle el auto y Kenny, que es la única persona que tiene auto que le diría que sí a llevarlo, está trabajando ese día. Así que tomar el bus era su única opción.

Por suerte no tiene que esperar demasiado para subir al autobús. Agradece eso y el hecho de hasta ese momento no encontrarse con nadie en el bus; al menos no nadie conocido. No quiere tener que acercarse a saludar o que lo miren de forma juzgadora, sería una total mierda, así que agradece no tener que pasar por ello esa vez.

El recorrido duraba entre 15 y 20 minutos, por las paradas que el camión debe de hacer cada cierto tiempo, pero no es algo fastidioso, o al menos no cuando tienes tus audífonos bien colocados en los oídos y buena música sonando sin parar. Observó en silencio a la gente subir y bajar, gracias a Dios nadie se sentó junto a él.

Un mensaje entró en su celular; el prometido de su madre enviaba fotografías al grupo de WhatsApp de cuatro personas en el que estaban. Eran fotos de muebles, cuadros y decoraciones para la casa, vio una foto un poco mal tomada de una recamara totalmente nueva. Un mensaje debajo de la foto llamó su atención.

"Creo que esta es la recamara perfecta para Eric, ¿te gusta hijo?"

La calidez que llena su pecho le causa cosquillas, su estómago se revuelve y le es imposible no sonreír a la pantalla. Que Ethan comenzara a llamarlo hijo fue extraño al principio, pero no le causó incomodidad o alguna otra clase de sensación desagradable. Extraño sí, quizás un poco incómodo (muy poquito), con el tiempo se acostumbró y ahora le parece agradable ser llamado de esa manera.

Tecleó una respuesta rápida mientras se ponía de pie y caminaba a la puerta del camión, estaba llegando a la parada del centro comercial. Se había fijado bien donde estaba la parada el día que llegó, cuando Kenny lo trajo a comprar.

La caminata al interior del centro comercial fue rápida y tranquila, guardó su celular en su bolsillo contrario al que tenía guardada su cartera. Una vez dentro, comenzó a andar cerca de las tiendas de marcas que suele recurrir desde hace un tiempo, aunque la moda en Colorado sea ligeramente distinta a la de California, sabe que hay tiendas que nunca lo decepcionan.

Le gusta Forever 21, por lo que fue el primer lugar al que se dirigió. Vagó un rato entre la ropa de hombre, encontrándose con un par de cosas que captaron su atención como para considerar comprarlas, pero nada que le encante lo suficiente para tomarlo y llevárselo.

El mismo de siempre | KymanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora