Kiyoomi, asesinar a tu primo no es legal.

551 52 95
                                    

Todos conocían la suerte que tenía Shouyo de entrometerse/ser parte de peleas o momentos incómodos cuando iba al baño, inclusive en su época de estudiante en Karasuno la preocupación había llegado al punto en que el equipo fijó una regla para no dejarlo ir sólo a ningún baño (para gran molestia de Tsukishima quien misteriosamente desaparecía cuando era su turno de acompañar a Shoyo). Por supuesto, había crecido, era un adulto y no necesitaba ser escoltado por nadie porque ahora sabía cuándo dar media vuelta y huir antes de terminar envuelto en una discusión.

Lamentablemente, la mente del opuesto estaba flotando en una nube de somnolencia tras una alocada fiesta de celebración que tuvieron el día anterior, sus sueños aún se mezclaban con la realidad a esa hora de la mañana. Debería ser un crimen despertar tan temprano luego de una fiesta (o quizá debió ir al baño antes de dormir). Debido a todo esto, ignoró las voces que venían del baño y, por consiguiente, los ruidos que le siguieron, Shouyo solo pensaba en encontrar un cubículo y liberar su vejiga.

En su defensa, era el baño del equipo A, Yaku Morisuke ni siquiera debería estar allí.

Shouyo chilló cuando, al abrir la puerta, se encontró con nada más que a dos líberos que respetaba mucho, en pasado, teniendo un apasionado encuentro en el baño. Shouyo había visto esa clase de besos solo en los rincones más oscuros de las discotecas de Brasil, él había dado esa clase de besos en rincones oscuros de las discotecas de Brasil. Tal vez debió ser más silencioso, dar media vuelta y huir antes de que fuera notado, pero su gran boca no conectó con su cerebro y ahora dos pares de ojos lo miraban como ciervos atrapados por los faros de un auto.

Indecentes, pensó Shoyo con la cara sonrojada al notar una mano pálida deslizarse hacia la parte baja de la espalda de su pareja, muy abajo de la espalda. Cuando ambos líberos le sonrieron, sintió que salía humo por sus ojeras ¡Desvergonzados!

"Buenos días, Hinata" Saludo Komori, sin alejarse del otro libero. Yaku secundó el saludo, apoyándose más sobre el otro.

"¡Están en el baño!" Señaló, como si no fuera obvio, el calor de su rostro no parecía disminuir ni un poquito.

"Sí, es un bonito baño" tarareó Yaku, alejándose un poco de Komori para acomodarse el cabello revuelto, Shoyo dejó escapar un aliento aliviado de ya no presenciar esa escena tan sugerente.

"Grosero" dijo Komori, la sonrisa en su rostro denotaba diversión sobre la situación, nada cercano a un regaño. Shouyo no le creyó a Sakusa cuando dijo que su primo era un demonio disfrazado de ángel, Komori era una persona muy amable desde que lo conoció, pero ahora mismo le enviaba una profunda disculpa al atacante lateral por tomarlo a broma. "Adelante, Hinata, no dejes que te detengamos en tus necesidades"

¿Tal vez umeboshi sería un regalo decente para pedir disculpas? pensaba Shoyo, dudando si entrar al baño o mejor colarse al del equipo B, tal vez podría ir a quejarse con Kageyama, aunque también era más probable que fuera sacado a patadas de allí ¿con quién estaba compartiendo habitación bakageyama?

No es que Shoyo fuera un mojigato, inocente o como quieran llamarle, había tenido más que suficientes experiencias en el extranjero para rivalizar con Atsumu y sus aventuras. Justo ayer estuvo hablando sobre esa increíble chica italiana que conoció en un bar de sao paulo mientras festejaba una victoria (con sus ojos constantemente desviándose hacia Sakusa para captar cualquier reacción) pero la cuestión aquí era: Motoya es su compañero de habitación, Motoya quien le había contado el encuentro entre él y su novio en un armario después del partido, Motoya, quien nunca había mencionado que dicho novio era Yaku Morisuke, un libero que conocía muy bien gracias a la amistad que formaron en los campamentos de entrenamiento.

Say You Love Me [OmiHina/MoriMori]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora