México recibió un mensaje de su novia un martes por la mañana... Pero, no eran los buenos días o un "Te amo".
Canadá; su adorada novia, la estaba terminando.
En ésta historia seguiremos la historia a una México destrozada mientras trata de reconstr...
Se mencionaran escenas sexuales explícitas y dominación
Si no te gusta éste tipo de contenido, la lectura se debe realizar con consciencia y bajo tu criterio. De paso, les recomiendo la canción para el inicio del capítulo o la playlist anterior n.n
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La tensión era palpable entre ambos y eso era obvio; pero, había algo que no cuadraba. ¿Por qué Colombia no aceptaba irse?. La hermana menor de México se negó a irse del lugar; a pesar del obvio cansancio en su mirada y el gran bostezo que dio al decir "Aún no", México pensó que su hermanita solo querría bailar un poco más y no insistió mucho. Al fin de cuentas también quería estar con su hermana.
Aquel par no se separaba para nada, acariciando más y más lo que podían del otro: Una caricia secreta de Brasil al acomodar el cabello de México detrás de la oreja, un leve apretón al acariciar su muslo, México escondiendo su rostro en el cuello ajeno para dejar algunos besos pequeños, besos fugaces al bailar entre la multitud.
Cualquiera habría entrado en una urgencia de tenerse y ellos no eran la excepción; pero, México no quería volver a hacerlo en un baño público. Por lo que insistió una última vez.
-Carajo Bia, ya vámonos por favor - Le dijo cerca de la oreja a su hermana pequeña.
-¿Por qué?, ¿Qué quieres hacer? - Colombia solo estaba molestando a su hermana, pues era obvio lo que pasaba.
-Si te digo que quiero que éste cabrón me destroce la matriz a vergazos, ¿Entiendes o te digo las posiciones que quiero hacer? -México ya estaba tan desesperada que las palabras salieron solas de su boca.
Después de una escandalosa risa y un "Ya tengo lo que quería", Colombia accedió a retirarse; cosa que alivió a la mayor y corrió a decirle a Brasil que ya podían irse, mientras la menor tomó su celular y comenzó a redactar un mensaje. La sonrisa ladeada no abandonaba su rostro; una sonrisa que denotaba satisfacción y malicia, mientras tecleaba rápido el mensaje que moría de ganas por enviar.
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