Capitulo 16

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- Mahad, ¿Cómo esta el chico? - Pregunto preocupado el faraón.

- Los médicos aun lo atienden -

Ambos parecían muy preocupados, no solo había sido un súbdito quien arriesgo su vida por un miembro de la corte, si no que se parecía mucho al faraón y querían saber quien era. Al cabo de unos minutos, salió un medico y les sonrió. 

- buenas noticias mi señores, el chico ya se encuentre bien. Solo necesita algo de reposo. Lo llevaremos con el resto de súbditos en el patio central -

El Faraón negó. - Déjenlo en esta habitación, le salvo la vida a Mahad, merece una recompensa y un trato especial. - Dijo sonriendo - Vayan a ver a los demás y ayuden a los que puedan -

Los médicos asintieron y salieron de la habitación, Mahad y  su faraón entraron y se sentaron a un lado del joven que yacía en una cama.

- Se parece mucho a ti, pero hay algo en sus ojos que es diferente a los tuyos - Menciono Mahad viendo al chico.

- ¿A que te refieres? -

- Lo vi antes de que se quedara inconsciente, sus ojos son un tono lila, el contrario de los tuyos que son a un tono carmesí y muestran autoridad. Los de el... muestran gentileza, amabilidad. Es como si fueran opuestos - 

El faraón estaba extrañado. En raras ocasiones Mahad analizaba a las personas y así que no era normal que describirá a aquel chico con tanto detalle sobre sus ojos. Al mismo tiempo que lo observaban, aquel chico abrió sus ojos y vio a Mahad.

- Señor, ¿se encuentra bien?, ¿no le hicieron nada? - Pregunto preocupado

Mahad sonrio - Estoy bien, joven. Debo de agradecerte. Me salvaste de un ataque cobarde. Eres mi salvador -

- No, yo... es que usted nos ayudo ¿Cómo podía dejarlo así? -

El joven sacerdote y el faraón se quedaron pasmados, por lo general las personas se preocupaban por si mismas, por lo que siempre que los guardias quería ayuda o la necesitaban ellos pasaban de largo y continuaban.

- Joven, has sido muy amable con mi amigo y sacerdote de confianza. Por favor... quiero saber a quien le debo agradecer. - 

El joven abrió sus ojos enormemente. - Mi faraón! - Grito y trato de levantarse cuando sintió un dolor punzante en su hombro derecho.

- Tranquilo, oye. no te preocupes por las formalidades, ahora solo descansa - dijo el Faraón mientras lo ayudaba a recostarse nuevamente.

- Lo siento, yo... este servidor no es digno de ser tocado por su majestad - Sonrió aquel chico.

El faraón soltó una risita. - ¿Cuál es tu nombre? -

- Oh, mis disculpas mi faraón y joven sacerdote. Mi nombre es Heba, hijo de Zeca. -

Ambos amigos sonrieron... a pesar de ser tan joven la formalidad del chico era mucha.

- Bien Heba. quiero agradecerte por salvar a mi amigo ,¿hay algo que quieras?, ¿dinero?, ¿Comida?, solo dime -

Heba desvió la mirada y negó sonriendo. - Ustedes hacen lo posible por que estemos bien nosotros y todos los pueblos que forman Egipto. Es algo mínimo que yo podía hacer. Además no es la primera vez que ayudarían a los de mi pueblo -

El faraón sonrió - Pocas personas le han dicho eso a los servidores del pueblo. Por lo general nosotros somos los enemigos cuando pasa alguna catástrofe, es algo inusual que alguien ayudara a mis soldados -

El joven chico solo se limito a sonreír. - Me encanta ayudar, así que le repito con respeto que estoy en excelentes condiciones. No requiero dinero o alguna otra cosa -


Desde esa hermosa sonrisa el faraón sintió como algo crecía dentro de el.

Mi otro yo !!!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora