19. La manzana flechada.

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La política del hospital de permitir únicamente un familiar en el área de urgencias, le impidió a Milo entrar con el pelirrojo que le quitaba el sueño

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La política del hospital de permitir únicamente un familiar en el área de urgencias, le impidió a Milo entrar con el pelirrojo que le quitaba el sueño. Eso lo tenía como Cancerbero hambriento, gruñendo y blasfemando sin parar.

Al menos le dejaron ver a Kardia mientras seguía inconsciente. Si bien Milo tenía la seguridad de que ese cabeza hueca seguiría luchando, no perdió la oportunidad para colar unas palabras que se grabaran en el inconsciente de su medio hermano.

— Te esperan en casa, imbécil  le susurró al oído —. Tu marido está realmente mal por ti, ni hablar de tu hija. Más te vale que te levantes a consolarlos o yo me encargaré de darle alivio a Dégel a vergazos si no te pones en pie, idiota.

Sabía que eso haría reacción en Kardia, los celos hacían maravillas en ellos. 

El que le preocupaba era Camus, quería tomar su mano y por lo menos, darle la certeza sensorial de que no estaba solo en este trance. Esto tenía retribución. Si Milo hablaba con el galo, sentía su calor y lo veía con sus propios ojos, tendría la fuerza para combatir las emociones que amenazaban con tragarlo vivo, pero ni siquiera la intervención de Shaina con el jefe del área, fue suficiente para tener una oportunidad de colarse y estar cinco minutos con el pelirrojo. 

Se conformaba con cuidar de los chicos, quienes aguardaban dentro del área de urgencias a que Dégel firmara su entrega legal por parte del nosocomio. Luego entonces, el griego se limitó a sentarse en la sala de espera mientras terminaban con los trámites. 

La incertidumbre en una situación como ésta, le trajo a Milo una inestabilidad emocional difícil de aguantar y a Dégel, una sobrecarga de actividades que limitaba su facultad de asentar su mente y espíritu.

Aldebarán para ese momento, estaba consiguiendo las sillas ortopédicas, los collarines y surtía las recetas de medicamentos para los niños. Por su parte, Seraphina cuidaba de una agotada Sasha.

En este precario escenario, los roles quedaron distribuidos. Seraphina cuidaría de la niña; Milo y Aldebarán de los niños. En su oportunidad, todos los pequeños irían al hogar de los Roux para tener algo de normalidad, mientras Dégel permanecería en el hospital para acompañar a Camus y a Kardia.

Sin embargo, el griego seguía intranquilo. De forma inconsciente, revivía la inseguridad que vivió con su madre tras ese infortunado accidente en Athenas. 

Milo recordaba a los doctores dando un diagnóstico favorable de su madre en las primeras horas de su ingreso al hospital, pero el rubio lo desechó en cuanto estuvo con ella durante el coma. Sin tener una formación médica, supo que la mujer partiría pronto.

Por ese motivo, en el instante en que la muerte cerebral sobrevino, Milo ni dudó en pedir que la desconectaran. Si bien esa noche sintió su corazón romperse en mil pedazos ante la expectativa de vivir sin una madre que adoraba, el alivio porque ella no sufriría más, era superior.

Propuesta Indecente [Milo y Camus | +18 | Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora