📖NOVENTA Y UNO📖

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-¡LOS ABUELOS YA NO ESTÁN!  - grito azotando las palmas en la mesa.

Todo se detuvo al instante, hasta mi propia respiración se contuvo por lo que pareció una eternidad.

-¿Qué? - fue lo único que atiné a decir.

Hange se acercó corriendo y puso una mano sobre el hombro de Ami.

-No es lo que quizo decir, veras esque... - intento solucionar con una sonrisa nerviosa.

Ami me lanzó una mirada furibunda, se enrezo y se cruzó de brazos.

-Ami... - se hizo escuchar Levi, dio un paso hacia su esposa, pero esta no tenía intensiones de detenerse.

-Lo que escuchaste...

-Pero...

-Ami no es el momento, ni las palabras - me interrumpió mi padre colocándose entre ambos. -;  hablemos en la casa. Vamos, Kai.

Intento sujetarme del brazo, pero me libere de un jalón para confrontar a mi madre.

-¿Por qué no me lo dijiste? ¿Desde cuándo lo saben?

-Ya te dije, es un tema de adultos - me respondió Ami.

-¡No me importa! ¡Ellos eran como mis abuelos! ¡Eran mi familia! - sentía que los ojos me picaban y un nudo en mi garganta me hacía dificil el hablar. - ¡¿Por qué no me lo dijeron?!

-¡No me alces la voz! - me grito Ami de vuelta.

-¡Basta ya, los dos! - grito Levi afirmando su lugar entre nosotros.

-¿Qué me detenga? - pregunté dolido -. Me ocultaron que mis abuelos habían fallecido, quien sabe por cuánto tiempo y... - lo pensé. Hacía 2 años que no hibamos a Marley. - ¿Lo saben desde hace dos años, verdad? Por eso dejamos de ir... Por eso Gabi y Falco vinieron... ¿Por qué no me lo dijeron?

Ami abrió la boca para protestar de nuevo, pero Hange la detuvo. Levi, por su parte suavizo su expresión y se acercó a mí, se arrodilló para estar a mi altura.

-No tenían derecho a ocultarmelo... - insistí sintiendo como caían las primeras lágrimas por mis mejillas.

-Tienes razón... - coincidió.

Su antebrazo izquierdo reposaba sobre su rodilla izquierda, la rodilla derecha estaba en el suelo y su mano derecha estaba sobre mi hombro.  En otra situación habría adorado ver esta escena en tercera persona y poder grabarla en mi memoria, pero justo ahora solo podía pensar en que me habían quitado una parte de mi vida.

-Tienes razón al estar molesto porque te lo ocultamos - siguió diciendo -, pero lo hicimos porque queríamos evitar que sufrieras...

-Tarde o temprano me hiba a enterar - insistí con voz entrecortada-. No me dejaron ir a despedirlos, ni saber porque, no me dejaron...

-Kai... - me detuvo Levi llevando su mano libre a mi otro hombro - Nosotros más que nadie sabemos lo que es perder a quienes queremos, no puedes culparnos por protegerte de sentir lo mismo, ese es nuestro trabajo.

Estaba cansado de esas palabras. Proteger. Trabajo. Éramos una familia, nos debíamos apoyar entre nosotros, debíamos confiar en los otros y protegernos mutuamente. ¿Por qué no me dejaban formar parte de la familia?

-El señor Braun falleció mientras dormía, la señora Braun no pudo con la tristeza y falleció días después - confesó Levi. - Gabi y Falco si vienieron aquí porque estaban solos en Marley, ellos querían decirte la verdad, pero sabían mejor que nadie cuanto te afectaría, así que decidieron callar. - su voz era tranquila, bastante suave y envolvente. Yo solo lo veía a él y no tenía oídos para nada más. - Todos intentamos protegerte, Kai.

Me dolía el pecho, sentía como si me estuvieran apuñalado, me ardia la cara y mi vista se nublaba por las lágrimas.

-No es justo... - susurre entre sollozos.

Levi respondió jalandome hacia el, me aferre a su espalda mientras escondía el rostro en su hombro, una de sus manos sostenía mi cabeza y la otra me daba palmadas en la espalda. Era la primera vez, o era la segunda vez, que lloraba sobre el hombro de mi padre y dolía tanto.

-Deberían ir a casa - sugirió Hange luego de un rato -, yo me quedo a recoger con Niccolo.

-No hace falta - dijo mi madre con voz entrecortada, debía estar llorando también, pero estaba demasiado molesto con ella como para preocuparme.

-No era pregunta - le respondió Hange tomando el papel de hermana mayor o de una madre.

No hubo mayor discusión, o si la hubo, mis propios sollozos no me dejaron escuchar el resto. Pasado el rato, mi padre bajó su mano de mi cabeza y tomó mi hombro.

-Llegó el auto, vamos a casa... - anunció con amabilidad.

Yo ya me había calmado lo suficiente, pero temía que si me quitaban mi soporte justo ahora me caería a pedazos. Aun así, asentí y me separe pasando mi mano por mi nariz.

No hubo despedidas, ni tampoco la necesidad de llevar mis cosas al auto, de eso ya se había encargado mi madre y Hange. Desconocía la hora, pero debía ser lo suficientemente tarde como para que el único medio para volver a casa fuera un auto. Subí ignorando a mi madre que ya nos esperaba arriba, me senté junto a la ventana con papá a mi derecha y Ami de frente.

Nadie dijo nada en todo el camino, pero tampoco me molesto porque ya tenía suficiente con el recuerdo de las voces de mis abuelos cuando jugaban conmigo, cuando me preparaban mi comida favorita, cuando me leían o cuando me contaban lo que habían estado haciendo.

Al llegar a casa, tomé mi mochila y baje del auto a toda velocidad para poder subir a mi cuarto en un intento de escape de los recuerdos, aunque sabía que eso los empeoraria. Como pude me cambie a pijama, después me deje caer en la cama y me escondí en las cobijas; habrán pasado horas o solo minutos antes de que me quedara dormido, solo para al poco rato despertar abruptamente llorando nuevamente.

-Kai... - escuche que me llamaban desde la puerta.

Era la segunda vez que despertaba, según el reloj en la pared eran las 3 am, nuevamente me había cubierto hasta la cabeza con la cobija. De nuevo, era mi padre quien corría a mi encuentro, lo escuché acercarse y sentí cuando se sentó en la cama.

-Estoy bien... - me obligue a decir pese al nudo en mi garganta.

-No, no lo estas - me contradijo intentando hacer que saliera de mi escondite.

Aquello fue una mala idea, pues tan pronto vi su rostro afligido por mi dolor, me hizo sentir mayor pena por mi y me solté a llorar de nuevo. No dijo nada, solo se quedó ahí a mi lado, dejando que sacara todo lo que sentía, sin cuestionar ni criticar, solo se quedó. Y así estuve toda la noche, sin pegar un solo ojo y sacando toda el agua posible por los ojos, terminaría deshidratado a este paso.

Levi's diaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora