15/09/2021
JOAQUÍN
El 15 de septiembre comenzó con una energía distinta. Había cierta presión en el ambiente. Era el primer partido de la fase de grupos de la Champions, y enfrentarse al Real Madrid nunca era tarea fácil. Pero para mí, además del fútbol, había algo más que me rondaba la cabeza: Alexa.
Estos últimos días habían sido agotadores. Entre entrenamientos, estrategias, y el ritmo de partidos cada tres días, sentía que apenas podía dedicarle tiempo a mi novia. Alexa nunca me reclamaba nada directamente, pero conocía su personalidad. A ella le gustaba que la hicieran sentir especial, y yo no quería fallarle. Por eso, siempre buscaba pequeños detalles: un ramo de flores al regresar a casa, su chocolate preferido, o incluso un mensaje de voz durante el almuerzo. Aunque fueran gestos simples, sabía que contaban.
Llegamos al estadio temprano. Lautaro y yo íbamos en su auto, como era costumbre, mientras discutíamos sobre la estrategia del partido.
—Che, ¿viste que Chiara va a estar hoy? —comentó Lautaro, rompiendo el silencio.
—Sí, está encargada de todo lo de las fotos y la publicidad. Espero que no empiece con sus jueguitos, porque no estoy de humor. —respondí, suspirando.
Lautaro rió con ironía.
—Mirá, te aviso, hermano. Si Alexa llega a ver algo raro, fuiste. Ya la conocemos... Y con razón, porque Chiara no es ninguna santa.
Aunque intenté no darle demasiada importancia, sus palabras se quedaron en mi cabeza.
El estadio estaba lleno. Las luces, los cánticos, y la adrenalina creaban el ambiente perfecto. Antes de salir al campo, eché un vistazo rápido a la zona VIP. Allí estaban Alexa y Agustina, junto con las demás botineras. Alexa lucía hermosa, como siempre. Su vestido negro ajustado resaltaba su figura, y aunque no podía verla de cerca, sabía que su mirada estaba fija en mí.
El partido comenzó con intensidad. El Real Madrid dominaba el balón, pero el Inter no se quedaba atrás. Cada jugada era una batalla. A pesar de nuestras oportunidades, nos fuimos al descanso con un 0-0 que nos dejaba insatisfechos.
Mientras regresaba al vestuario, vi a Chiara en el túnel, con su cámara colgando del cuello.
—Joaquín, ¿podemos tomar unas fotos rápidas para las redes del equipo? —me pidió, sonriendo.
Accedí, aunque sabía que no era el mejor momento. Posé para un par de fotos y justo cuando estaba a punto de irme, sentí la presencia de alguien más. Era Alexa.
Alexa se acercó con calma, pero su mirada decía más que mil palabras.
—¿Interrumpo algo? —preguntó, con un tono que mezclaba curiosidad y sarcasmo.
Chiara, aparentemente inocente, respondió con una sonrisa.
—Oh, no. Solo estábamos haciendo unas fotos rápidas para las redes del club. Joaquín es muy profesional.
Alexa, siempre segura de sí misma, dejó escapar una risa corta.
—Claro, profesional. Espero que eso incluya mantener los límites claros, ¿no? —dijo, mirando directamente a Chiara.
La tensión en el aire era palpable. Chiara, incómoda, se despidió rápidamente y se fue. Yo sabía que el verdadero problema apenas comenzaba.
—¿Qué fue eso? —le pregunté, intentando mantener la calma.
—Nada, amor. Solo me aseguro de que todos entiendan cuál es su lugar. —respondió Alexa, cruzándose de brazos.
—Alexa, no tenés de qué preocuparte.
—Lo sé, Joaquín. Pero también sé cómo son algunas personas. Y si no lo dejo claro, después vienen los problemas.
Intenté calmarla, pero sabía que no sería tan fácil. Alexa, cuando estaba celosa, solía sacar su lado más superficial. Era su manera de protegerse, aunque a veces podía ser hiriente.
El segundo tiempo fue aún más complicado. A pesar de nuestros esfuerzos, el Real Madrid anotó en los últimos minutos, llevándose la victoria. El 1-0 fue un golpe duro para todos, pero para mí, el verdadero desafío estaba fuera del campo.
La frustración se sentía en el aire mientras regresábamos al vestuario. Cuando salí, Lautaro ya estaba esperándome junto con Nicolo y Marcelo.
—¿Todo bien con Alexa? —preguntó Nicolo, claramente al tanto de lo ocurrido en el descanso.
—Más o menos. Está molesta por lo de Chiara. —respondí, pasándome una mano por el pelo.
Marcelo intervino:
—Mirá, esas cosas siempre pasan. Pero tenés que manejarlo rápido, porque si no, se te arma un lío grande.
Lautaro añadió:
—Y más con mi cuñada. Esa mina te ama, pero no va a tolerar ninguna boludez. Hablá con ella, Joaquín. Si Agustina llega a enterarse de algo, Alexa no va a estar sola en esto.
Subí a la zona VIP para encontrarme con Alexa. Ella estaba con Agustina y las demás, pero su expresión era distante.
—¿Nos vamos? —le pregunté, colocando mi mano en su espalda.
—Sí, vamos. —respondió, sin mirarme.
En el auto, el silencio era incómodo. Lautaro y Agustina iban adelante con Nina, mientras Alexa y yo estábamos en el asiento trasero. Finalmente, decidí romper el hielo.
—Che, ¿en serio estás enojada por lo de Chiara? No pasó nada.
Ella me miró, con los brazos cruzados.
—No estoy enojada. Solo que me parece curioso cómo siempre aparecen estas “profesionales” justo cuando ustedes más ocupados están.
Suspiré, sabiendo que cualquier cosa que dijera podría empeorar la situación.
Cuando llegamos a casa, Alexa estaba en el living, con una copa de vino en la mano.
—¿Vas a decirme algo o seguimos fingiendo que todo está bien? —me dijo, sin siquiera mirarme.
Me senté a su lado y le tomé la mano.
—Amor, te prometo que no tenés nada de qué preocuparte. Yo no le doy pie a nada con Chiara.
—No se trata solo de lo que hacés o no hacés, Joaquín. Se trata de cómo me hacés sentir.
Sus palabras me golpearon. Sabía que tenía razón, y lo último que quería era que ella dudara de mí.
—Te prometo que voy a hablar con Chiara. No quiero que te sientas así.
La abracé, dejando claro que no tenía nada que temer. A pesar de las tensiones, sabía que todo era parte de nuestra vida juntos. Y aunque no siempre fuera fácil, ella era mi prioridad, siempre.
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PAPÁ | JOAQUÍN CORREA
FanfictionPAPÁ || Donde Joaquín tiene gemelos con la cuñada de su mejor amigo, Alexa Galdolfo.