19. En la Tormenta.

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Narrador Omnisciente.

Mientras un lobo triste lloraba en aquel solitario cerro, en otra parte de la ciudad un hermano menor esperaba impaciente el regreso de su hermano mayor, luego de haber llevado a cabo un plan con el que pretendía pasar más tiempo con su hermano, no sabiendo todo el daño que había causado.

Una vez escuchó entrar a quien había estado esperando tan ansiosamente vio como este entraba furioso estampando la puerta para posteriormente subir las escaleras sin siquiera notarlo, dejándole un mal presentimiento.

Narra Daniel.

Estuve casi una hora ahí tirado en el suelo mientras miraba a la ciudad, pensaba en un millón de cosas a la vez, claramente mis ojos no paraban de llorar tratando de entender qué era lo que había pasado minutos atrás. Me sentía abandonado, triste, confundido y con un gran dolor en el corazón, no podía procesar el como había pasado todo tan rápido, como sus sentimientos habían cambiado de un momento para otro. Empezaban a llegar las dudas y con ello aún más lagrimas.

Sabía que era peligroso seguir ahí por un poco más, sin embargo no tenía las fuerzas suficientes para levantarme, no quería hacer nada más que estar ahí, quería quedarme ahí. Como pude saqué mi celular y miré nuevamente los mensajes que habían acabado con todo, no reconocía el número, pudo haber sido una equivocación o realmente fue alguien que sabía lo que hacía, aunque, no tenía en mente nadie que fuera capaz de hacer algo así. El único que sabía de mi relación con Rubén era Matías y fuera de ahí en mi circulo social no tenían ni idea de la existencia de él.

Confundido por los hechos decidí llamar a Matías, para mi suerte seguía despierto. 

Hice un gran esfuerzo en pedirle que viniera por mi entre el llanto y la voz entre cortada.

Para mi suerte no tardó mucho en llegar, de pronto miré un carro acercarse y de el bajó una hiena cuya figura conocía muy bien. Entre tantas lagrimas le sonreí.

—Tranquilo... Ya estoy aquí —decía con voz suave mientras me ayudaba a levantarme.

Me llevó a su auto y con algo de dificultad me metió en el asiento del copiloto, solamente me tapé la cara y seguí haciendo lo que mis sentimientos me dictaban, Matías no dijo nada y solamente se dedicó a conducir. 

—¿Quieres que te lleve a tu casa? —preguntó.

Asentí aún con el rostro tapado con mis manos.

—Bueno, iremos a mi casa entonces —comentó.

El camino restante estuvo silencioso, yo seguí en lo mío hasta que en un punto solo dejé de llorar y me dediqué a mirar por la ventana, sabía que cualquier pensamiento, recuerdo o memoria que pasara por mi cabeza podría volverme a hacer sentir mal y por consiguiente volver a mi estado inicial, así que solo me centré en las farolas de la carretera y finalmente de la calle.

Una vez que llegamos a su casa bajamos del auto y acompañado con Matías entramos a su departamento, me senté en el sofá apoyando mi cara con mis manos mirando al suelo. Matías se sentó del otro lado del sillón, sabía que me miraba quizás esperando respuestas, con muchas preguntas al igual que yo.

—Daniel... ¿Quisieras hablar sobre lo que pasó? —preguntó.

Lo pensé por un instante, pero lo que realmente necesitaba era descansar, procesar un poco más las cosas y si necesitaba desahogar más cosas, lo haría.

—Mañana Matías... Tengo cosas que pensar —respondí.
—Está bien, de todas formas ahí está la habitación de invitados, ¿quieres cenar? —preguntó.
—No Matías, muchas gracias —dije con una leve sonrisa.

Atypical Days (Furry - Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora