Jeon Jungkook ha pasado toda su vida anhelando encontrar su lugar en el mundo, construyendo una personalidad magnética que atrae a todos a su alrededor. Sin embargo, todo lo que creía conocer se ve desafiado cuando se encuentra con Kim Taehyung, cuy...
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Recuerden que son valiosos y no están solos. Los amo mucho.♥
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Los primeros rayos del sol se filtraron por la ventana, iluminando la habitación con una luz cálida y suave. Taehyung fue el primero en despertar. Parpadeó varias veces, frotándose los ojos en un intento de disipar la somnolencia y acostumbrarse al resplandor matutino. A su lado, sintió un leve movimiento bajo las sábanas. Su cuerpo se tensó por un instante, pero la inquietud se desvaneció en cuanto su mirada cayó sobre la figura dormida junto a él. El cabello azabache de Jungkook se esparcía sobre la almohada, desordenado y suave, y al recordar lo sucedido en la madrugada, una pequeña sonrisa asomó en sus labios.
Estiró el brazo hasta la mesita de noche y tomó su celular, entrecerrando los ojos al ver la hora. Era demasiado temprano. Con movimientos cuidadosos, deslizó las mantas a un lado y se incorporó, asegurándose de no perturbar el sueño profundo de Jungkook, aunque, probablemente no despertaría en un buen rato.
Se dirigió al baño en silencio, dejando que el agua fría sobre su rostro lo despejara un poco. Se lavó los dientes con lentitud, tratando de sacudirse el cansancio que aún pesaba en su cuerpo. Cuando regresó a la habitación, se detuvo a unos pasos de la cama, sus ojos fijos en la figura dormida de Jungkook. La tranquilidad de su respiración, la forma en que su pecho subía y bajaba con un ritmo sereno, la manera en que su cabello caía sobre su frente... Todo en él parecía tan apacible que Taehyung no pudo evitar quedarse ahí, observándolo en silencio.
No podía negarlo: Jungkook era increíblemente atractivo. Sus ojos redondos, su nariz respingada, el tono cálido de su piel, la suavidad de su cabello, los pequeños lunares que adornaban su rostro. Cada rasgo en él parecía encajar con una perfección casi irreal, como si hubiera sido esculpido con una precisión exquisita. Todo en él resultaba fascinante, y eso no hacía más que sembrar el caos en la mente de Taehyung.
¿Realmente le gustaba Jungkook? La sola idea lo desconcertaba. Nunca antes se había permitido considerar algo así, y mucho menos con un chico. El amor, en cualquier forma, le había parecido siempre una posibilidad lejana, casi inexistente en su vida. De hecho, ni siquiera recordaba la última vez que alguien había despertado algo en su interior. Pero ya no tenía sentido seguir engañándose. Era demasiado evidente.
Jungkook le gustaba. Y no solo un poco. Le gustaba muchísimo más de lo que estaba dispuesto a admitir.
Soltó un largo suspiro antes de decidir salir de la habitación y bajar a la cocina para preparar el desayuno. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de cruzar la puerta, un zumbido sutil lo hizo detenerse en seco. Frunció el ceño y giró la cabeza, agudizando el oído para localizar la fuente del sonido. No tardó en encontrarla: el celular de Jungkook vibraba sobre su escritorio, la pantalla encendiéndose intermitentemente con la llamada entrante.