- Mahad, ¿Cómo esta el chico? - Pregunto preocupado el faraón.
- Los médicos aun lo atienden -
Ambos parecían muy preocupados, no solo había sido un súbdito quien arriesgo su vida por un miembro de la corte, si no que se parecía mucho al faraón y querían saber quien era. Al cabo de unos minutos, salió un medico y les sonrió.
- buenas noticias mi señores, el chico ya se encuentre bien. Solo necesita algo de reposo. Lo llevaremos con el resto de súbditos en el patio central -
El Faraón negó. - Déjenlo en esta habitación, le salvo la vida a Mahad, merece una recompensa y un trato especial. - Dijo sonriendo - Vayan a ver a los demás y ayuden a los que puedan -
Los médicos asintieron y salieron de la habitación, Mahad y su faraón entraron y se sentaron a un lado del joven que yacía en una cama.
- Se parece mucho a ti, pero hay algo en sus ojos que es diferente a los tuyos - Menciono Mahad viendo al chico.
- ¿A que te refieres? -
- Lo vi antes de que se quedara inconsciente, sus ojos son un tono lila, el contrario de los tuyos que son a un tono carmesí y muestran autoridad. Los de el... muestran gentileza, amabilidad. Es como si fueran opuestos -
El faraón estaba extrañado. En raras ocasiones Mahad analizaba a las personas y así que no era normal que describirá a aquel chico con tanto detalle sobre sus ojos. Al mismo tiempo que lo observaban, aquel chico abrió sus ojos y vio a Mahad.
- Señor, ¿se encuentra bien?, ¿no le hicieron nada? - Pregunto preocupado
Mahad sonrio - Estoy bien, joven. Debo de agradecerte. Me salvaste de un ataque cobarde. Eres mi salvador -
- No, yo... es que usted nos ayudo ¿Cómo podía dejarlo así? -
El joven sacerdote y el faraón se quedaron pasmados, por lo general las personas se preocupaban por si mismas, por lo que siempre que los guardias quería ayuda o la necesitaban ellos pasaban de largo y continuaban.
- Joven, has sido muy amable con mi amigo y sacerdote de confianza. Por favor... quiero saber a quien le debo agradecer. -
El joven abrió sus ojos enormemente. - Mi faraón! - Grito y trato de levantarse cuando sintió un dolor punzante en su hombro derecho.
- Tranquilo, oye. no te preocupes por las formalidades, ahora solo descansa - dijo el Faraón mientras lo ayudaba a recostarse nuevamente.
- Lo siento, yo... este servidor no es digno de ser tocado por su majestad - Sonrió aquel chico.
El faraón soltó una risita. - ¿Cuál es tu nombre? -
- Oh, mis disculpas mi faraón y joven sacerdote. Mi nombre es Heba, hijo de Zeca. -
Ambos amigos sonrieron... a pesar de ser tan joven la formalidad del chico era mucha.
- Bien Heba. quiero agradecerte por salvar a mi amigo ,¿hay algo que quieras?, ¿dinero?, ¿Comida?, solo dime -
Heba desvió la mirada y negó sonriendo. - Ustedes hacen lo posible por que estemos bien nosotros y todos los pueblos que forman Egipto. Es algo mínimo que yo podía hacer. Además no es la primera vez que ayudarían a los de mi pueblo -
El faraón sonrió - Pocas personas le han dicho eso a los servidores del pueblo. Por lo general nosotros somos los enemigos cuando pasa alguna catástrofe, es algo inusual que alguien ayudara a mis soldados -
El joven chico solo se limito a sonreír. - Me encanta ayudar, así que le repito con respeto que estoy en excelentes condiciones. No requiero dinero o alguna otra cosa -
Desde esa hermosa sonrisa el faraón sintió como algo crecía dentro de el.
ESTÁS LEYENDO
Mi otro yo !!!!
RandomAlguna vez en la vida, no has sentido como alguien te llama desde alguna parte de tu mente o como si te guiara. Bueno eso sentía nuestro protagonista antes de darse cuenta por que.