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Vida de enamorados

La alzó sentándola en sus brazos para besarla cómodamente, es cierto que lo agarró con la guardia baja pero ella misma empezó todo en pleno conocimiento que no podría ponerle un alto. 

Sarada se separó se sus labios sujetándolo del cabello, en verdad esto era tan diferente de lo que ya había experimentado y no entendía porque le gustaba tanto. No sentía esas restricciones en su cabeza, solo quería perderse en el deseo sin pensar en nada más, disfrutar de este fogoso calor adictivo. Lo obligó a levantar el rostro y beso su cuello, su piel carente de pigmentos se veía tan lisa y perlada, lo beso esperando dejar una marca de su posesión.

—Quiero tocarte— escucho un tono perverso en su grave voz. 

Necesitaba su permiso. 

—Aquí estoy— respondió. Ella lo deseaba y también deseaba que este no se contuviera. 

El tacto suave y tierno que le dejaba con sus labios lo desconcentraban de su búsqueda, sin embargo obstinadamente se deshizo de esos pantalones ajenos, iba a usarlos de leña más tarde. Tomó sus piernas, apretando no quería hacer algo muy desconcertante, Sarada podría rechazarlo. 

Si no lo hago bien Sarada podría odiarme

Muy contrario de lo que tenía en mente Mitsuki, no tenía nada más en mente que seguir internándose en este nuevo sentimiento. —Por fin solos— su corazón nunca se sintió así, había experimentado antes, pero nada podía ser equiparable, no lo entendía ¿No estuvo enamorada de Boruto? Debería todavía estar confundida? O Tal vez, este era otro tipo de amor. Lo estuvo pensando desde que la beso por primera vez, en el festival, desde ese día que deseo más, de él mucho más, lo que era extraño en ella quien era alguien de pensamiento rígido, tener una relación e ir paso a paso, sería más como ella. 

Buscó su boca una vez más, necesitaba esto una vez más. 

Sus manos se deslizaron por entremedio de su ropa, su haori quedó suelto por su acción, quería tocarlo mientras lo besaba, sin detenerse, sin reparos. El albino se quitó el cinturón de su ropa. Sarada mientras lo besaba comenzó a refunfuñar, hasta ahora no le había parecido tan frustrante que su Mitsuki tuviese tantas capas de ropa. Molesto. De igual forma le alzó la ropa, quería verlo. 

Se besaron con agitación sucumbiendo en una espiral de pasión, sus cuerpo se estrecharon, se pegaron estremeciéndose, Mitsuki la aprisionó sosteniéndola en sus cintura y una de sus manos se balanceaba tocando sus pierna en busca de la más tersa y suave piel en esta, lentamente cada vez más intimo. 

Sarada se estremeció el calor de sus cuerpos se había elevado y sus alientos comenzaron a hacerse visible, incluso pudo sentir como la saliva se espesaba debido al calor de sus cuerpos, estaba mareada, no quería detenerse pero siquiera sabían a donde estaban yendo. Su compañero sabía que iba después, no tenía idea. Estaban haciendo crujir el mueble de la cocina debajo de ellos, esto se iba a  volver muy incomodo. Lo rodeó con sus brazos por encima de sus hombros y se sujetó de su cintura con sus piernas, ella ya sentía aquella "emoción" firme allí abajo. 

Es un hombre después de todo

Mitsuki la alzó y la llevaba a la habitación, sin mayores indicaciones. Eso tranquilizó un poco a Sarada, tal vez no tendría que explicarle nada. 

Le susurró —¿Estas seguro?— Solo tanteaba terreno, en serio las cosas se enfriarían estrepitosamente si tenía que enseñarle algo.

No, no lo estaba. Ni siquiera sabía que carajo estaba haciendo. Alguna persona si quiera pensó que llegaría hasta estas instancias, no claro que no. 

Mi segunda opción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora