Capitulo 19

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George















Martes...

Estaba segura de que los días serian largos al saber que tenia que quedarse ahí en lo que resta de la semana o hasta que la profesora McGonagall o Remus, le avisen de que será conveniente que regresen.

9 de la mañana...

Y sin duda seria aun mas pesado al saber que ella acostumbraba a despertarse temprano, y la mayoría de la familia Weasley despertaban después de las 11.

George...

Para nada le incomodaba dormir con el pelirrojo que se encontraba abrazándola por la cintura como si de una almohada se tratase. No era la primera vez que lo hacia, habían dormido juntos anteriormente y siempre lograban acomodarse.

Nunca se había atrevido a decirlo pero, sin duda alguna prefería dormir con George que con Fred. Fred había estado acostumbrado a dormir solo, por lo que cuando comenzaba a dormirse junto a ella, había veces que invadía su espacio e incluso llegaba pegarle inconscientemente. En cambio George, quien se había acostumbrado a las visitas nocturnas de Ginny, era mas sutil y delicado para dormir. Le encantaba la forma en que George la abrazaba, y de cualquier forma que se acomodaran, ella siempre se encontraba cómoda.

Se levanto cuidadosamente quitando de encima suyo el brazo de George, y se dirigió a la cocina. Tomo un vaso, se encamino a donde se encontraba la cafetera y bebió un poco del café. Sin esperar mas, se dispuso a hacer el desayuno. Por primera vez, había logrado ganarle a la señora Weasley en levantarse temprano y preparar el almuerzo, a pesar de que a ella ahora le tocaría prepararlo por si sola, no le molesto en absoluto, de hecho, después de mucho, volvería a usar sus manos, pues ella aun no tenia permitido el usar magia fuera de la escuela.

Por alguna razón se sentía feliz, por lo que, querer preparar solo unos huevos como almuerzo, no seria suficiente para ella. Reviso el refrigerador y encontró un poco de carne y una que otra verdura. No era suficiente. Sin pensarlo mucho, se dirigió al cuarto de los gemelos, donde encontró a George plácidamente dormido mientras abrazaba una almohada. El mueble de ropa de los gemelos, estaba justo en frente de ella, y no sabia si abrir el lado de Fred o George. Durante la breve estancia que tuvo la castaña en la casa de los gemelos Weasley, Fred la había convencido de dejar ropa de ella para que pudiera usarla cuando ella regresara.

Sin dudarlo mas, abrió sus cajones y tal como lo había pensado, la mayoría de ropa estaba ahí. Volteando y rectificando que el gemelo seguía durmiendo, rápidamente se puso un pantalón y se quito su blusa.

<<Mierda>>

No tenía blusas ni sudaderas, por lo que decidió usar una de George. Una playera color azul con rayas negras se asomaba entre toda la ropa, logrando ser esta la elegida para que la castaña se la pusiera. "Enorme" era la palabra correcta para describir el como le quedaba, pero arreglo la forma de que esta no se notara tanto. Desafortunadamente no pudo hacer lo mismo con la sudadera, tenia que estar arremangándose a cada rato, debido a que era enorme para su figura.

El rostro de George se veía totalmente tranquilo, a su cuarto comenzaba a entrar un poco de frio, por la puerta que la castaña había dejado anteriormente abierta. Sin soportarlo, se atrevió a dejarle un beso en la punta de la nariz, y salió cerrando la puerta detrás de si.

9:30

Tenia el tiempo suficiente para ir al callejón Diagon, solicitar un poco de dinero de su bóveda e intercambiarlo por dinero muggle, ir una supermercado y regresar con los ingredientes suficientes para sobrevivir esa semana.

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<<¿Un baño?>>

El transportador que le habían indicado la cual la llevaría al supermercado que ella deseaba, la había aparecido en el baño de mujeres número 6. Salió y comenzó a agarrar todo lo que se le atravesaba para cocinar. Azúcar, cereal, carne, verdura, frutas, especias y golosinas. En su camino a la caja, se encontró con un dinosaurio de hule, y no pudo evitar en pensar en el señor Weasley. Un debate interno empezó en ella, si lo llevaba, estaba segura de que a Arthur le encantaría, pero por otro lado, las palabras de Molly resonaban en su cabeza.

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