CAPÍTULO 9. IMPACIENCIA/ANSIEDAD.

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Con el primer rayo de sol de un nuevo día, llegan también los primeros sentimientos pre-boda, a tan solo tres días para celebrar tan esperada unión, sólo queda mirar el reloj esperando que el tiempo pase rápido o muy lento, por supuesto que no todos tienen los mismos nervios antes de el gran día, pero si lo vemos desde dos perspectivas diferentes, más específicamente desde la de nuestros protagonistas, tenemos el perfecto contraste entre emoción y miedo, por un lado, un hombre feliz hablaba con sus seres queridos sobre su hermoso chico, describiendo sus cualidades más sorprendentes, contando los días para volver a verlo y tenerlo con él para siempre, y luego tenemos a él más joven, que se paseaba de un lado a otro nervioso y frustrado por los miles de pendientes, las flores, la iglesia, la decoración, empacar sus cosas, despedirse de sus hermanas, aguantar a su madrastra todo el día pidiendo su atención, ir con la modista, sus sentimientos por su prometido, ignorar las habladurías sobre él y Kao...

¡Podría ser peor este infierno!

Aunque no todo era malo hasta hace unos días.

La gente decía que luego del incidente con el general Noppakao Mew ya no iba a querer seguir con el compromiso, que equivocados estaban.

¿Recuerdan las extrañas sensaciones pasadas?

Gulf podía decir sin titubear que era puro juego de niños comparado con aquella sesión de besos luego de que Kao se fuera, porque no fue una o dos veces, fue durante un largo, largo rato que estuvieron ahí solos, teniendo tanta suerte de que nadie los encontrará y nadie fuera a interrumpirlos, pues no era una situación muy inocente que digamos, jamás creyó que la sensación de besar a su prometido fuera tan placentera y adictiva, sus sueños no se comparaban a la realidad, aunque comprendía que el señor Suppasit ya tenía experiencia desde antes, a comparación de él que era un pobre inexperto, pero no pareció molestarle, pues al terminar su travesura, sonrió y estuvo alegre toda la reunión, como si lo del general Noppakao nunca hubiera sucedido. Jennyfer se había enterado de lo sucedido y lo reprendió con fuerza por invitar a ese hombre, al parecer solo las personas que lograron ver la pelea sabían de la situación, Lady Elizabeth no vio ni escuchó nada por el momento, pero eso no significaba que nunca se enteraría.

Pero la cosa no se quedó ahí.

Cómo faltaba menos de una semana para la boda Mew tuvo que regresar para despejar sus pendientes y arreglar todo para la boda, así que ese y el siguiente día tendrían que separarse y no se verían hasta el día de la boda, lo que disgustó mucho a Mew, pero las cosas debían ser así, necesitaba dejar todo ordenado para que su abuelo se la llevará tranquilo mientras está en su luna de miel, así que con mucha molestia se despidió de su prometido con un caluroso abrazo...Por lo menos frente a su familia, porque Gulf recibió un regalo de despedida que nunca había esperado de él.

Lo único que supo es que había sido encerrado en la sala contigua y ya estaba acorralado contra un mueble dejando que su prometido lo besara como si nunca se volvieran a ver nunca.

Vaya que le gustó dicha despedida.

- ¡Gulf! Cariño llevo mucho tiempo llamándote - dijo Gun apretando sus mejillas.

- Déjelo señor Adulkittiporn, el pobre chico debe estar nervioso, en menos de dos días será un jovencito casado - alegó la modista de forma alegre.

- Lo lamento ¿Qué decían? - preguntó mirándose nuevamente al espejo luciendo su traje de novio, había quedado precioso y si no había más detalles se lo llevarían a casa.

- Solo pregunté si está vez ya no encuentras ningún detalle, se suponía que el traje debería estar listo desde hace dos días - dijo riendo un poco.

- No, está perfecto, me gusta mucho - dijo con una sonrisa amable.

- Bien, entonces en la tarde mandaré al mensajero con él para entregarlo - dijo y Gulf fue a quitarse la prenda.

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