5.Un encuentro fatidico

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♠️Haru♠️


Cuando por fin llegue a casa, me derrumbe en la cama, tomé mis piernas y las acerque a mi pecho; formando con mi cuerpo una O, abrazándome a mi misma.

El asco que sentía era tan gigantesco; asco por haber sido tan estúpida, asco por haber permitido que me utilizarán. No lloraba por un corazón roto, ¡NO!, mi orgullo era lo que más dolía.

—Ben, eres un hijo de perra —grité una y otra vez, hasta quedar afónica. Lo quería tener en frente y destrozarlo.

Me levanté de la cama y fui a donde guardaba su estúpida carta; para destrozarla en miles de pedazos, tenía tanto asco de mí, al recordar sus caricias en mi piel y la decepción de haber sido tan estúpida, por haber creído ciegamente en sus palabras.

Sin poder controlarme lloré toda la noche hasta que perdí la conciencia en medio del cansancio tanto físico como mental...

Todo volvió a estar oscuro.

—¿Dónde estoy?

Sentía que estaba sentada en algo, pero no distinguía en qué, intente mover mis manos y tocar, pero mis manos fueron rápidamente sujetadas frente a mí, al mismo tiempo que me sentí rodeada y algo sumamente caliente se pegó a mi espalda.

—¡Lloraste toda la noche por aquel hombre! —al escuchar aquella afirmación quedé aturdida. Aquellas palabras susurradas a mi oído me permitieron sentir aquel aire caliente que salió en conjunto con lo susurrado, lo que se sintió extrañamente bien.

—¿Cómo sabes eso? —pregunté.

Aquel hombre comenzó a reírse como si hubiera contado el mejor de los chistes y de repente sentí unos dedos en mi barbilla para dirigir mi vista a donde él deseaba y como por arte de magia todo se iluminó dejándome a la vista al hombre más hermoso que pude haber visto, pero la fascinación de aquella belleza desapareció al reconocer a este hombre.

Me observó con una sonrisa de lado, para luego contestar mi pregunta:

—¡Lo sé por qué siempre estoy a tu lado! —era él, el hombre de ojos rojos, el protagonista de mis pesadillas... El miedo se abrió paso en cada parte de mi ser con solo reconocerlo.


🔥🔥🔥🔥🔥

Desde aquella noche, en la que la oscuridad se disipó y sus ojos se mostraron en todo su esplendor, desde aquella noche más seguido aquel hombre aparecía en mis sueños.

En mis día a día; cuando el sol salía, mi mente se mantenía ocupada en el trabajo, con el deseo que mis planes pronto se hagan realidad y en las noches, cuando el sol se ocultaba y la luna aparecía en aquel cielo estrellado, mi mente se perdía en un mar de deseos junto al hombre de ojos rojos. Aquel que en noches llegó a darme las noches más tormentosas llenas de pesadillas, hoy las convertía en algo más...

Al despertar, noté como mi cuerpo estaba totalmente envuelto en sudor, como si el mismísimo sol se hubiera acostado en mi cama.

Al recordar lo ocurrido en mi sueño, sentí mi piel arder de vergüenza, sobre todo mis mejillas y como una adolescente sin poder con la turbación ni yo misma, tape mi rostro con mis manos.

Al ver el sol entrar por la ventana, reaccione y me levante de la cama, pero al hacerlo note los pedazos de papel regados por el suelo, haciendo que la amargura se instalará de nuevo en mí, pasé por arriba de aquel desperdició de papel, para asearme o de lo contrario llegaría tarde al trabajo. Mientras salía de la casa, note el frío enorme que hacia afuera, en comparación de lo cálido que se encontraba dentro, camine en dirección al poso de agua y tome un poco en el recipiente para poder limpiar mi cuerpo...

Haru, un nuevo amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora