Mi 7 de julio

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Fuiste el amor de mi vida, fuiste aquella persona que irradiaba felicidad en mis días grises. Iba a ti cuando necesitaba escapar de mi, ¿Qué hago si ya no estás?

Acostumbrabas a quedarte en mi vida por lapsos de tiempo, algunas veces más que otras, pero, todo siempre terminaba igual. Terminabas marchándote sin dar razón alguna, sin decirme el porqué de tu decisión. Me destruiste tantas veces, pero, al fin y al cabo, valían la pena. Valía la pena ser tan feliz como lo era contigo. Aunque fuera momentáneo. Sin importar cuantas noches de llanto tendría que pasar por tu partida.

_4 años de despedidas y nuevos encuentros.

Aún no logro olvidar la conexión tan linda que sólo nosotros teníamos, que no importaba el tiempo que había pasado, si la última vez que hablamos termino mal o no, o, la razón por la cual te marchaste. Sólo necesitamos 10 segundos para volver a entendernos, para actuar como si nada nunca hubiera pasado.

Éramos muy parecidos, teníamos el mismo humor, nos gustaban las mismas cosas, los mismos temas, películas/ series, nos divertíamos y éramos tan felices juntos. A pesar de todo.

Aún no entiendo la razón por la que me terminaba encariñando tanto contigo, cuando se trataba de ti no me limitaba, te daba todo el cariño que tenía, aún cuando no solía ser así con nadie, aunque sabía que en cualquier momento, te volverías a ir... Me gustaba imaginar que esta vez sería diferente, que esta vez te quedarías. Me desgarra el corazón saber que me equivoqué.

Nosotros podíamos entendernos sin hablar, bastaba con poner unos simples dos puntos y empezar un paréntesis para que tú supieras que yo estaba mal, aunque te lo negara, aunque fingiera, tú lo sabías, porque, te empeñaste en conocerme tan bien, en conocerme más que alguien en este mundo. Siempre estábamos el uno para el otro. Teníamos algo único, algo sumamente especial.

Hablábamos diario, nos queríamos tanto, o, como solías decir, nos queríamos "infinitamente". Esta vez creí que sería distinto, ya que lo llevamos más allá, incluso quedamos en volver a vernos, después de tanto tiempo, después de tantas cosas.

Ese día estaba tan nerviosa, tan emocionada de verte, nunca había estado así por nadie. Viniste a mi casa, a la entrada de mi fraccionamiento, para ser exactos, fui por ti. Caminé esa larga calle, muerta de nervios, y, te vi, te vi sentado ahí en la banqueta, con tu camisa de dinosaurios que sabías que me gustaba, te veías tan lindo. Fuimos al parque que estaba enfrente a mi casa y nos quedamos platicando horas, tanto tiempo, pero, en mi mente fueron sólo 5 minutos. Hablamos de todo y nada, desde si te habías perdido en el trayecto, hasta que pollos son los mejores de San Luis.

Te conté todo de mi, pero, como no hacerlo si me mirabas de una manera tan linda. Aunque no lo notaste, tus ojos siempre me veían con ese brillo tan peculiar que sólo tú tenías.

Aquel día te portaste como todo un caballero, tanto que hiciste que pareciera una de esas películas de amor. Ese mismo día estuvimos a nada de bailar juntos, como el sueño que siempre había querido volver realidad, y, aunque ninguno sabía bailar, eso, con nosotros no importaba. Pero, el miedo y los nervios me arrebataron aquel cálido momento.

Yo no quería ponerle fin a tan maravilloso día, pero tenías que volver a casa. Aún tenía tantos nervios, pero, no te imaginas las inmensas ganas que tenía de abrazarte, y, lo hice, 3 veces, porque, siendo sinceros, ninguno quería irse, pero, llegó el momento de partir, nos abrazamos una última vez y caminamos. En ese instante recordé aquella escena de película donde los enamorados voltean a verse cuando van caminando, aunque van para rumbos distintos, y, al momento de voltear, tú ya me estabas viendo. No tengo palabras para describir lo bonito que se sintió. Sólo, fue maravilloso.

Aquel día, fue el día más feliz de toda mi vida. Y, lo sigue siendo.

Después de un tiempo nos volvimos a ver, debido a que me prestarías tu pijama quirúrgica para actividades escolares. Ese día fue en el que me di cuenta que de verdad me querías. Debido a que el día anterior me equivoqué de locación y ambos nos esperamos 1 hora, en distintos lugares, pero, el mismo tiempo, aparte de que te preocupaste tanto por mi, por el que no me pasara nada.

La última vez que nos vimos fue en aquel autobús, que, sin saberlo, se llevaría mi felicidad consigo. Sin planearlo, sin esperarlo, sólo de un segundo al otro estábamos ahí, ambos. Al momento de bajar te abracé, sin haberme percatado que te había dado el último abrazo... Si hubiera sabido que sería el último, jamás te habría soltado...

Después de algunos meses de comportamientos extraños y sumamente tajantes de tu parte, decidiste marcharte, de nuevo, a pesar de que todo había sido distinto esta vez, a pesar de los abrazos, a pesar de los "te quiero".

Me prometiste por el meñique que esta vez te quedarías.... ¿Qué pasó?

SolecitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora