sex is fun

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Tengo pene.

Sí, sé que suena rudo decirlo de esa manera, pero es lo que es.

Desde muy pequeña mamá me dejó en claro que mi cuerpo era diferente a su manera, o como ella lo llamó en su momento, que era "especial"— así que mi yo de cinco años en realidad no tenía demasiadas preguntas al respecto.

No fue sino hasta un poco más grande que comencé a cuestionar algunas cosas que hasta los siete años me habían parecido por sobre todo bastante comunes. Por ejemplo, para una pequeña Hyejoo era bastante normal no ingresar (a no ser que fuese una emergencia) al baño de chicas durante la escuela primaria, así como también lo era utilizar siempre ropa bastante holgada.

Pero volviendo al tema, pronto cosas tan obvias comenzaron a causarme un poco de ruido.

Yo era una chica, pero mamá no me dejaba acercarme mucho a las niñas. Decía que las niñas eran chismosas y que me llevaría mejor con los niños, pero estos últimos me resultaban molestos y sumamente irritantes conmigo siendo una pequeña de naturaleza callada y tranquila. Fue así hasta que, harta de quedarme sola en los recesos de la escuela, que decidí consultarle directamente a mamá porque no podía simplemente hablar con las chicas, aquellas en su mayoría calladas y de presencia agradable.

Enterarme a los siete que las chicas en realidad no tenían algo entre las piernas fue una de las cosas que más me han sorprendido en la vida, o bueno, en lo que llevo de ella. Mamá se disculpó aquella vez por no haberme dicho la verdad desde el principio, pero en realidad yo no estaba enojada, solo sorprendida.

Ahora con veintitrés y cursando mi segundo año en la universidad hay pocas cosas que pueden llegar a sorprenderme.

No he perdido la capacidad de asombro, de hecho mamá dice que nunca hay que perderla, pero he visto y vivido muchísimas cosas que si quisiera, podría tachar de "memorables" — pero no necesariamente de buena manera.

Con diez años descubrí lo que era la maldad pura porque uno de los niños de los que pensé que era amiga, decidió que sería buena idea bajarle los pantalones a la persona más invisible del salón de cuarto grado solo para hacer reír a los demás.

Para resumirlo, descubrieron mi pequeño secretito y las burlas y malos tratos no cesaron hasta que mamá tomó la inteligente decisión de cambiarme de escuela a los pocos días de sucedido el incidente.

A medida que crecía las cosas no fueron mejorando, porque por más que yo no socializara con nadie - para que nadie pudiera en algún momento llegar a descubrir ya saben qué - de alguna manera alguien se terminaba enterado, y nuevamente volvían las burlas y las golpizas por ser "el bicho raro", "la chica con sorpresa", "el fenómeno".

Y si en secundaria no me había ido del todo bien, en preparatoria viví a lo que podría llamársele un verdadero infierno.

Uno como el de Dante, si saben a lo que me refiero.

Los niños eran malos, los preadolescentes peores, ¿Qué me esperaba de preadolescentes evolucionados y crecidos?

Nada bueno desde luego.

Perdí dos años de mi vida encerrada en mi habitación sin querer siquiera salir a ver la luz del día, me gradué de la preparatoria con veinte años, estudiando desde casa y asistiendo a la escuela solo para rendir exámenes, teniendo que visitar a mi psiquiatra y terapeuta una vez por semana y convirtiéndome en una persona más introvertida de lo que ya era.

Podría seguir, si quisiera, pero hoy no es un día de amargarme por eventos catastróficos que me traumaron de por vida. Hoy es día de ver películas en mi apartamento en compañía de mi mejor amiga...O bueno, eso me dijo Chaewon cuando hablamos por teléfono.

Sex is fun | hyewon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora