Capítulo 27 Este maestro se revolcaba en el dolor

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Notas del autor (a):

Dado que mis lectores han estado votando obedientemente, este autor le otorgará un... 🔪.

Me refiero a *tos* una actualización.
Pero sí, dolerá, así que ¿por qué no toman sus pañuelos primero y encuentran un lugar donde se puedan tirar cosas de manera segura sin que los multen?

Notas de la traductora:

Después de ver tantas cosas soft y divertidas, como dijo la/el autor/a dolerá, y este capítulo duele bastante, preparen sus pañuelos, que este capítulo si está triste...

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No era la primera vez que Chu Wanning veía a Mo Ran y Shi Mei enlazar sus manos. Y sin embargo, cuando Mo Ran arrastró a la gentil belleza con él para acercarse a él y a Xue Meng, Chu Wanning todavía se sintió congestionado dentro de su pecho. Gracias a su cuerpo más corto, las manos enlazadas estaban a la misma altura que sus ojos. Sus ojos se sintieron calientes de inmediato, así que desvió la mirada.

Fue un gran error.

Sus ojos solo tuvieron que posarse en el mango del sable de Mo Ran, que también tenía grabados dos caracteres.

Mingjing.

Mingjing de Shi Mingjing.

Puede que Mo Ran y Xue Meng se estuvieran lanzando golpes de nuevo, pero Chu Wanning no pudo escuchar ni una sola palabra. Su cuerpo se sentía entumecido de pies a cabeza.

En dos vidas, ¿qué dolor no había soportado Chu Wanning? Le habían apuñalado, acuchillado y dejado que se desangrara hasta morir. Su autoestima y su dignidad habían sido pisoteadas. Había tenido que soportar diez años de humillación y tortura en manos de Mo Ran. Había tenido que ver morir a mucha gente, con sus almas gritándole, culpándole de haber criado a un lobo tan peligroso. Había tenido que escuchar a Mo Ran culpándolo miles de veces por la muerte de Shi Mei.

Y sin embargo, todos esos dolores pasados combinados no podían estar a la altura de lo que estaba sintiendo en ese momento. Si alguien se hubiera acercado y hubiera hecho pedazos su pequeño cuerpo, no le habría importado mucho. Siempre y cuando pudiera deshacer la vista, olvidar lo que acababa de ver.

Ese sable era un regalo de él para Mo Ran. Era una muestra de su buena voluntad, por así decirlo, una ofrenda de paz. Chu Wanning nunca fue bueno con sus palabras. No quería que Mo Ran pensara mal de él en esta vida. No quería que Mo Ran pensara que era parcial con Xue Meng. Aunque los sables no podían usarse uno contra otro, seguían siendo armas de alta calidad dignas de cultivadores superiores a la media.

¿Y Mo Ran? Él había, tan casualmente, nombrado por Shi Mei.

Su pecho ya no se sentía congestionado. Un dolor agudo se extendió desde el corazón de Chu Wanning hasta su pecho y lo hizo marearse.

Tal vez era una venganza.

Todavía recordaba en su vida pasada cuando Mo Ran se le acercó un día después de la muerte de Shi Mei, trayendo el sable que consiguió en el Lago Jincheng. Mo Ran había pedido a Chu Wanning que liberara el sello del sable. Le había dicho abiertamente a Chu Wanning que quería nombrar el sable con el nombre de Shi Mei.

Una Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora