31: como asesinar a un italiano. Segundo acto

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- Así no te consigues mi aprobación - bebe de la cerveza y veo entre ellos miradas cómplices. ¿Lo peor? Que si que parece que se han llevado bien.

- Me han educado para no mentir, perdona - sonríe de lado una vez más y mi padre blanquea los ojos.

- Al menos dime cuál es tu equipo favorito de España - esta pregunta si es peligrosa.

Veo a Damiano echar una vista rápida por el salón y después mirarme para que le de alguna pista, pero me niego a dársela. Sigo molesta por no contarme lo de Laia.

- Real Betis Balompié - le miro boquiabierta y el italiano sonríe al ver que ha acertado. Aunque bueno, le conté de qué ciudad venía mi padre así que solo tenía dos equipos de los cuales elegir. - Pero lo siento, simplemente simpatizo, porque el As Roma aplasta a cualquier equipo español si se lo propone.

- Ibas bien - le dice señalándole. - Y bueno, qué intenciones tienes con mi hija. Porque hasta donde sé eres un italiano que intenta llevar a mi hija por el mal camino y eres Erasmus. ¿Qué piensas hacer el año que viene? - Gracias papá, ni yo había pensado en eso.

- Voy a pedir una excedencia para estar un año más.

- ¿Enserio? - me mira y asiente. ¿Por qué no me ha contado eso? Bueno, nunca hemos sacado ese tema. Mi padre bufa al ver la sonrisa que se escapa de mis labios.

- ¿Y después? - papá por favor, no jodas el momento que me estoy muriendo ahora mismo.

- Terminar el último año en Roma y después volver - ni lo ha dudado. Miro a mi madre y veo que ella también está muriendo por dentro. - También hay otra opción - pasa la lengua levemente por sus labios y mi padre frunce aún más el año.

- Mi hija va a terminar la carrera en España, así que ni lo vuelvas a mencionar, además a saber donde estáis los dos en ese entonces - creo que voy a llorar. Papá me duele el cora.

- Yo por mi parte si sé dónde voy a estar, y creo que vas a tenerme que soportar como yerno durante mucho tiempo - Mamá sonríe y niega al escuchar al italiano.

- Luis, este chico me recuerda a ti - miro a mi madre y ella levanta las manos. - Tenéis un carácter parecido. En fin, encima es un chico guapísimo.

- Muchas gracias - dice sincero y creo que he escuchado a mamá suspirar.

Después de estar un rato hablando, aunque realmente ha sido papá intentando buscarle algún defecto al italiano, no lo consigue. Si me hubiese preguntado yo podría haberle ayudado a buscarlo, pero como está empeñado en tener monólogo pues...
El caso es que nos dirigimos a la mesa y miro la cantidad de cubiertos que hay, ¿cuándo los han puesto si yo he ayudado a mamá?
Mis padres y el italiano me observan porque básicamente me han hablado y yo sigo atenta a los cubiertos. Giro lentamente mi rostro en cuanto suena el timbre.

"No me jodais que habéis avisado a Luis"

- Y tanto que si, necesito refuerzos - ríe papá y corre a abrir la puerta. Miro a mi madre y ella alza los brazos.

- Tu padre le dió el chivatazo - se disculpa.

- ¿Qué pasa? - pregunta Damiano.

Pero sin darme tiempo a abrir la boca mi hermano ya ha aparecido y lo ha empujado contra la pared agarrándole por el cuello de la camisa. Genial. Aparto a Luis dándole, quizás, una patada en la espinilla, aunque sin querer he golpeado al italiano también. Un daño colateral, lo importante es que le salve del endemoniado Luis.

- Como te hayas atrevido tocar a mi hermana te deporto a Italia descuartizado - le amenaza mientras intenta apartarme pero me he colocado entre los dos y agarrado al italiano con fuerza para que mi hermano no sea capaz de separarme.

Mamá, ¿te gustan los italianos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora