Reborn tomo al chico en sus brazos, y comenzó a caminar con él llevándolo como si de una princesa se tratará, estaba herido y eso no había cambiado sin importar que es lo que pasó después, si es claro que gracias a que se aclaró está situación se sentía mucho más liviano, libre, era algo difícil de explicar, creía que eran tantas las cosas que sentía en ese momento que era imposible describir en palabras sus emociones.
Mientras Reborn caminaba metido en sus pensamientos, el chico que se encontraba en sus brazos poco a poco comenzó a cerrar sus ojos, y con una suave respiración acompañada por sus lentos y constantes latidos se quedó dormido, luego de todo el miedo y desesperación, luego de la descarga de adrenalina, y luego de aclarar sus sentimientos, sintió que ya estaba todo bien, ya podía descansar, se sentía seguro en los brazos de su amado, de aquel que siempre lo cuido, su caballero de brillante armadura, no importa lo que pasará el siempre confiaría en él, es más, estaba seguro que si deseaba envenenarlo con gusto tomaría cualquier cosa que le diera, porqué bien sabía que podía confiar, que la persona que eligió estaría ahí hasta el final de sus días, así como el también haría, y lo amaría tanto como ahora, lo amaría hasta que su alma se seque y su aliento se deshiciera en la inmensidad del tiempo.
Luego de todo eso, por fin pudo descansar en paz, y Reborn al notarlo no pudo evitar sonreír y mirarlo con una ternura que jamás espero tener, un sentimiento latía dentro de él, uno que jamás existió hasta el día en que lo conoció, con el tiempo que pasaron juntos fue creciendo, el siempre creyó que podía ser el sentimiento de un padre, pero bien sabido es que solo era un intento de auto convencerse, el tiempo lo traicionó y le mostró la faceta más bella de aquel que le robó el corazón, las delicadas facciones, la manera en la que se movía, en cómo cada una de sus emociones se planteaban en su cara, lo fácil que era leerlo como libro abierto, esa estúpida piedad que tenía, y esa inocencia que tenía con todo el mundo, una inocencia tan grande que le causaba temor, temor a que alguien se aprovechará de eso mientras él no se encontraba ahí para detenerlo.
El camino se sintió mucho más corto de lo que en verdad fue, estaba completamente seguro de que era debido a que el tiempo había pasado volando, tan metido en sus pensamientos ni había notado cuando llegaron, su cabeza sabía el camino, ni siquiera necesitaba prestar real atención, estaba seguro de llegar sin importar qué.
Esperaba que al llegar los "padres" del chico explotarán en preguntas, en regaños, e insultos, pero para su sorpresa solo se acercaron para tomar al niño y llevarlo a su habitación.
No sabía la razón de la calma de estos, pero tampoco planeaba preguntarse mucho, lo mejor era evitar conflictos aunque sea momentáneo.
Tampoco podía decir que se sentía bien, más bien estaba fatal, y aún así le preocupaba aún más el chico que el dolor que le causaba su propio estado. A duras penas se las arreglo para caminar hacía su cuarto, una vez en el cuarto tomo los supresores inyectables y luego de aplicarse la medicación tomo un baño con agua helada, sin siquiera secarse el pelo y con nada más que unos pantalones se lanzó a la cama para intentar descansar en lo que los supresores hacían efecto, o al menos hasta que le calmaran los síntomas lo suficiente como para descansar un rato.
Tsuna por su parte estaba siendo contenido por Giotto que con todo el amor y paciencia del mundo lo había ayudado con la medicación, lo ayudo, a bañarse, a cambiarse y cada cierto tiempo le cambiaba paños fríos, por la fiebre que le había causado el celo.
Ese día pasó sin mayores contratiempos, y ambos se mantuvieron en sus respectivos cuartos por los siguientes días.
Luego del pequeño incidente las cosas volvieron a la normalidad, la familia se mantuvo tan ruidosa como siempre lo fue aún peor desde que gracias a Tsuna se llevaban "bien", no se mataban, pero si se gritaban y simplemente destrozaban todo a su paso al discutir, en este tipo de momentos Nono simplemente deseaba jubilarse de una vez por todas, tomar unas vacaciones de por vida y nunca más volver a esa mansión de locos, pero al volver a la realidad simplemente suspiro y regreso su mirada a el papeleo que lo esperaba, mientras de fondo se podía escuchar como cosas se rompían y más personas gritaban, seguramente su hijo había llegado con sus amigos y guardianes, simplemente ignoro todo y continuó con el papeleo.
En tanto la relación del Asesino y del pequeño había mejorado, aún así Reborn respetarlo, aunque Tsuna estuviese más que desesperado, él también lo amaba y deseaba acompañarlo en lo que decidiera, y si él desea esperar por la intimidad lo haría.
Los años pasaron con una relativa calma, los guardianes y amigos de Tsuna continuaron tan ruidosos y molestos como siempre lo fueron a lo largo de los años, pero a pesar de eso estos lo protegían con su vida cuando el hitman no lo hacía, no sólo lo protegían de peligros, sino que también lo hacían de pretenciosos que no conocían su lugar.
Tsuna como siempre andaba pegado a Reborn, pero a este no le molestaba, ya no le decía nada y a veces incluso lo rodeaba con sus brazos protegiéndolo y mimandolo, y pese a que no lo parecía Reborn también se encontraba bastante pegado a Tsuna de una forma un tanto posesiva y celosa, se mantenía constantemente cerca sabiendo la belleza que el chico llevaba, y este por su parte se hacía el que no notaba está situación, y aún así estaba bastante orgulloso de ser celado por su pareja, o por aquel que consideraba su pareja.
Los demás simplemente decidian alejarse lo más posible de esos dos acaramelados, era bastante molesto ver cuando se encontraban siendo románticos, siendo esto así casi todo el tiempo.
El pequeño ya no tan pequeño estaba a nada de terminar la secundaria y cumplir la mayoría de edad, planeaba atacar a Reborn apenas cumpliera 18, pero sabía que hasta no terminar la secundaria continuaba negándose a tocarlo y eso lo desesperaba.
-Reborn quiero que hablemos- Tsuna miro el suelo de manera tímida mientras entrelaza sus dedos tímidamente.
-Dime, te escucho- Reborn como solía hacerlo contestó de manera firme y un tanto dura, cosa que asustó un poco al estresado Tsuna.
-Se que me dijiste varias veces que no, pero quería saber si cuando cumpliera 18 no me marcarías como tu pareja- no se animó a levantar la vista, sentía su cara arder de la vergüenza e incluso sus ojos parecían lagrimear.
Reborn sintió un cosquilleo recorrer su columna al mismo tiempo que una sonrisa se dibujaba en su rostro.
El sicario se acercó al muchacho y con una mano tomó el rostro de este para besarlo.
-Sería un honor- y así volvió a besarlo profundamente mientras con el otro brazo lo abrazaba por la cintura.
El pobre chico sentía que podía tocar el cielo con las manos, su cabeza daba vueltas y su corazón latía a mil, no solo que lo había aceptado sino que también le estaba dando un beso como nunca antes lo había hecho, este si era un beso de adultos no como los inocentes besos que solía recibir, no que no le gustaran pero se quedaba con ganas de más, por otra parte este beso era malo estaba despertando cosas en su interior que no sabía que eran y eso lo asustaba un poco.
Reborn estaba entretenido en lo que hacía, amaba a ese chico y todo de él, la verdad es que le costaba horrores resistirse a esos suaves labios y a esa hermosa y lechosa piel, en verdad moría por verlo solo para él, pero más que eso deseaba respetarlo hasta el mismo final, aunque eso significara morir de ganas. Saliendo de sus pensamientos miró hacía el chico viendo como el rostro de este se encontraba de un rojo casi imposible, rió un poco en sí mismo al ver como le costaba respirar, así que poco a poco se separa disfrutando para él esa sensual vista, tenía que admitir que verlo rojo respirando entre cortado con un chorrito de saliva en el margen de su boca era algo delicioso a la vista, inconscientemente se relamió los labios como si hubiese probado un delicioso pastel, y volvió a sonreír dejando un inocente beso en los labios del chico.
Tsuna sentía que podía explotar ahí sin ningún problema, quería correr, gritar, morir y revivir todo al mismo tiempo, no podía con el sentimiento de su corazón, sentía sus piernas temblar, estaba casi seguro de que si ahora lo soltaba reborn se caería sin remedio.
Se sujetó con fuerza al sicario y suavemente con su rostro bañado en un color rojizo dijo -por favor por nada del mundo me sueltes- no podía más con la vergüenza pero sabía que tenía que mencionarlo aunque sea por precaución.
Por su parte el hitman solo sonrió y reafirmando su agarre susurro al oído del chico -nunca- y Tsuna sintió su corazón explotar y salto como si su fuerzas estuviesen renovadas una vez más besar a Reborn tan amorosa y pasionalmente como siempre deseo hacerlo.
Nadii1827
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En manos de mi sádico Hitman - R27 Omegaverse
FanficTsuna vivía un infierno, todo comenzó desde que su familia se entero de su clasificación... su padre y su madre lo maltrataban en todos los aspectos, tanto físico como mental. Para el todo estaba por terminar, o al menos así es como lo creía hasta q...