Damon
Ha pasado una semana desde el accidente que tuve y para ser sincero todo se siente como si nada hubiese pasado nunca, eso más bien me relaja, realmente no quisiera la lastima de nadie a mi al rededor o balbuceos de algo parecido.
Lo que más se asemeja a todo eso es Hannah quriendo que vaya a cualquier sitio con ella y yo solo accediendo porque prefiero no estar en casa.
-¿De verdad a ti quién te metió en la cabeza que sabías conducir?-pregunto ante la evidente dificultad que está resultando para Hannah encender el auto.
-¿Tienes siempre que ser tan hostil?-contraataca enojada, pisando un pedal que obviamente no es el que debería.
-Puedo dejar de serlo por cinco minutos y demostrar mi enorme bondad al decirte que no estás pisando el pedal correcto.-Ella parece comprender, cambia de lugar su pie y da un brinco en el asiento cuando logra encender el auto.
-Juro recordar no volver a prestarte mi auto-suspiro mirando al techo.
-Tienes suficiente dinero para comprar otro si te daño este.-ríe y rueda los ojos.-Ok ¿Ahora que más hago?
-Conducir-señalo lo obvio.
-Ah, sí, eso...
-¿Es en serio que no sabes?-va a volverme loco.
-Pensé que si te emboscaba lo suficientemente bien terminarías enseñándome. De echo pude prenderlo yo sola, talento he de tener ¿cierto?-Me mira con una gran sonrisa en su rostro
-No va a pasar-declaro.
-Por favor.
-No, Hannah-ella me mira con un semblante de decepción y ojos tristes.
-¿No iremos a ningún lado entonces?
-Dime a donde querías ir y yo te llevo.
-De acuerdo.-Sale del auto para cambiarse de asiento y yo imito su acción, colocándome en el área del piloto.
-Bien ¿Para dónde vamos?
-A casa de Sahara-dice con un tono casi inaudible y la mirada clavada en su celular, volteo a verla en el momento en el que mencionó el nombre. Esto si no me lo creo, está loca, definitivamente loca.
-¿Qué planeas?-inquiero.
-¿Yo? Absolutamente nada ¿Qué te sucede, Damon?-Me mira como si yo fuera el demente,-Debo ir a hablar algo con Sahara.
-Claro, y viniste a mi casa para que yo te lleve siendo que tú vives en el mismo conjunto residencial que ella ¿Qué tan idiota parezco?
-Del uno al diez...-lo piensa un poco-un ocho-estalla en risas por su graciosa broma mientras yo solo ruedo los ojos.
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Todo lo que no era
Ficção Adolescente¿Por qué ese amor me marcó tanto? Porque siempre he pensado que los amores que se basan en palabras bonitas, que vislumbras como algodón de azúcar y mariposas en el estómago son aburidos y están sobre valorados, que son para personas débiles, que no...