Capitulo 9 Un sábado de diversión

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El fin de semana había llegado, el sol brilló sobre el Encanto anunciando el día favorito de sus habitantes.

Sarah llamó a la puerta de Denise haciéndola saltar entre sueños, al no recibir respuesta volvió a tocar haciendo que la otra dé balbuceos en muestra de señales de vida.

—Voy a necesitar de tu ayuda así que baja en cuanto estés lista por favor.

Denise se vistió como pudo y bajó aún aturdida por el sueño y su repentino despertar, y su cabello la delataba pues se había olvidado de arreglarlo.

—Buenos días.

—Bueenoss díass —saludó Denise arrastrando las palabras—.

—Por favor ayúdame a llevar éstas cajas, son muchas vueltas si lo hago yo sola.

—Sí —respondió de forma automática más que sincera—.

Recogió una caja que se encontraba en el suelo de la estancia y junto a Sarah quien también llevaba una. Salieron hacía el centro, gracias a los rayos del sol y el movimiento Denise fue despertando de a poco.

—Sarah —llamó Denise cuando iban en la segunda vuelta y se sentía ya despierta—.

—¿Sí?

—¿Para qué son las cajas?

—¿Cómo que para qué? —lo pensó un momento antes de comprender— ¡Es verdad! Disculpa cariño, me había olvidado comentarte.

—Comentarme sobre ¿Qué?

—Aquí cada fin de semana nos reunimos todos en el pueblo a celebrar, se ponen puestos, hay música... ¡Y por la noche hacemos un baile!

—¡Suena muy lindo!

Mientras comenzaron a acomodar el puesto de Sarah, Denise pudo observar a más gente llegar a pesar de ser tan temprano por la mañana, en definitiva era un evento especial para ellos y le ponían de su esfuerzo y cariño.

—Que cosa extraña —pronunció en voz alta mientras abría una de las cajas—.

—¿Eh? ¿Qué pasa?

Denise se dio cuenta de que no lo había dicho en su mente cuando vio a Sarah acercarse para inspeccionar.

—No, nada, disculpa —no quería llegar a ofender pero en realidad no tenía idea de lo que veía así que se decidió por preguntar—. Emm ¿Qué es eso?

—¿Nunca habías visto un instrumento antes?

—Ah, un instrumento... ¿Qué hace?

—Ja, ja, ja, ya lo verás. De momento ¿Tienes alguna preferencia para el desayuno?

—No, me gusta de todo... creo.

Eso último le sacó una pequeña risa a Sarah.

—De acuerdo, entonces voy y vuelvo con el desayuno ¿Te parece bien?

—Excelente, yo termino aquí.

Al irse Sarah la chica se quedó acomodando el resto de los instrumentos sobre la mesa.

En una de las cajas había uno en particular que le llamó la atención, era una especie de caja larga y verde con botones de un lado, por en medio tenía pintada una mariposa anaranjada que fue lo primero con lo que hizo contacto de éste.

Al sacarlo notó que era considerablemente más pesado de lo que había pensado en primera instancia. Lo cargó y presionó los botones lo que liberó sonidos extraños y para nada melódicos.

—Así no se toca un acordeón —habló alguien desde su espalda—.

—¡Mirabel! Hola —miró de nuevo al instrumento entre sus manos— así que un acordeón.

Sólo tú y nada más(encantó)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora